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jueves, 17 de noviembre de 2022

EL MERCADO DE VACUNAS EN EL MUNDO DESDE COVIDE-19




La OMS ha publicado los primeros datos sobre el mercado mundial de vacunas desde la COVID-19

En un primer informe oficial de noviembre de 2022 informa que a pesar de los avances realizados en las últimas décadas, la dinámica del mercado mundial de vacunas no es totalmente propicia para el desarrollo y el suministro de vacunas indispensables para la salud pública, así como en términos de acceso a estas.

Las vacunas a las que la OMS considera que hay que prestar una atención prioritaria no se están desarrollando, ni se está invirtiendo plenamente en ellas, debido a que su potencial para dar beneficios es limitado.

Los países de ingresos más bajos han tenido dificultades para acceder a vacunas cruciales, como la vacuna contra la COVID-19 en 2021 y la vacuna contra el cáncer de cuello uterino, que tienen demanda en los países más ricos.

Algunas regiones dependen casi por completo de otras para el suministro de vacunas.

La OMS pide a los gobiernos, a los fabricantes y a los asociados que adopten medidas ambiciosas para garantizar un acceso en condiciones de igualdad a las vacunas y mejorar las respuestas a futuras pandemias.

La OMS respecto al mercado mundial de vacunas en 2022,  muestra que las desigualdades en cuanto a la distribución no se producen únicamente en las vacunas contra la COVID-19, ya que los países más pobres luchan constantemente por acceder a las vacunas que tienen demanda en los países más ricos.

El suministro limitado de vacunas y su distribución desigual impulsan la disparidad a escala mundial. La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) para luchar contra el cáncer de cuello uterino solo ha llegado al 41% de los países de ingresos bajos, a pesar de que en estos se concentra gran parte de la carga de la enfermedad, en comparación con el porcentaje en el caso de los países de ingresos altos, que es del 83%.

La asequibilidad también es un obstáculo para el acceso a las vacunas. Si bien los precios tienden a estar escalonados en función de los ingresos, las disparidades a este respecto provocan que los países de ingresos medianos paguen tanto, o incluso más, que los más ricos por varios tipos de vacunas.

«El derecho a la salud incluye el derecho a las vacunas», declaró el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «Y, sin embargo, este nuevo informe muestra que las dinámicas del libre mercado están privando de ese derecho a una parte de la población más pobre y vulnerable del mundo. La OMS hace un llamamiento para que se introduzcan los cambios que tanto necesita el mercado mundial de las vacunas para salvar vidas, prevenir enfermedades y estar preparados para futuras crisis».

En 2021 se suministraron aproximadamente 16 000 millones de dosis de vacunas, por un valor de US$ 141 000 millones, unas cifras que son, respectivamente, casi tres veces el volumen de mercado de 2019 (5 800 millones) y cerca de tres veces y media el valor de mercado de 2019 (US$ 38 000 millones). Este aumento se debió principalmente a las vacunas contra la COVID-19, lo que demuestra las enormes posibilidades que ofrece incrementar el ritmo de fabricación de las vacunas en respuesta a las necesidades de salud.

Aunque la capacidad de fabricación en todo el mundo ha aumentado, sigue estando muy concentrada. Diez fabricantes suministran el 70% de las dosis de vacunas (excluyendo las vacunas contra la COVID-19). Algunas de las 20 vacunas más utilizadas (como la PCV, las vacunas contra el VPH o las vacunas con componentes antisarampionosos o antirrubeólicos) dependen actualmente sobre todo de dos proveedores.

Esta concentración en cuanto a la capacidad de producción provoca que exista un riesgo de escasez, así como inseguridad en cuanto al suministro regional. 

En 2021, las regiones de África y del Mediterráneo Oriental dependían, para el 90 % de las vacunas que adquirieron, de fabricantes cuyas sedes se encontraban en otros lugares del planeta. Los arraigados monopolios de la propiedad intelectual y la limitada transferencia de tecnología restringen aún más la capacidad de crear y utilizar capacidad de fabricación local.

