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jueves, 4 de octubre de 2012

TIENES QUE SER UN NIÑO PARA IR AL CIELO


Jorge Zavaleta  Alegre. Cambio16, Madrid
"Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola, / se deslizó en la paz de una aldea lejana,/ entre el manso rumor con que muere una ola/y el tañer doloroso de una vieja campana./: Tristitia de Abraham Valdelomar (Ica, 1888 - Ayacucho, 1919)

No hay futuro para la niñez y adolescencia de un país del Sur Sur, como el Perú, sino se suman varios factores y voluntades,  como: decisión política, recursos financieros, respaldo fiscalizador, imaginativo, libre de los medios  de comunicación con sus más diversas opiniones e instrumentación tecnológica y en una relación transversal y multidisciplinaria del conocimiento complejo.
El Perú  ha dado a conocer  un Plan Nacional que pretende,  en una sola generación, interrumpir el perverso ciclo  de la pobreza y la violencia, en muchos casos limitada por  la discapacidad física y mental de las personas;  impulsando  hacia  el desarrollo integral de este  sector de la población en un esfuerzo concertado y con presencia de la gestión local.
Existen  elementos que posibilitan atender las demandas básicas de los niños, niñas y adolescentes. No debería haber justificación alguna para que no avancen los planes sociales del actual gobierno con miras al II Bicentenario de la República  y a los objetivos del III Milenio.
El Perú supera los 30 millones de habitantes. Ha suscrito la Convención de los Derechos del Niño, ha promulgado la Ley 27337 que aprueba los Códigos correspondientes, ha elaborado  cuatro planes nacionales de acción por la infancia y la adolescencia desde 1992 hasta la fecha. El más reciente es el que lidera el Ministerio de la Mujer y de Poblaciones Vulnerables – PNAIA 2012 – 2021, a través de la jurista  Ana Jara,  con la presidencia un comité  multisectorial permanente en manos de su viceministro de PV,  el educador y sociólogo Julio Rojas  Julca.
El Plan, refuerza el Plan Estratégico de Desarrollo Nacional – CEPLAN, una entidad que está reactivando el rol de la Planificación, tan desatendida por el neoliberalismo. Recoge entre otras experiencias, el camino transitado desde el 2008 con los Programas Estratégicos,  una nueva herramienta  del Ministerio de Economía y Finanzas; el Proyecto la  “Educación que queremos”; la estrategia Crecer.  
También sigue de cerca los programas Juntos y Agua para todos; el Seguro Integral de  Salud, la Mesa de Concertación para la lucha contra la pobreza en 26 regiones; el positivo  balance de la universalización de la educación primaria y la reducción del analfabetismo. Y la  incursión de profesionales con capacidad y conocimientos en gestión pública.

La población ve con expectativa el  Plan 2021, aprobado oficialmente el  20 abril último,   porque involucra cuatro objetivos  relacionados   con la vida de niñas, niños y adolescentes desde la perspectiva de sus derechos, ciclo y curso de vida, género, intercultural y equidad.
Las principales metas son: Garantizar el crecimiento y desarrollo integral de niñas y niños de 0 a 5 años de edad. Continuar este proceso para los menores de 6 a 11 años de edad. Consolidar el crecimiento y desarrollo integral de ellas y ellos de 12 a 17 años de edad. Y garantizar la protección de ese universo social 0 a 17 años de edad.
El Plan  se sustenta en 25 resultados, pero son  condicionados, para su viabilidad, en la voluntad de la sociedad y del gobierno nacional para luchar contra la pobreza, empezando por las zonas rurales. Existe financiamiento con los  recursos derivados de las altas  tasas de crecimiento económico de los últimos años.  Hay dinero público y utilidades del sector privado con iniciativas en la capacitación productiva.  
Llevar adelante el Plan implica participación transversal de todos los sectores, de los gobiernos locales, de sus poblados más alejados, con presupuestos  condicionados a resultados. Y herramientas técnicas, para  fotografiar avances, errores  y metas emblemáticas, valiéndose del Sistema  de Monitoreo: Simone.
Pero  la ejecución y cumplimiento de metas  tampoco será sencillo sino persiste el compromiso de los gestores y beneficiarios. El  liderazgo ha sido adscrito al Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables,  más el concurso  multisectorial de decenas de instituciones,  del Poder Judicial,  UNICEF, estructura que de  ser replicada en los diferentes territorios deberá facilitar la descentralización del  Estado.

CONSIDERACIONES CLAVES. Cuatro de cada diez peruanos son niñas, niños o adolescentes, teniendo el derecho a ser felices, a recibir amor, a gozar de un ambiente equilibrado. Es alentador el incremento de las tasas de control prenatal  de parto institucional en las regiones y en Lima. Existen  iniciativas  de responsabilidad social empresarial para enfrentar la desnutrición crónica familiar. En educación, resalta el aumento de la cobertura en la educación primaria en la sierra y algunos indicios de mejoramiento  de  la calidad educativa en la sierra rural.

DEMOGRAFIA. Siguen en la raíz del problema,  el limitado acceso a  la  educación inicial y secundaria, junto al bajo nivel  de logros de aprendizaje en general. Según el INEI, al 2011, el país cuenta con uno 29 millones 797 mil 694 personas, de las cuales 10 millones 550 mil son menores de 18 años de edad (35,4% de la población total): 50.9% son hombres y 49.1% mujeres.  El porcentaje de población menor de 18 años de edad ha venido descendiendo en las últimas cinco décadas.
El descenso de la  fecundidad ha ocasionado que la tasa de crecimiento promedio anual de la población desciende del 2.8% en el período 1961 -1972 hasta 1.6% para el período 1993-2007, según censos nacionales de esos años. La pobreza afecta en mayor número  a la niñez y adolescencia (45.4%  de los 10 millones 572 mil niñas, niños y adolescentes) que significa 10,6 puntos porcentuales  por encima  del promedio  de pobreza del país.
La situación es aún más crítica en los residentes del área rural, donde la pobreza afectó al 68.5% de sus niñas, niños y adolescentes, es decir 2,3  veces la pobreza urbana (29,3%).  Una tercera parte del mencionado universo,  la niñez y adolescencia son  indigentes o pobres extremos. Las condiciones son mucho más complicadas para aquellos con lengua materna - quechua, aymara o una lengua de la Amazonía. Los departamentos  de Puno y Loreto presentan las tasas más altas de mortalidad infantil.

A manera de conclusión, el desarrollo rural,   deposita su futuro en la presencia activa de los  Gobiernos, los actores regionales y locales para hacer realidad las metas emblemáticas. La descentralización es una tarea de las municipalidades provinciales y distritales, al asumir la articulación y el liderazgo.

¿QUÉ ES UNA NIÑA O NIÑO?:  “Es un ser humano pequeño que tiene derecho a ser feliz y ser una persona querida para los demás”. Respuesta de un niño en una  calle del Centro de Lima. Carátula del Plan 2021.

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