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Jorge Zavaleta Alegre.
TIME.- El poeta griego Homero en La Ilíada, nos dice que una guerra destruyó "las almas de los grandes luchadores" y "convirtió sus cuerpos en carroña, / festines para perros y pájaros.
Ucrania, en el siglo XXI exige más de un viaje para conocer la riqueza de su Historia. Y hoy escuchamos voces múltiples desde los cinco
continentes que condenan la actitud del
gobierno de Rusia que ha decidido invadir
esta república independiente.
La violencia impacta sobremanera porque
el planeta tierra atraviesa por una nueva pandemia, posiblemente de las más
fuertes que revelan publicaciones de gran prestigio. Sin embargo, en medio de esa tragedia, el gobierno de Rusia ha decidido invadir a la
república independiente de Ucrania.
Toda persona que analiza la realidad, desde los principios de la Ética se suma a los
múltiples estudios académicos y de
colaboradores inmersos en la problemática social. La compleja realidad, descubre la inmensa
brecha de pobreza, injusticia, soledad y desamparo, y al mismo tiempo la solidaridad
entre migrantes con su cultura multifacética.
A un sector de la Rusia del siglo XXI, según fuentes de ese país, le
preocupa el surgimiento de un nacionalismo en Ucrania que se define por su
oposición a Rusia. Y estas tensiones entre ambos entre ambas naciones, han
encendido las alarmas en numerosas cancillerías. Los temores se han visto
avivados por la acumulación de batallones de soldados rusos junto a la frontera
con Ucrania, esperando que el clima mejore.
El Kremlin exige el compromiso de que Ucrania no se una nunca a la OTAN,
establece limitaciones en las tropas y armamentos que se puedan desplegar en
los países que se unieron a esa alianza después de la caída de la Unión
Soviética y exige retirar la infraestructura militar instalada en los estados
de Europa del Este después de 1997. "Ellos desean regresar a las fronteras
existentes en Europa oriental durante la Guerra Fría, pero la realidad camina más
lejos".
Ucrania índica que el principal reto es cómo construir alternativas para una
buena educación, salud, vivienda... a
través de un compromiso con su entorno inmediato. El milagro es posible
cuando los niños se convierten en líderes del
desarrollo local,
compartiendo sueños y realidades. La fórmula la encuentran en sus lenguas, en sus músicas, canciones,
costumbres, con el apoyo de
instituciones y personas que comparten
el ideal común.
La Ucrania de hoy es un estado de Europa
del Este y, por extensión, el segundo más grande de toda Europa, bañado por el
Mar Negro y el Mar de Azov, que limita con Rusia, Bielorrusia, Polonia,
República Checa, Hungría, Rumania y Moldavia.
La vida en Ucrania, tiene una imagen internacional que se mezcla con Europa y Asia. Tiene como
capital la ciudad de Kiev, el idioma oficial del país es el ucraniano, que
proviene de las lenguas eslavas orientales como el ruso o el bielorruso, por lo
que la mayoría de la población habla el ruso con fluidez y que su moneda es el
Grivna.
A mediados del siglo XX, Ucrania oriental y central formaba parte de la
Unión Soviética y Polonia ocupaba las tierras occidentales. En 1991 la Unión
Soviética se derrumbó y Ucrania se convirtió en un estado soberano. El 28 de
junio de 1996, el Parlamento aprobó la Constitución tras el acuerdo alcanzado
entre el Parlamento y el presidente el año anterior, en 1995.
Ucrania es una democracia parlamentaria. En el año 2014, el derrocamiento
del presidente ucraniano Yanukovich, dio
inició una guerra de secesión en la península de Crimea, la cual es habitada
por una mayoría de población pro rusa.
Las dos religiones más importantes de
Ucrania son la ortodoxa y la católica romana, con más del 85% de
adhesión de sus habitantes.
Su gastronomía utiliza varios tipos de salsas de pescado y queso. El ‘borscht’ es una sopa tradicional que se sirve
como aperitivo. El ‘varenyky’ (Вареники) es un plato tradicional arraigado a la cocina de sus antepasados. Se
trata de una pasta parecida a los raviolis, pero de mayor tamaño. Su relleno es
generalmente de patata, pero existen muchas variaciones como el queso, fresas,
cerezas, champiñones.
