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sábado, 30 de marzo de 2013

Participación política de las mujeres en países andinos



Jorge Zavaleta Alegre, periodista.

Lima fue reciente sede de un foro relacionado con la participación política de las mujeres en la Comunidad Andina y la necesidad de eliminar la violencia, el embarazo en adolescentes y la autonomía económica, problemas que las ponen en desventaja en la toma de decisiones.

La participación  en la vida política y la igualdad jurídica entre hombres y mujeres es creciente. En el Perú, por ejemplo, en los ministerios de Comercio Exterior y Turismo y de Educación, la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) y del Sector Mujer, ellas ocupan más del 50% de los cargos directivos.

Fue un debate sustancial del foro la estabilización del gasto social como un punto esencial para que  la expansión de los programas sociales se realice en un contexto de sostenibilidad fiscal.

Es un hecho que América Latina  ofrece aún limitadas oportunidades de progreso económico para la mayoría de sus habitantes.

Pero también es verdad que la pobreza se ha reducido en casi todos los países de la región y se cuenta con un mayor acceso a servicios básicos como educación y salud.
Sin embargo, nuestra región registra una crítica distribución de los ingresos, lo cual impide cerrar la brecha de las desigualdades. 

La CAF, en su reporte de Economía y Desarrollo, advierte  la existencia de tasas persistentes de desempleo y subempleo.

Grandes sectores informales prevalecen en muchos países, incluso en aquellos que han logrado  importantes recuperaciones en su actividad económica.

Las mujeres han puesto en evidencia una visión integral entre política social y  política económica.

La política social no debe verse de manera aislada ni separada de la economía, para evitar la superposición de programas y la dispersión de recursos. La intervención integral del Estado en la sociedad debe ser más eficiente.

Otra interesante recomendación va por la defensa de las políticas públicas y el aumento y mejora del capital humano para romper el ciclo de reproducción intergeneracional de la pobreza, generar empleos de calidad y garantizar un mayor acceso a los servicios básicos.

En este aspecto, es necesaria la  agilización de los registros y habilitaciones de los títulos profesionales y sus respectivos grados académicos para conseguir un mejor intercambio de experiencias nacionales.

En América Latina, el gasto social no es sostenido, especialmente en salud y educación. Existe un escaso margen para proteger sus gastos sociales cuando se producen los ajustes fiscales.

En esta visión, la incorporación del enfoque de género en sus presupuestos participativos facilita la organización de las mujeres.

Los países andinos son conscientes de las desventajas que representa para el desarrollo humano vivir en sociedades inequitativas.

La estabilidad macroeconómica  debe verse en conjunto con el desarrollo de una estrategia de mejoras en las condiciones de vida de los más pobres.


Fecha:30/03/2013

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