La salud de los mercados también es preocupante en el caso de varias vacunas habitualmente necesarias para emergencias, como las vacunas contra el cólera, la fiebre tifoidea, la viruela/la viruela símica, el ébola o la enfermedad meningocócica, cuya demanda se dispara con los brotes y es, por lo tanto, menos predecible. Que la inversión en estas vacunas siga siendo limitada podría tener efectos devastadores para la vida de las personas.

El informe destaca las oportunidades para una mayor armonización entre el desarrollo, la producción y la distribución de vacunas y una agenda de salud pública, con miras a alcanzar los objetivos de la Agenda de Inmunización 2030 (AI2030) y orientar los esfuerzos en materia de prevención, preparación y respuesta ante pandemias.

La COVID-19 demostró que el proceso de desarrollo y distribución de las vacunas, que suele durar, de media, unos diez años y nunca menos de cuatro años, puede acelerarse y reducirse a 11 meses. La pandemia también puso de manifiesto la necesidad de larga data de reconocer que las vacunas son, más que una mercancía, un bien público fundamental y rentable.

Para impulsar medidas ambiciosas que permitan lograr un acceso en igualdad de condiciones a las vacunas, el informe pide a los gobiernos que actúen en las esferas siguientes: unos planes de inmunización claros e inversiones más decididas y una supervisión más sólida del desarrollo, la producción y la distribución de las vacunas; centros regionales de investigación y fabricación; y normas previamente acordadas para la colaboración gubernamental en tiempos de escasez en cuestiones como la distribución de vacunas, la propiedad intelectual y la circulación de insumos y bienes.

Las medidas recomendadas para la industria incluyen: centrar los esfuerzos de investigación en los agentes patógenos a los que la OMS considera que hay que prestar una atención prioritaria, garantizar la transparencia, facilitar la transferencia de tecnología y comprometerse a adoptar medidas específicas para la asignación de recursos que se basen en recursos propios. Las organizaciones internacionales y los asociados deben priorizar los objetivos de la Agenda de Inmunización 2030, apoyar iniciativas impulsadas por los países e impulsar la aplicación de resoluciones sobre la transparencia del mercado.

OMS, PSICOLOGIA ADQUIERE UN ROL ESENCIAL

 


Jorge Zavaleta Alegre Corresponsal en Washington DC 
Julia Zavaleta Camerieri Psicologa y Administracion Month Sn Mary Universidad

Existen estrategias asequibles, eficaces y viables para promover, proteger y recuperar la salud mental. La necesidad de actuar en relación con la salud mental es indiscutible y urgente. La salud mental tiene un valor intrínseco y fundamental y es parte integral de nuestro bienestar general. La salud mental está determinada por una compleja interacción de factores de estrés y vulnerabilidad individuales, sociales y estructurales.

Estos conceptos han sido involucrados a la salud integral hace solo algunas dos o tres decadas.

El 17 de Junio del 2022, la OMS revelo la urgencia de transformar la salud mental y los cuidados conexos

En un nuevo informe exhorta a las instancias decisorias y los defensores de la salud mental a fomentar los compromisos y la adopción de medidas para cambiar actitudes, actuaciones y planteamientos en relación con la salud mental, sus determinantes y los cuidados conexos.

La Organización Mundial de la Salud considera  la necesidad de un examen más completo sobre la salud mental en el mundo desde principios de siglo. Este detallado trabajo ofrece un plan maestro a los gobiernos, las instituciones académicas, los profesionales de la salud, la sociedad civil y otros interesados que tengan por objeto ayudar al mundo a transformar la salud mental.

En 2019, casi mil millones de personas –entre ellas un 14% de los adolescentes de todo el mundo– estaban afectadas por un trastorno mental.  Los suicidios representaban más de una de cada 100 muertes y el 58% de ellos ocurrían antes de los 50 años de edad. 

