Existen varias diferencias entre hombres y mujeres que deben ser tomadas en consideración, como:
1. El efecto del alcohol en mujeres: Tanto a las mujeres, como a los niños y a los jóvenes, el alcohol generalmente les afecta más y tienen mayores concentraciones en sangre que los hombres adultos con la misma ingesta de alcohol. Esto se debe a que las mujeres tienden a tener menor peso corporal, hígados más pequeños y mayor proporción de grasa que de músculo.
2. El estigma del alcohol y la búsqueda de ayuda: Las mujeres tienden a experimentar más estigmas sociales relacionados con el consumo del alcohol que los hombres. Esto queda demostrado por las diferencias en los entornos en donde beben mujeres y hombres. Las mujeres beben con mayor frecuencia en privado, en contraposición con los hombres, que beben más frecuentemente en lugares públicos.
Esto contribuye a la invisibilidad del uso de alcohol en mujeres, lo que hace menos probable que busquen ayuda por sus problemas relacionados con el uso de alcohol.
3. Mujeres, alcohol y violencia: Muchas veces las mujeres son las víctimas directas de las consecuencias nocivas de la ingesta en hombres, puesto que comunmente son el blanco de comportamientos agresivos.
Según una submuestra de la Encuesta Nacional de Adicciones en México el 47% del número total de mujeres de entre 18 a 65 años de edad en zonas urbanas que viven con sus parejas reportaron haber sido víctimas de violencia en algún momento de sus vidas, donde el alcohol estuvo presente en el 66% de los casos (Medina Mora et al. 1999; Natera y Juárez 2004).
En un estudio multinacional donde se compararon Brasil, Costa Rica, Uruguay y Argentina, los resultados demostraron que existe una relación entre el consumo de alcohol y la violencia doméstica (Obot y Room 2005). Los patrones de ingesta están relacionados con la agresión física del perpetrador y los ataques recibidos por la víctima.
Los bebedores excesivos tienen mayores probabilidades que los bebedores moderados de ser víctimas de agresión física y atacar a su pareja o cónyuge.
Canadá 48.26 63.45 36.65
Brasil (I) 26.29 36.12 18.48
Brasil (II) 31.00 35.64 10.36
Belice 22.86 38.17 8.86
Nicaragua 16.8 40.23 6.64
Perú 37.2 59.06 26.11
México 28.54 56.60 9.04
Costa Rica 22.51 33.98 11.29
Uruguay 18.40 36.70 7.37
EE.UU. 26.93 37.87 16.80
Fuente: Encuestas multicéntricas por país de la OPS (en prensa)
Nota: Se determinó el consumo episódico intenso como: por lo menos un episodio de consumo de al menos cinco tragos en una sola sesión durante el año anterior.
Estigma social: una desaprobación social severa sobre características personales o creencias que están en contra de las normas culturales. El estigma social muchas veces lleva a la marginación. Health Policymaking
ALCOHOL Y SALUD PÚBLICA EN LAS AMÉRICAS
Muchos actos se perpetran sin que el alcohol esté implicado y es muy posible que ciertos factores culturales puedan facilitar un comportamiento más violento bajo la influencia del alcohol.
Alcohol y comportamiento sexual: El consumo de alcohol está asociado con el comportamiento sexual de riesgo. Las mujeres en estado de ebriedad, tanto adolescentes como adultas, son más vulnerables al abuso sexual, lo cual contribuye a la carga de morbilidad en términos de adquirir infecciones de transmisión sexual (ITS), incluyendo VIH.
Los estudios realizados en México, que examinan la interacción entre uso de alcohol y comportamiento sexual que implican riesgos para la infección ITS/VIH, demostraron que se usa el alcohol como pretexto para el comportamiento irresponsable, incluyendo sexo de riesgo. El estudio también demostró el modo en que el alcohol permite a los jóvenes y a los homosexuales “tener valor para abordar a una posible pareja sexual” (OMS 2005).
