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miércoles, 24 de febrero de 2010

LA ANARQUIA DE LIMA VISTA POR SUS PINTORES











Jorge Zavaleta Alegre

El célebre Gustave Flaubert, en el siglo XIX, confesó alguna vez que quería hacer dos o tres libros épicos, novelas en un medio grandioso, en el que la acción sea forzosamente fecunda y los personajes en sí mismos, lujosos y trágicos a la vez, unos libros de grandes murallas y pintadas de arriba abajo.

Ese mismo sentimiento vital se escucha y se traduce en los pintores del Perú, que han retratado Lima con mayor calidad e insistencia. Las obras que recrean van configurando un solo lienzo, que une los nuevos amaneceres andinos frente al mar, las costumbres y las tradiciones que se han ido tejiendo desde los cimientos precolombinos, de piedra y barro, hasta los inicios de este III Milenio. Lima es un monstruo, que ha crecido anárquicamente.

Se dice que Pizarro cuando subió al Cerro san Cristóbal comentó “el cielo de Lima es como la panza de la burra”. Y esa imagen gris de la ciudad fue aplacado con los colores vivos, como el rosado, verde, azul añil. Hoy, la Capital del Perú, cobija a más de un tercio de los 28 millones de la población nacional. Es un retrato único y múltiple a la vez, que conserva rasgos inconfundibles, dentro del exacerbado individualismo que alienta el intercambio de corrientes y estilos del arte, en sus más diversas expresiones. La Lima del futuro, sin caer en el pesimismo, será lo que quiere que sea su sociedad. Solo la creación artística podrá ser el freno contra la apocalíptica acción del libre mercado.
¿Qué zonas o temas de Lima no pintaría jamás, y porque no lo haría? ¿Cómo encontrar relaciones entre la Lima moderna y la barrial? Son preguntas que responden en esta ocasión cinco destacados artistas: José Coronado, Teresa Mestres, Lucy Rivera, Bruno Portuguez y Enrique Polanco.

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