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miércoles, 14 de septiembre de 2022
XXX ANOS DE PAPEL DE ARBOL
Papel de Árbol Jorge Zavaleta Alegre Mi saludo y agradecimiento a El Mercurio
Digital de España y Panoramical de Milán. PdA . - PapeldeArbol.- El uso del
papel a lo largo de la historia y en muchas civilizaciones ha estado relacionado
con rituales espirituales y religiosos. Un ejemplo en América, es la
civilización maya que comenzó a utilizarlo. Creo su propio papel, conocido como
papel amate. El papel amate se elabora a partir de la corteza de una higuera
silvestre. La corteza se remoja durante días, transformándose en un material
blando y moldeable. Después se golpea sobre una superficie lisa hasta obtener
unas fibras que, al ser colocadas correctamente, se convierten en una fina y
elástica plancha. Las tiras de papel podían superar incluso los cinco metros de
largo. Los mayas doblaban estas tiras en fuelles creando así una especie de
libros que nombraron códices. ¿LOS CÓDICES? Eran manuscritos pictográficos en
los que los mayas plasmaron toda su sabiduría. La temática de los códices mayas
estaba siempre relacionada con el mundo superior: con la religión, la
astronomía, los ciclos agrícolas, la historia o las profecías. Los tlacuilos.
Eran personas que sabían leer y escribir, además de ser grandes pintores. Ellos
dominaban a la perfección los temas sobre los que escribían y curiosamente nunca
firmaban sus trabajos, ya que eran para la colectividad. Por ello, no se conoce
el nombre de ningún tlacuilo. En el siglo XVI, tras la conquista, los españoles
intentaron erradicar la fabricación de este tipo de papel. Todos los intentos
fracasaron, pero sumidos en la burda idea de que los códices eran libros de
brujería y rituales fueron condenados por el catolicismo para quemarlos y
eliminarlos. Hoy día son únicamente tres los códices mayas que perduran. Uno se
encuentra en Madrid (España) en el museo de América, otro en Dresde (Alemania)
en la Librería Real y el último en París (Francia) en la Biblioteca Nacional. En
la actualidad, el papel amate se utiliza para realizar preciosas labores
artesanales. Con el tiempo se ha llegado a convertir en uno de los grandes
impulsores del turismo en el país. El Papel Amate es esa joya artesanal parecida
a un pergamino rebosante de coloridos motivos como el sol, la luna, el
calendario azteca, aves, flores, y escenas y personajes de la vida comunitaria,
en la cual se puede contemplar la belleza de la corteza interna del árbol que le
diera existencia. Aunque el Papel Amate se puede adquirir en casi todos los
mercados artesanales de México, aquellos que conocen la ciudad de Oaxaca donde
esa artesanía es indisociable de su folclor y muy apreciada del turismo.
