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viernes, 20 de septiembre de 2013

LOS INDIGNADOS DE AMERICA LATINA, TRES CITAS EN EL MAGICO CUSCO


En las principales capitales del mundo, la juventud protagonizó en el año 2012 grandes movilizaciones  de ciudadanos para plantear cambios sustanciales que permitan  superar los efectos devastadores de la crisis económicamente internacional. Esos movimientos  proclamaban  argumentos, incluso pesimistas, del sin futuro.

En América Latina, las demandas tienen matices más específicos, como la educación pública gratuita y de alta calidad, empleos dignos y  lucha implacable contra la corrupción bajo la bandera del radicalismo ético.
Desde esta perspectiva, es  interesante  la reciente  movilización de la juventud. Semanas atrás, el  Cusco, ha sido  sede de tres encuentros articulados y promovidos  por la Secretaria Nacional de la Juventud – SENAJU:   Una reunión con ejecutivos auspiciada por el Gobierno Regional y la empresa privada. El  foro  convocado por la Organización Iberoamericana de Juventudes y el III Congreso Nacional de Juventudes. El  IV Congreso Nacional será en Ayacucho.

La población joven involucra a quienes tienen entre 15 y 29 años de edad. En el Perú, esta población suma ocho millones de personas, segmento  que se configura en las décadas  de los ochenta y noventa,  en un contexto de intensa crisis y escepticismo respecto de la política y la gobernabilidad del país, tendencia que ahora comienza a cambiar  en amplios sectores sociales.

“Este panorama  demanda postular y alentar un movimiento programático, ético, orgánico y unificador de las nuevas generaciones, que deberá  luchar por hacer vigente la democracia en las escuelas y universidades, en la familia y en los gremios, en la administración pública y  centros de trabajo alternativos. Los radicalismos ambientalistas, feministas, ecologistas  y múltiples movimientos en esta tendencia no han logrado un  movimiento unificador”, afirma el doctor Julio Andrés Rojas, Viceministro de Poblaciones Vulnerables, quien aprecia la propuesta al Congreso de la República que la Secretaria Nacional de Juventudes, se integre como parte de esta instancia del Estado.

Recordando que en el jardín de la vida, las flores son de distinto color, y por eso es hermoso, Julio Rojas señala que la realidad nos  enseña que la Democracia debe  convertirse en realidad, reconociendo del otro su diversidad, defendiendo la vida, las libertades individuales y la solidaridad, impulsando el radicalismo ético, es decir que no haya cabida para la corrupción dentro y fuera de las instituciones.

Se trata de  una nueva e intensa dinámica   de un organismo público – Senaju - creado  en la década del ochenta. En el foro internacional se aprecia la presencia  de ministros  y representantes de la Juventud de todos los países de América Latina, además de  España y Portugal. Igualmente, de  organizaciones  juveniles, educativas, de partidos  políticos, asociaciones religiosas, ambientalistas, de género, redes sociales, comunidades indígenas, de trabajadores, de  artistas, deportistas…

En la organización de estos y otros foros se puede apreciar avances en la gestión  del Estado, especialmente de los Gobiernos Regionales y  Locales a través de sus  Consejos Regionales y Municipales de Juventudes, que están conformados por delegados de la sociedad civil  de su jurisdicción, sin limitación alguna.
La Juventud, percibe que los problemas centrales de hoy,  son la violencia,  la falta y precariedad del empleo, las drogas, diagnóstico que es corroborado por diversas encuestas. Creemos en la elocuencia del lema del Senaju: “Juventud, reduciendo brechas y generando desarrollo”.

En su anterior congreso nacional,   validó  sus planes  de acción,  una herramienta de gestión  del Estado para los jóvenes, donde están incluidas las metas del Milenio de la ONU, del Acuerdo Nacional, Plan del Bicentenario de la República y planes  descentralizados con participación  de partidos políticos,  espacios donde se han recogido diferentes experiencias para democratizar la acción gubernamental recogiendo demandas.

La Secretaria Nacional de la Juventud es un ambiente abierto a todos,  salvo para los violentistas, reiteran sus promotores y dirigentes. Reconoce a los espacios locales como los principales lugares de realización de la vida social, cultural, política y económica y por paradójico que parezca, del resurgimiento  de las entidades particulares  y de la importancia local en la era global y reivindicar   el radicalismo de la ética, como base de un nuevo accionar de la política.


A manera de epílogo, sugerimos la lectura de “Movimientos Juveniles en América Latina y El Caribe: entre la tradición y la innovación”, investigación propiciada por Unesco, el Centro Latinoamericano de Juventudes y la Secretaria Nacional en Perú, en la cual se advierte que en varios países de la región se van imponiendo nuevos temas en las agendas políticas  de Argentina, México, Colombia y Chile. 

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