Los trastornos mentales son la principal causa de discapacidad y son responsables de uno de cada seis años vividos con discapacidad. Las personas con trastornos mentales graves mueren de media de 10 a 20 años antes que la población general, la mayoría de las veces por enfermedades físicas prevenibles. 

Los abusos sexuales en la infancia y el acoso por intimidación son importantes causas de depresión. Las desigualdades sociales y económicas, las emergencias de salud pública, las guerras y las crisis climáticas se encuentran entre las amenazas estructurales para la salud mental presentes en todo el mundo. La depresión y la ansiedad aumentaron más de un 25% en el primer año de la pandemia solamente.

La estigmatización, la discriminación y la violación de los derechos humanos de las personas con trastornos mentales están muy extendidas en la sociedad y en los sistemas de atención de todo el mundo; de hecho, en 20 países todavía se penalizan los intentos de suicidio. 

En todos los países, las personas más pobres y más desfavorecidas de la sociedad son las que mayores riesgos corren de verse afectadas por mala salud mental y también las que menos probabilidades tienen de recibir los servicios adecuados.

Incluso antes de la pandemia de COVID-19, solo un pequeño porcentaje de las personas que la necesitaban tenían acceso a atención de salud mental eficaz, asequible y de calidad. Por ejemplo, el 71% de las personas con psicosis en todo el mundo no reciben servicios de salud mental. 

Si bien en los países de ingresos altos el 70% de las personas con psicosis reciben tratamiento, en los países de ingresos bajos solo el 12% de las personas con psicosis reciben atención de salud mental. 

Por lo que respecta a la depresión, las lagunas en la cobertura de los servicios son amplias en todos los países: incluso en los de ingresos altos, solo un tercio de las personas con depresión recibe cuidados de salud mental formales y se estima que el tratamiento contra la depresión mínimamente adecuado oscila desde el 23% en los países de ingresos altos hasta el 3% en los países de ingresos bajos y medianos bajos.

En este completo informe de la OMS se ponen de relieve –a partir de las últimas evidencias disponibles, y presentando ejemplos de buenas prácticas y haciéndose eco de experiencias personales– las razones y los aspectos en los que más necesarios son los cambios y la mejor forma de proceder. 

Se formula un llamamiento a todas las partes interesadas para que colaboren entre sí con el fin de profundizar en el valor y el compromiso atribuidos a la salud mental, reorganizar los entornos que influyen en la salud mental y reforzar los sistemas en los que se atiende la salud mental de las personas.

El Director General de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, señaló «Todos conocemos a alguien afectado por trastornos mentales. La buena salud mental se traduce en buena salud física y este nuevo informe presenta argumentos convincentes para el cambio. Los vínculos indisolubles entre la salud mental y la salud pública, los derechos humanos y el desarrollo socioeconómico significan que transformar las políticas y prácticas con respecto a la salud mental puede arrojar beneficios reales y considerables para las personas, las comunidades y los países de todo el mundo. La inversión en salud mental es una inversión en una vida y un futuro mejores para todos».

Los 194 Estados Miembros de la OMS han suscrito el Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2030 (en inglés), por el que se comprometen a lograr las metas mundiales para transformar la salud mental. Los progresos parciales logrados en el último decenio demuestran que el cambio es posible. Con todo, el cambio no es lo bastante rápido, y la salud mental sigue teniendo un historial de necesidad y desatención en el que dos de cada tres dólares del escaso gasto público en salud mental se asignan a hospitales psiquiátricos independientes más que a servicios de salud mental comunitarios, donde las personas reciben mejor atención. Durante decenios la salud mental ha sido uno de los ámbitos de la salud pública más olvidados y recibía una parte ínfima de la atención y los recursos que necesita y merece.