Actualmente, la producción de papel amate como artesanía y fomento al turismo se
da en la comunidad otomí de San Pablito, localidad del municipio de Pahuatlán
-uno de los Pueblos Mágicos de México- ubicado en la Sierra Norte del Estado de
Puebla. Esta tradición surgió a principios de los años 60 gracias a la
colaboración entre dos pueblos indígenas: los otomís de la Sierra Norte de
Puebla, a cargo de la elaboración del papel, y los nahuas de las orillas del Río
Balsas en el estado de Guerrero, quienes idearon adornarlo con diseños que
originalmente pintaban sobre piezas de cerámica. Durante la colonia, los
españoles prohibieron el uso y elaboración del Papel Amate, asumiendo que
formaba parte de un ritual religioso para los indígenas. A pesar de esta
prohibición, los otomíes de la comunidad de San Pablito continuaron elaborándolo
para usarlo en rituales agrícolas y de curación. Originalmente la elaboración
del amate provenía de los árboles de la familia de los Ficus, actualmente y
debido a su lento crecimiento y a la dificultad de su distribución, los
artesanos otomíes han tenido que buscar otra especie que sirva como alternativa
al Ficus y han encontrado en los árboles de Jonote “Trema Micrantha” una buena
fuente de cortezas, ya que son abundantes en la Sierra de Puebla por su
utilización como sombra para plantaciones de café de la región. La recolección
de la corteza de los árboles de Jonote – a los 8 años aprox.- se ha convertido
en una actividad económica relevante para la población agrícola de la Sierra del
Norte, por lo cual la producción de las plantaciones de café sin estos árboles
de sombra presume un peligro tanto para los recolectores de la corteza como para
los productores de café́ bajo sombra. La historia del papel está intrínsecamente
relacionada con la historia de la cultura y de la ciencia. La invención del
papel ha permitido sustituir el papiro y el pergamino por un material más
sencillo de hacer y, gracias el perfeccionamiento de las técnicas de producción,
más económico. La Era Digital ha estimulado el valor del papel. La «Enciclopedia
dei ragazzi» (Enciclopedia de los jóvenes) de Treccani dice: «Un material
indispensable para difundir ideas en la vida cotidiana. A lo largo de los
siglos, el papel ha contribuido enormemente al progreso, a la participación de
los ciudadanos en la vida democrática y al aumento del nivel medio de cultura y
educación». La historia del papel ha acompañado la evolución de la humanidad a
lo largo de los siglos: desde la trasmisión de nuevos conocimientos científicos
y filosóficos hasta la difusión de la educación y la conquista de una conciencia
política e histórica que dio lugar al nacimiento de los Estados modernos. Las
fuentes históricas atribuyen la invención del papel a Ts’ai Lun, un dignatario
de la corte imperial china que en el año 105 d. C. empezó a producir hojas de
papel utilizando retales de tela usada, corteza de árbol y redes de pesca. Los
chinos custodiaron celosamente el secreto de su producción durante muchos
siglos, hasta que, en el siglo VI d. C., llegó a Japón llevado por el monje
budista Dam Jing. Los japoneses aprendieron enseguida las técnicas de
fabricación del papel y empezaron a usar una pasta derivada de la corteza de
morera para producir este valioso material. El fragmento de papel más antiguo
encontrado hasta la fecha, perteneciente a un mapa geográfico, fue encontrado en
1986 en Fàngmǎtān, al noreste de China. El mundo árabe descubrió los secretos de
la fabricación del papel en el año 751 d. C., gracias también a la alta
disponibilidad de cáñamo y lino —dos materias primas de óptima calidad ideales
para realizar este material—, la producción se difundió a otras ciudades de
Asia, en particular a Bagdad y Damasco En ese mismo período, también Egipto y
África septentrional comenzaron a producir las primeras hojas de papel,
utilizando las mismas técnicas de producción que el mundo árabe. El papel llegó
a Europa a partir del siglo XI, con las invasiones árabes en Sicilia y en
España. Sin embargo, enseguida se consideró un material de peor calidad que el
pergamino, hasta el punto de que, en un decreto de 1221, Federico II prohibió su
uso para documentos públicos. En efecto, el uso del almidón de arroz atraía el
apetito de los insectos y hacía que las hojas de papel durasen menos. La
historia del papel le debe muchísimo a los italianos de Fabriano, un pequeño
pueblo de la región de Las Marcas, que en el siglo XII empezó a fabricar papel
utilizando lino y cáñamo. A través del estudio de nuevos equipos y técnicas de
producción, estos papeleros introdujeron importantes innovaciones: Mecanizaron
