Páginas

domingo, 9 de mayo de 2010

EL LARGO CAMINO DEL OLVIDO

Jorge 
Zavaleta  Alegre

*Valiosos
testimonios
nos
ayudan a
conocer
más nuestra
América.
*Un breve recorrido
desde La Habana
hasta la Patagonia, pasando por Julcamarca, en la  Villa Rica de Oropesa.
El testimonio que en la década del sesenta fue muy importante para conocer el período trágico de América Latina con las dictaduras militares, comienza a recuperar su valor. Los aportes más recientes son el libro del Premio Nobel de la Paz “Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia”, 1980, y el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación sobre el desastre que provocaron Sendero Luminoso y la represión militar en el Perú, agosto 2003.
La Literatura Testimonial surge en América Latina durante los años 60-80, a partir de los trabajos del escritor y antropólogo cubano Miguel Barnet y que a partir de 1970 la Casa de las Américas de La Habana, establece el Premio Anual de esta modalidad literaria, según Rhina Landos, de la Universidad Federal de Mato Grosso.
La academia norteamericana inició en los años ochenta un intenso debate que restaura el papel del compromiso de los intelectuales y que se ha trasladado a los propios escenarios de la Región para convertirse ahora en Literatura o un elemento sustancial de ella, por encima de los criterios teóricos de los investigadores neoconservadores como Beatriz Sarlo, Argentina 1942, profesora en la Universidad de Buenos Aires y otras como Columbia, Minnesota y Cambridge.
Entre otros testimonios importantes de las décadas del 60 y 70 que han contribuido a la nueva historiografía podemos señalar: Biografía de un Cimarrón y la Canción de Raquel, de Miguel Barnet, Cuba; La Noche de Tlatelolco, de Elena Poniatowska, México; Los Hijos de Sánchez, de Oscar Lewis, México; Operación masacre, de Rodolfo Wallsh, Argentina; La montaña es algo más que una inmensa estepa verde, de O. Cabezas, Nicaragua; Tejas verdes: diario de un campo de concentración, de Hernán Valdés, Chile; Secuestro y capucha, de Cayetano Carpio, El Salvador; Miguel Mármol, los sucesos de El Salvador de 1932, de Roque Dalton, El Salvador; Las cárceles clandestinas en El Salvador, de Ana Guadalupe Martínez; y Los Zarpazos del puma, de Patricia Verdugo, Chile.
El Testimonio
es la historia
inmediata, es el
acercamiento
más real al hecho                                                
histórico, a través
de la narración
que participa
en el surgimiento
de un universo
lingüístico que irrumpe
las fronteras
de los géneros literarios.
La literatura popular toma insumos del periodismo y de los medios de comunicación, del cine y la cultura de masas. En el Perú, el informe final de la CVR, institución creada en el 2003, ayuda a conocer la dimensión de la barbarie en los andes, para evitar que se repita.
La CVR logró recoger en los andes casi 17 mil testimonios, identificando a muchas víctimas del conflicto. Tres años después del informe final, fue expedida la Ley 28592 creando el Plan Integral de Reparaciones, pero conforme pasa el tiempo, la población va recordando o señalando muertes no inventariadas. En esta segunda década del siglo XXI, Huancavelica y Ayacucho cuenta una nueva historia:
Los tradicionales bustos y monumentos a caudillos militares de las guerras de la Emancipación y del Pacífico no merecen atención. Los pueblos apoyan homenajes a héroes civiles de la guerra interna.
Julcamarca es un escenario trágico que se multiplica. Se encuentra a siete horas de la ciudad de Huancavelica, en el límite con Ayacucho. Maura Mariella Galcas, gobernadora de Angaraes durante el gobierno del presidente Alejandro Toledo (2001-2005), irrumpe en llanto al recordar los atropellos de los militares, y reclama la investigación de esa barbarie, empezando por el cementerio clandestino del colegio Jesús Nazareno, que en la década del noventa fue convertido en sede de un Batallón del Ejército.
Ese local, fue remozado y convertido en el Instituto Tecnológico Virgen de Cocharcas. Pero los vecinos y niños que juegan en la loza deportiva comentan que debajo de esa cancha de cemento hay un cementerio masivo. Los dueños de las viviendas cercanas confirman la versión, porque ellos al cavar los cimientos encontraron varios esqueletos humanos.
Julcamarca y los pueblos vecinos siguen paralizados en el tiempo. El reloj de la iglesia, en la solitaria plaza de armas, marca las 7 de la noche, desde hace 20 años, y es aquella hora que el sacristán y el párroco huyeron de la guerra no declarada.
Las parcelas de papa, cebada u otros cultivos producen menos que antes. El pasto escasea y los raleados rebaños de ovejas o alpacas se extinguen. Las casas siguen siendo de piedra y techo de pajonales, y muchas de ellas están abandonadas y destruidas. El abandono del campo es una marcha irreversible de consecuencias imprevisibles para las ciudades. Las hostales abiertas en los años ochenta siguen esperando ocasionales visitantes.
En las zonas rurales, las escuelas funcionan mal. Los comuneros alfabetos consideran que sus maestros fueron mejores. Rómulo Cosiga y Cirilo Quero, de la Asociación de Comunidades de Angaraes, comentan que los docentes no son preparados, que hay diferencias entre nombrados y contratados. Dicen que los docentes llegan a la escuela los lunes o martes por la tarde y se van a la ciudad los viernes por la mañana. Los registros municipales o parroquiales fueron destruidos y no han sido rehabilitados.
Algunos jóvenes, víctimas de la guerra, han conseguido becas en institutos y universidades locales. Los becarios han logrado un positivo enriquecimiento en sus capacidades, aptitudes y habilidades. Lo demuestran en sus diferentes espacios laborales como en la Defensoría del Pueblo, el Gobierno Regional y en las Organizaciones No Gubernamentales de mayor prestigio. En Huancavelica funcionan 48 ONGs.
Un dirigente del Comité de Vigilancia del Plan Integral de Reparaciones, que opera en la Defensoría del Pueblo de Huancavelica, refiere que instituciones sociales como Foncodes encarece sobremanera la intermediación de la ayuda. “Los estudiantes recibimos sólo copias fotostáticas de los libros, pero en los registros contables, a los que hemos tenido acceso, aparecen precios mayores a los que ofrecen las librerías”.
La cooperación internacional en la zona centro–sur del Perú, que se ha reducido porque el Perú es considerado país de desarrollo intermedio, puede mostrar interesantes proyectos de España, Francia, Italia, Alemania y de la propia Unión Europea. Siendo pequeña ha hecho más, en términos comparativos, que el Estado con su frondosa administración, abultado presupuesto y corrupción endémica.
En los andes huancavelicanos,
el camino del olvido es
muy largo y agudo.
El viento, las heladas
y el tímido sol del día
castigan a los niños
que se trasladan a
escuelas ubicadas
a 5 y 10
kilómetros
de distancia.
El efecto invernadero llega con mayor furia a estos territorios. Los precarios tambos, escasos y lejanos, permanecen cerrados. Escasea el dinero para adquirir los alimentos de primera necesidad. El trueque supervive. Los molles, con sus semillas rosadas reemplazan al azúcar, y solo hay la sal negra de los cerros, sin yodo, por lo tanto el bocio y el enanismo son enfermedades permanentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario