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sábado, 16 de junio de 2012

PERU:LA INVERSION PRIVADA TIENE CONDICIONES MUY FAVORABLES


Entrevista: Jorge  Zavaleta Alegre. Cambio16-Madrid.-
*Experto Jorge Manco Zanconetti, en foro sindical  avala participación del Estado en explotación gasífera.
El futuro de las inversiones mineras y gasíferas no es esencialmente un tema de grandes cantidades de financiamiento en exploración y explotación,  sino  de una mejor orientación social del Estado en cuanto a tributación y regulaciones ambientales.
La inversión extranjera goza en el Perú,   en comparación, con EEUU,  de más del doble y triple de lo que establecen  las leyes del país andino.  
Estas son algunas de las opiniones más claras y versadas del experto Jorge Manco Zanconetti,  asesor privado en el sector energético y minero, en especial de sindicatos de trabajadores. Con estudios y docencia en las universidades peruanas de San Marcos, Católica y UNI, explica  sus puntos de vista sobre el desarrollo  gasífero nacional,  a partir de los proyectos que el Estado ha encomendado a la empresa pública Petroperú, en alianza estratégica con el capital privado nacional y extranjero.
-Ud. afirma que la Literatura es una de las disciplinas que más ha influenciado en los procesos  económicos y sociales de los países como  el Perú.
-JMZ. Las ciencias sociales, economía e historia, en forma aislada, si quisiéramos captar la totalidad de la sociedad peruana, su estructura y su dinámica, es decir los diversos Perú, no nos permiten abordar esa totalidad. Un historiador trata lo republicano o lo colonial.  Un político, un sociólogo, enfoca aspectos por parcelas. La totalidad social que es compleja, contradictoria, y que en el caso peruano se cruza, básicamente con elementos culturales, el aporte de la totalidad, donde están todas las percepciones, nos ofrece la Literatura, en un autor como José María Arguedas.
La obra de Arguedas nos ofrece un estudio sobre el mercado y las ferias, sobre lo cholo y lo mestizo en el Perú. Esos cambios que percibe en los años 60 y 70, antes de su  muerte, son los que ahora están sacudiendo al país, donde los grandes apellidos limeños, más o  menos aristocráticos, hoy se están esfumando con la presencia de los Quispe, de los Mamani. Es un poco lo que expresa la encuestadora Arellano. Vemos que los mercados emergentes del norte o sur de Lima son más rentables que los de Miraflores o San Isidro.
-Chimbote se convirtió en un  boom que solo dejó un trauma en la memoria colectiva. ¿Eso no puede ocurrir con el actual boom de la minería?
JMZ. Creo que el modelo extractivista llevado a su máxima expresión  fue Chimbote en la décadas de los 50 y 60.  Hablamos de una caleta de pescadores  con una población pequeña que dio un gran salto  con el descubrimiento de la anchoveta como materia prima para la recuperación  de un mundo en crisis.
Al término de la  segunda guerra mundial, la economía  estaba devastada y requería de alimentos. Los campos  y las fábricas destruidos,  más de 60 millones de muertos,  se necesitaba de un producto que acelerara el crecimiento de los animales. La calidad de nuestras aguas marinas, la existencia de plancton facilitan la producción de un alimento con alto valor proteico. Es así como Chimbote se convierte en una ciudad catalizadora de lo que  Arguedas llamó “Todas las sangres”. Surge una  California pesquera, un centro de abastecimiento para el mercado internacional. La población surge entre cánones de una sociedad aristocrática y conservadora. La individualidad social  que se extiende años después se experimentó en Chimbote. La complejidad de factores que prefigura Arguedas se ponen en evidencia.
-¿Qué diferencias observa entre ese boom pesquero y la actual minería.  Qué no se debe hacer para evitar los mismos efectos?
 A diferencia de los fatalistas del extractivismo y las posibilidades  que tenemos para explotar los recursos naturales, veo que hay alternativas de desarrollo con la generación de empleos, por regalías, canon, tributación, utilidades distribuidas. El Estado no responsabilizó a las  empresas privadas porque aquí y en China éstas tienen un objetivo único: la utilidad.
El problema radica en la función fiscalizadora del Estado, con  respecto al impacto  ecológico y tributario y su relación con los diversos contratos de inversión minera y energética. El Perú está produciendo  actualmente  la misma proporción que en los años noventa cuando la inversión era de los 200 millones y hoy está  entre un mil y dos mil millones de dólares por año.
No se trata de más inversiones sino de las tasas de rentabilidad de 40 y 50% de utilidad frente a  ingresos. Que  mejor carta de presentación de esa rentabilidad extraordinaria, cuando en los EEUU es de 20%. Aquí  es el doble,  triple.
El tema es social, tal como se puede corroborar en la problemática de Espinar, en Cajamarca, en Puno,  donde la inversión posibilita asigna recursos. Pero por debilidad del Estado central, regional y local,   los recursos no se utilizan debidamente  por problemas de gestión, de administración, de capacidad para elaborar proyectos y superar  las observaciones del Ministerio de Economía.
Cabe señalar que en el año 2006 el gobierno del Dr. García estableció que los depósitos a los gobiernos regionales y locales  no gastados empezaran a ganar intereses en el Banco de la Nación.
El gobierno liberó el gasto hasta 300 mil soles para proyectos solo con perfil presentados por los gobiernos locales, suma que permite  construir un colegio, una posta médica…Por encima de los 10 millones de soles, es decir en los proyectos grandes si interviene el MEF. Es clave  Reformar el Estado para que cumpla un mejor administración con mayor atención social.
-¿Qué futuro se espera de la explotación del gas?