la moledura de las hilachas mediante el uso de martillos hidráulicos, reduciendo
así los tiempos de producción de la masa. Introdujeron el encolado de las hojas
con gelatina animal, un aditivo desagradable para los insectos; La introducción
de la filigrana permitió marcar el papel con decoraciones hechas con hilos
metálicos visibles como transparencias, útiles para introducir marcas de
fábrica, firmas, escudos eclesiásticos y símbolos de distinto tipo y
significado. A partir del siglo XIV, la producción de papel empezó a difundirse
también a otros países europeos y, a finales del siglo XV, con la invención de
la impresión con tipos móviles, experimentó un crecimiento notable. El
descubrimiento de América y la posterior colonización europea llevó la
producción de papel también al Nuevo Mundo. La producción industrial de papel
comenzó en el siglo XIX con el desarrollo de periódicos de gran tirada y las
primeras novelas superventas, que requerían grandes cantidades de celulosa a
precios económicos. Ya en 1797, Louis Nicolas Robert creó la primera máquina
continua, capaz de producir una hoja con una longitud de 60 cm. Con el
desarrollo de nuevas técnicas para la elaboración de fibras vegetales obtenidas
de los árboles, el precio del papel se redujo drásticamente y, en pocos años,
este material se convirtió en un producto de gran consumo. Solo en Inglaterra,
la producción de papel pasó de 96 000 toneladas en 1861 a 648 000 toneladas en
1900. Una vez más, la historia del papel se entrelaza con la de la humanidad:
con la difusión del papel económico, los libros y los periódicos se convierten
en objetos al alcance de todos, favoreciendo la alfabetización de las clases
medias. Habrá que esperar hasta finales del siglo para que el papel se destine
también a otros usos, como la producción de papel higiénico, embalajes y,
posteriormente, juguetes y elementos de decoración. El impacto medioambiental
del papel y opciones ecológicas. La producción de papel requiere el uso de
considerables recursos naturales: para realizar una tonelada de este material,
hacen faltan de 2 a 2,5 toneladas de madera y 30-40 metros cúbicos de agua.
Además, hay que usar energía eléctrica y gas metano para alimentar las máquinas
industriales utilizadas en las distintas fases de producción y, según el tipo de
papel, aditivos químicos contaminantes. Por esta razón, es importante elegir,
cuando sea posible, un papel ecológico o reciclado que permita reducir el
impacto ambiental derivado de la producción de este material. El papel ecológico
se produce con celulosa obtenida de madera proveniente de bosques con el
certificado FSC (Forest Stewardship Council), en los que se respetan estrictas
normas medioambientales, sociales y económicas. En cambio, el papel reciclado
está hecho con materiales de papel recuperados. Sin embargo, el cloro utilizado
para blanquearlo y otros aditivos químicos pueden hacerlo menos ecológico de lo
que se suele pensar. Para tener la certeza de elegir un material realmente
ecológico, es aconsejable optar por un papel con certificación Ecolabel, la
marca de calidad ecológica europea que premia los mejores productos desde el
punto de vista medioambiental. Las alternativas al papel tradicional es el papel
Crush, propuesto por la histórica fábrica de papel italiana Favini y producido
con descartes de frutas y verduras. Estas hojas permiten reducir un 20 % las
emisiones de CO2 relacionadas con la producción industrial y ahorrar hasta un 15
% de celulosa. Y se prestan a muchísimos usos: desde pegatinas para el sector
alimentario. Otro sustituto válido es el cáñamo, un material muy resistente ya
utilizado por los pueblos de la Antigüedad, primero por los chinos y después por
los árabes, para producir papel. El cultivo de esta planta no requiere
pesticidas y proporciona una cantidad de fibras por hectárea que es de 3 a 4
veces superior a la producida por los bosques tradicionales. El límite principal
está relacionado con los costes de elaboración de la pulpa de cáñamo, más altos
que los de la extracción de la celulosa. Agradezco a la Biblioteca del Congreso
de Washington DC y Casa Mejic por las facilidades que permiten conocer la
historia del papel de los aztecas, mayas y más tarde llevado a Sudamérica por
los españoles. "¡Estamos seguros de que las innovaciones tecnológicas
relacionadas con el uso de este material aún nos reservan muchas sorpresas! La
historia del papel no ha terminado, y su encanto y utilidad todavía nos
acompañarán en los tiempos venideros". PRIMERA ACTUALIDAD REVISTA CULTURAOPINIÓN
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