Rusia en los últimos meses ha acumulado batallones de soldados a lo largo
de su frontera con Ucrania. A mediados de enero, Rusia comenzó a trasladar
tropas a Bielorrusia, país fronterizo con Rusia y Ucrania. Putin ya se anexó la
parte de Crimea de Ucrania en 2014.
Ucrania se independizó hace 30 años, tras la caída de la Unión Soviética.
Desde entonces ha luchado por combatir la corrupción y superar las profundas divisiones
internas.
Las tensiones entre Rusia y Ucrania alcanzaron su punto álgido en febrero
de 2014, cuando manifestantes violentos derrocaron al presidente prorruso de
Ucrania, Víktor Yanukóvich, en lo que ahora se conoce como la Revolución de la Dignidad...
La agresión militar de Rusia en Donbás y la anexión de Crimea han
galvanizado el apoyo de la opinión pública a las inclinaciones occidentales de
Ucrania. El gobierno ucraniano ha dicho
que solicitará el ingreso en la Unión Europea, y también tiene expectativa de entrar
en la OTAN.
El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, que llegó al poder en 2019,
hizo campaña con una plataforma de lucha contra la corrupción, renovación
económica y paz en la región de Donbas.
El presidente Biden ya firmó una orden ejecutiva que prohíbe nuevas
inversiones, comercio y financiamiento por parte de personas estadounidenses
hacia, desde o en las llamadas regiones de Ucrania de la República Popular de
Donetsk y la República Popular de Luhansk. Se esperan más sanciones.
Los países occidentales han impuesto sanciones, en su mayoría simbólicas,
contra Rusia por la injerencia en las elecciones presidenciales estadounidenses
de 2020 y por un enorme ciber ataque contra unas 18.000 personas que trabajan
para empresas y el gobierno de Estados Unidos.
A principios del 2021, Rusia vivió una de sus mayores manifestaciones
antigubernamentales en años. Decenas de miles de rusos protestaron en apoyo del
líder de la oposición política Alexei Navalny, tras su detención en Rusia.
En la actualidad, Estados Unidos tiene en vigor varias sanciones políticas
y financieras contra Rusia, así como contra posibles aliados y socios
comerciales de Rusia. Y para los próximos días anuncia nuevas decisiones.
El apoyo militar a Ucrania y las sanciones políticas y económicas son formas en las que Estados Unidos puede dejar claro a Moscú que habrá consecuencias por su intromisión en un país independiente, escribe Tatiana Kulakevich, Profesora en la Escuela de Estudios Globales Interdisciplinarios, afiliada al Instituto sobre Rusia de la Universidad del Sur de Florida. Ante la posibilidad de una invasión en Ucrania por parte de Rusia, los países de la OTAN cierran filas. Están sopesando hasta dónde deberían llegar para ayudar a Ucrania frente a esta invasión.
Ucrania está buscando una vida más larga y saludable, sin alcohol. Pueden
ayudarlo a realizar cambios en su vida por el resto de su vida. El alcoholismo
es una enfermedad que se ha desarrollado durante generaciones de personas.
El país tiene uno de los índices más altos de mortalidad por enfermedades
cardiovasculares. Alrededor del 30 por ciento de los hombres que mueren en
Ucrania por enfermedades no transmisibles tienen menos de 60 años. Las causas
son, por una parte, el consumo de tabaco, así como el consumo nocivo de alcohol (con más
de 13 litros de consumo de alcohol per cápita, Ucrania ocupa el segundo puesto
a nivel europeo).
Un millón de niños necesita asistencia humanitaria urgente en Ucrania, casi
el doble que el año pasado por estas fechas, debido al conflicto en el este del
país, que entra en su cuarto año. Muchas familias han perdido sus ingresos, sus
beneficios sociales y el acceso a atención sanitaria, mientras los precios han
aumentado considerablemente. “Esta es una emergencia invisible, una crisis que
la mayor parte del mundo ha olvidado”, explica UNICEF en Ucrania. “Los niños en
el este del país llevan tres años viviendo bajo la constante amenaza de
combates y bombardeos impredecibles.
El Kremlin lleva mucho tiempo utilizando los llamados "conflictos congelados" para extender su alcance más allá de las fronteras rusas. Durante las últimas tres décadas, ha respaldado un régimen prorruso en la región disidente de Moldavia, Transnistria.
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