JMZ. A diferencia de mis amigos de la Confederación General de Trabajadores – CGTP,  de intelectuales como Manuel Dammert, Herrera Descalzi,  yo apoyé, con mis artículos y exposiciones, la necesidad de fomentar la exportación de gas.
Sostengo que el Lote 88 es para el mercado local y el Lote 56 para la exportación. El tema de siempre, empezando con la empresa Shell, es la debilidad del mercado. Aún no hay mercado para el gas.  Por eso la exportación nos abre un circuito virtuoso para que las empresas exploren.
Si hacemos historia, el gas del lote 88, en Cashiriari del Camisea, lo descubre la Shell en 1984. Han tardado veinte años para que los peruanos tuvieran acceso a los beneficios de este recurso,  a partir del 2004.
Nos olvidamos  que desde los años 90  el gobierno tuvo que generar una serie de condiciones para hacer atractivo el negocio del gas. Por ejemplo: todos los peruanos tenemos que pagar en nuestros recibos de consumo eléctrico una  tarifa de red  principal. Entre el 2000-2009 pagamos ese plus para hacer rentable el  gasoducto. Se obligó a Electroperú que intervenga en este mercado con plantas de generación en Huancavelica, aunque no tenga ninguna planta térmica de gas, consuma  o no consuma gas.
La estatal  ElectroPerú compró 70 millones de pies cúbicos diarios de gas natural, en un contrato “take or pay” para que estos volúmenes sirvan a la transnacional Endesa y los utilice en su unidad térmica de Ventanilla al norte de Lima. Con ello se aseguraba una demanda mínima que rentabilice  el gaseoducto de Camisea (Malvinas) a Lima.
Luego se creó un tratamiento de tributación especial para los inversores de Camisea. Las empresas que invierten más de 4 millones de dólares tienen cuatro años para la recuperación de la inversión. En la práctica se elimina  el  impuesto a la renta, en tanto no recupera la inversión. En el Perú se le dio ocho años de plazo.
-¿El gasoducto es una posibilidad para atender la deuda histórica con el sur andino?
-JMZ. La seguridad energética, la masificación del gas natural, la apuesta por las políticas de valor agregado y la petroquímica, el desarrollo regional y la lucha contra la pobreza, demandan una participación sensata y promotora del Estado en el Gasoducto del Sur Andino para superar la “herencia colonial” y las profundas fracturas sociales existentes en nuestro país.
El discurso neoliberal que apuesta por la intervención subsidiaria del Estado está fuera de lugar, no sintoniza con la realidad económica, ni con la historia ni con la demanda de los pobres que requieren las condiciones mínimas, entre ellas la energía barata para salir del atraso y miseria.
En el sur peruano existen extraordinarias condiciones naturales y económicas que debidamente aprovechadas en una generación -25 a 30 años- podrían convertir a nuestro país en una plataforma de exportación de productos petroquímicos, agroindustriales,  mineros y electricidad.
-¿Dónde y cómo crear el mercado?
-JMZ. La experiencia para hacer realidad el proyecto Camisea entre 1996 y el 2004 nos demuestra la intervención del Estado, como promotor generando un marco legal que permita la existencia y viabilidad del mercado para el gas natural.
Se establecieron una serie de beneficios tributarios que permitieron a los accionistas del llamado Consorcio de  importantes montos de inversión, a pesar que no asumieron los riesgos en el descubrimiento de las reservas del gas y líquidos de gas natural de los lotes 88 y 56. 
El ministro de energía y minas de ese entonces acompañaba indebidamente al  Consorcio Camisea en la solicitud de préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), avalando con su presencia un negocio privado.
Fue una política deliberada  de Estado que involucró a cuatro gobiernos (Fujimori, Paniagua, Toledo y García) lo que hizo posible la realidad y los beneficios socioeconómicos de la cultura del gas que ahora deben ser extendidos a nuestros compatriotas del sur.
Ahora, serán los estudios de mercado de organismos internacionales responsables como la CAF, COFIDE u otros los que establecerán el valor de las inversiones que generan naturales suspicacias, todo ello en el marco de la debida transparencia.
Existe un potencial mercado identificado en el sector minero. Solamente en proyectos mineros en el sur del Perú existe una inversión estimada US$ 30 mil millones de dólares.
Si a ello se agregan las inversiones en plantas petroquímicas para aprovechar los hidrocarburos de metano y etano contenidos en el gas natural de los lotes 88, 57 y 58 que serían transformados en Ilo Moquegua. Allí se levantaría nuestro polo petroquímico que permitirán producir  fertilizantes, polietilenos a partir de la transformación del etano en etileno y obtener una serie de subproductos desde plásticos hasta productos sintéticos, fibras, envases, etc.
La masificación del gas natural es un instrumento para alcanzar el desarrollo, para dotar a las pequeñas, medianas y grandes empresas la suficiente energía en cantidad y calidad que permita una mayor competitividad y bienestar.
-¿Cómo asesor de sindicatos qué innovaciones plantea en la dinámica de estas organizaciones tan golpeadas por los sistemas neoliberales?
-JMZ: Una actividad que ilustra es un evento organizado por el Consejo Departamental de Lima del Colegio de Ingenieros del Perú y el Sindicato de Trabajadores Administrativos de PetroPerú, cuyo secretario general dijo al inauguran el foro que “no se trata de un pliego de reclamos sino de una acción de respaldo a una propuesta de desarrollo para todos”.
En este foro participaron como expositores centrales el Ing. Humberto Campodónico actual Presidente del Directorio de PetroPerú y el analista estratégico Alfredo Barnechea, más un calificado panel integrado por Miguel Vega Alvear, Presidente de la Cámara de Comercio Perú/Brasil; Johnny Nahui ingeniero especializado en eficiencia energética y el suscrito.

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