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domingo, 2 de marzo de 2014

De ternura y sexo, El Peruano


Jorge Zavaleta Alegre. Periodista

La comunicación global arroja buenos frutos. La producción literaria ha dejado de ser patrimonio de élites o de la prensa local y exclusiva para el aldeano vanidoso.

Elga Reátegui se fue del Perú a España, en busca de espacios, para desarrollar sus capacidades de poeta, escritora y periodista. No es fácil el camino, pero sí una experiencia grata si recordamos a Kafka cuando recrea  Oklahoma, el valle de oportunidades para todos, empezando por los creadores y los amantes de la  cultura.
 De ternura y sexo, la segunda novela de Elga Reátegui –después de El santo cura y varios poemarios– recuerda  a Dostoievski, el maestro del género, con una trama que atrapa al lector, entre otras cualidades.

La obra de Elga es una reflexión crítica a la televisión que recurre al sexo –un acto natural de la especie humana, que ya Kamasutra ilustra con imágenes, aunque los autores posiblemente nunca la practicaron– para pervertir  los valores sociales, desarticular a las familias y crear crisis morales. En más de 600  páginas, su libro atrapa al lector porque aborda los dramas y las alegrías  de las familias disfuncionales, en el más estricto sentido  de la psiquiatría y de profesionales multidisciplinarios.

Para Elga Reátegui, el mundo es ancho  y ajeno, aunque desde su atractivo blog  convoca a personajes del ámbito cultural, con una amplitud inusual que la convierten en valiosa comunicadora latinoamericana.

La lectura De ternura y sexo provoca vigilia, excitación, taquicardia, rubor e insomnio. Otro ángulo es la visión sobre el rol social de la familia. La crisis del planeta muestra  dramáticas facetas de la familia destruida por la ausencia del Estado, creyendo que solo el libre mercado es la panacea para la vida. De este mensaje no se excluyen las grandes empresas  de la comunicación y su efecto en la convivencia humana.

La reciente obra de Elga  es un llamado a la reflexión a los Estados y gobernantes a emprender políticas públicas para orientar y aplicar planes nacionales que aseguren la estabilidad de las familias, incidiendo de manera orgánica en las personas adultas. La razón es que el modelo del emprendimiento empresarial en América Latina –especialmente en el mundo  rural  o del migrante– es aún una utopía a la que el libre mercado no encuentra respuestas saludables. Es una responsabilidad social del Estado hacer realidad el júbilo de los  jubilados.



Publicado: 02/03/2014

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