Alcohol y embarazo: El consumo de alcohol de la mujer durante el embarazo puede afectar adversamente al feto. Una consecuencia puede ser el desarrollo del síndrome alcohólico fetal, una condición que puede causar una variedad de problemas de salud en recién nacidos y posteriormente en la primera infancia. También se ha demostrado que incluso dosis esporádicas de alcohol durante el embarazo pueden incrementar el riesgo de anormalidades congénitas en recién nacidos y pueden causar bajo peso al nacimiento (Jacobson y Jacobson 2002). Además, las mujeres que beben durante el embarazo tienen un mayor riesgo de aborto o parto prematuro. La ingesta intensa también puede comprometer la capacidad de concepción de la mujer ((Borges y colab 1997; Berenzon et al. 2007). En un reciente estudio realizado en Uruguay en 2005 (Magriet al. 2007), los análisis de 865 muestras de meconio de mujeres embarazadas revelaron que el 47.3% fueron positivas para alcohol, pero sólo el 35% admitieron haber bebido durante el embarazo.
Trastornos por el uso de alcohol. Sólo unos pocos estudios han documentado las incidencias de la dependencia de alcohol en la Región. Los datos revisados por Medina Mora et al. (2005) indicaron que en Costa Rica, una encuesta de hogares realizada en 2000 utilizó la prueba AUDIT, (Prueba de identificación de trastornos por uso de alcohol), e identificó que 15% de la población presentaba un patrón de consumo de riesgo, 8% perjudicial y 3.7% con posible dependencia. En México, unencuesta de hogares realizada en 1996 sobre una población de 18 a 65 años de edad, en una ciudad en el centro de México, utilizando la prueba CAGE, la proporción hallada fue de 22% de los bebedores hombres y 5% de las bebedoras mujeres con puntuación positiva (Medina-Mora et al. 2005), lo cual indica dependencia del alcohol.
Las recientes encuestas de iniciativas de salud mental de la OMS reportaron tasas de prevalencia durante la vida, de dependencia o abuso, que alcanzaron 3.4% en México (MedinaMora et al. 2004); en Colombia, el índice de prevalencia anual de abuso o dependencia del alcohol fue de 2.5% (OMS 2004).
Una comparación de incidencias de problemas psiquiátricos en la Región, incluyendo dependencia de alcohol, tomado de encuestas de la población. Estos autores reportan variaciones en la prevalencia anual que varían entre 4.3% en San Pablo y 8.7% en Porto Alegre, Brasil. Las incidencias para otros países fueron de 6.9% en Chile y la misma tasa para Lima, Perú. Se observaron importantes variaciones entre géneros en todos los países.
En Porto Alegre, las incidencias fueron de 15.9% en hombres y 1.6% en mujeres. En Brasilia, fuede 8.6% y 0.8%, respectivamente, y en Chile se observaron diferencias similares (12.1% y 2.2%) y en Lima, Perú (12.5% y 1.2%).
En Brasil, Noto et al. (2002) analizaron el papel del alcohol en admisiones psiquiátricas e informaron que las admisiones relacionadas con el alcohol representaron entre el 90 y el 95% de todas las admisiones relacionadas con sustancias.
En muchos países no se ha documentado la diferencia en tratamientos, aunque se cuenta con datos para México. En este país, encuestas de hogares demostraron que sólo una pequeña proporción de la población recibe tratamiento. El 17% de la población urbana que cumple con los criterios de dependencia (según DSM IV) recibió un tratamiento en el año anterior a la encuesta (Medina Mora et al. 2004).
Un caso para la acción 21
Como se demostró anteriormente, el análisis de la carga de morbilidad por alcohol en la Región (Rehm et al. 2006; Rehm y Monteiro 2005) indica que los trastornos por uso de alcohol siguen contribuyendo a la mayor parte de las pérdidas de vida anuales por muerte prematura y discapacidad.
Conclusión: El alcohol no es una mercancía ordinaria. El alcohol es una droga con efectos tóxicos, además de otros peligros intrínsecos, como intoxicación y dependencia. Si se consume en exceso, el alcohol puede causar muerte, enfermedades crónicas, accidentes, lesiones y numerosos problemas sociales.