JORGE ZAVALETA ALEGRE.
La OPS destaca la crisis de salud mental poco reconocida a causa de la
COVID-19 en las Américas. Los datos analizados muestran que más de cuatro de
cada diez brasileños han tenido problemas de ansiedad, los síntomas de
depresión se quintuplicaron en Perú, y la proporción de canadienses que
informaron de altos niveles de ansiedad se cuadruplicó como resultado de la
pandemia.
Esta información oficial de la Organización Panamericana de Salud, de
noviembre último, ocasionalmente tomada por la prensa con excepción de agencias como EFE. DPA y Diario16 han constatado que la Salud Mental es un tema
casi desconocido y que da lugar al descuido y maltrato de los niños,
adolescentes y ancianos. En América
Latina y el Caribe, solo Cuba tiene un
especial cuidado por la salud general y en especial por la Mental.
La OPS, en una nueva publicación muestra el impacto devastador de la
pandemia en la salud mental en la región; pide que se fortalezcan los servicios
y se les dé prioridad en los planes de respuesta y recuperación.
WASHINGTON, D.C., 25 de noviembre de 2021 (OPS) - Una nueva publicación de
la Organización Panamericana de la Salud (OPS) destaca el efecto devastador de
la pandemia por COVID-19 en la salud mental y el bienestar de las poblaciones
de las Américas, así como el impacto que tuvieron las interrupciones de los
servicios en toda la región.
"Fortaleciendo las respuestas de salud mental a la COVID-19 en las
Américas: un análisis de la política sanitaria y recomendaciones",
publicado recientemente en The Lancet Regional Health - Americas, examina
estudios y datos de los países de la región en un esfuerzo por comprender mejor
el impacto de la pandemia en la salud mental de la población.
Los datos analizados muestran que más de cuatro de cada diez brasileños han
tenido problemas de ansiedad, los síntomas de depresión se quintuplicaron en
Perú, y la proporción de canadienses que informaron de altos niveles de
ansiedad se cuadruplicó como resultado de la pandemia.
"El mensaje es claro: hemos estado operando en modo de crisis desde el
inicio de la pandemia", afirmó el doctor Anselm Hennis, Director de
Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la OPS. "Además de manejar
el miedo a enfermar y el trauma de perder a los seres queridos a causa del
nuevo coronavirus, la gente de las Américas ha sufrido desempleo, pobreza e
inseguridad alimentaria, y el impacto adverso en la salud mental ha sido
generalizado", destacó.
El documento también indica un marcado aumento de los incidentes de
violencia doméstica durante la pandemia, citando estudios nacionales basados en
los registros de las líneas telefónicas de ayuda, los informes policiales y los
datos de los proveedores de servicios, lo que agrava los ya elevados índices de
violencia de la región, que triplican la media mundial.
En el documento se analizan además las consecuencias para la salud mental
de las personas que padecieron el nuevo coronavirus. "Los datos existentes
sugieren que a un tercio de las personas que sufrieron COVID-19 se les ha
diagnosticado un trastorno neurológico o mental", dijo la autora principal
del documento de la OPS, Amy Tausch. "Esperamos que el aumento de la carga
de la salud mental pueda ser uno de los efectos más importantes de la COVID-19
a largo plazo", vaticinó.
Es un momento en que la atención y el tratamiento son más necesarios, la
publicación señala continuas interrupciones en los servicios esenciales para
los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias en más de la
mitad de los países de la región.
"La falta de acceso a los servicios de consejería, la menor
disponibilidad de atención en persona y el cierre de escuelas han limitado las
formas en que las personas pueden recibir apoyo en materia de salud mental,
dejando a muchos aislados, vulnerables y en mayor riesgo", consideró el
doctor Renato Oliveira, jefe de la Unidad de Salud Mental y Consumo de
Sustancias de la OPS.
El material también documenta el impacto de la COVID-19 en la salud mental
de las poblaciones vulnerables, como los jóvenes, las mujeres, las personas con
enfermedades mentales preexistentes, así como los trabajadores de la salud y de
primera línea y las personas de menor nivel socioeconómico, y señala que estos
se han visto más gravemente afectados por las interrupciones de los servicios
de salud mental.
Los autores piden que se actúe de inmediato para reforzar los sistemas y
servicios de salud mental en la región, con especial atención a la integración
del apoyo psicosocial en sectores y entornos como la atención primaria de
salud, la educación, los servicios sociales y los sistemas de apoyo
comunitario. Para mitigar el impacto de la pandemia, los autores subrayan que
la salud mental debe incorporarse a los planes de preparación, respuesta y
recuperación ante emergencias.
Antes de la pandemia, se había calculado que los trastornos mentales
costarán a la economía mundial 16 billones de dólares en 2030 si no se abordan.
Se necesitan urgentemente inversiones adicionales, y a medida que los países
aumentan las inversiones en servicios de salud mental, los autores instan a dar
mayor prioridad a los grupos en situación de vulnerabilidad.
"La salud mental ha sido durante mucho tiempo un área descuidada de la
salud pública en las Américas. Los gobiernos deben aprovechar la pandemia por
COVID-19 como una oportunidad para reforzar sus servicios de salud mental y
hacer las inversiones necesarias para reconstruir mejor y en forma más
justa", subrayó el doctor Oliveira.
Fuentes consultadas. Por favor incluir en su publicación.
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Por Jorge Zavaleta Alegre. https://blogs.iadb.org/salud/es/tag/planes-de-beneficios-de-salud-en-america-latina/page/7/