Dévora Kestel, Directora del Departamento de Salud Mental y Consumo de Sustancias de la OMS insta al cambio: «Todos los países tienen oportunidades sobradas de progresar correctamente hacia una mejor salud mental para su población. Ya sea formulando políticas y legislación más sólidas sobre salud mental, o introduciendo la salud mental en los seguros médicos, fomentando o fortaleciendo los servicios comunitarios de salud mental o integrando la salud mental en la atención general de salud, las escuelas o los establecimientos penitenciarios, en el informe se incluyen muchos ejemplos que demuestran que los cambios estratégicos pueden aportar una mejora considerable».

En el informe se insta a todos los países a acelerar la aplicación del Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2020. Se formulan varias recomendaciones de actuación, que se agrupan en tres 'vías de transformación' centradas en cambiar las actitudes frente a la salud mental, dar respuesta a los riesgos para la salud mental y fortalecer los sistemas de atención de la salud mental. Son las siguientes:

 Profundizar en el valor y el compromiso que atribuimos a la salud mental. 

Por ejemplo: Aumentar las inversiones en salud mental, no solo garantizando los fondos y recursos humanos adecuados en el sector de la salud y otros sectores para atender las necesidades en materia de salud mental, sino también a través del compromiso de los dirigentes, formulando políticas y prácticas basadas en la evidencia y estableciendo sistemas sólidos de información y seguimiento.

1 Incluir a las personas con trastornos mentales en todos los aspectos de la sociedad y la toma de decisiones para superar la estigmatización y la discriminación, reducir disparidades y promover la justicia social.

2 Reorganizar los entornos que influyen en la salud mental, como los hogares, las comunidades, las escuelas, los lugares de trabajo, los servicios de atención de salud o el medio natural. Por ejemplo:

Fomentar la colaboración intersectorial, especialmente para comprender los determinantes sociales y estructurales de la salud mental, e intervenir de formas que reduzcan riesgos, generen resiliencia y desguacen las barreras que impiden a las personas con trastornos mentales participar plenamente en la sociedad.

Aplicar medidas concretas a fin de mejorar los entornos para la salud mental, por ejemplo, tomando más medidas contra la violencia de pareja y el maltrato y abandono de niños y personas mayores; propiciando los cuidados afectuosos para el desarrollo en la primera infancia, estableciendo ayudas de subsistencia de personas con trastornos mentales, introduciendo programas de aprendizaje social y emocional y, asimismo, combatiendo el acoso escolar, cambiando actitudes y fortaleciendo los derechos en la atención de salud mental, fomentando el acceso a espacios verdes y prohibiendo plaguicidas de gran peligrosidad que están asociados con una quinta parte de todos los suicidios del mundo.

3 Reforzar la atención de salud mental cambiando los lugares, modalidades y personas que ofrecen y reciben atención de salud mental.

Establecer redes comunitarias de servicios interconectados que se alejen de la atención de custodia prestada en los hospitales psiquiátricos y que abarquen un amplio espectro de atención y apoyo mediante la combinación de servicios de salud mental integrados en la atención general de salud; servicios comunitarios de salud mental; y servicios más allá del sector de la salud.

Diversificar y ampliar las opciones de atención para los trastornos mentales habituales, como la depresión y la ansiedad, que tienen una razón de beneficio-costo de 5 a 1. En dicha ampliación se incluye la adopción de un método de distribución de tareas que amplíe la atención basada en evidencias, a fin de que puede ser ofrecida también por trabajadores generales de la salud y proveedores comunitarios. Se incluye también la utilización de tecnologías digitales para apoyar la autoayuda guiada y no guiada y prestar atención a distancia.

FUENTES

https://www.elmercuriodigital.net/2022/11/desde-la-cumbre-ambiental-la-humanidad.html

Julia Zavaleta Camerieri Psicologa Maestria  Mont St Mary University Emmitsburg MA.

https://papeldearbol-papeldearbol.blogspot.com

/2022/11/el-mercado-de-vacunas-en-el-mundo-desde.html