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América latina: Ética vs corrupción
La corrupción, con diversos matices, está presente en todos los gobiernos y administraciones públicas de América Latina.
El informe del Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas del 2002 afirmó que los países iberoamericanos presentan algunos de los índices de corrupción más altos del mundo y que esta lacra es uno de los principales impedimentos para el desarrollo regional y que ésta se ha multiplicado en los últimos años con la presencia de gobiernos identificados con el libre mercado y la incorporación de la ética pública como propuesta prioritaria para el futuro de esta región.
Dos mitos han caído en la concepción de la corrupción:
I.- La creencia de que se trata de un problema exclusivo de los países subdesarrollados, cuando en el siglo XXI se conocen también los altos índices de corrupción en los países desarrollados.
II.- La opinión de que es un mal exclusivo de los gobiernos, de la cosa pública. Actualmente, se reconoce que existe una estrecha complicidad con el sector privado. En 1975, la ONU (Resolución 3514 del 15 de diciembre), reveló su preocupación por prácticas corruptas de empresas transnacionales.
Llegamos al 2021 y diversos estudios de prestigiosas universidades, revelan que la corrupción aumentó dada la persistencia de antivalores en la función pública, como un virus que enferma al cuerpo del gobierno y a sus instituciones, con repercusiones directas en la vida cotidiana de los ciudadanos, sea cual sea su nacionalidad, género, edad, posición económica o nivel de estudios.
El Gobierno Escolar, una propuesta que revela la Unesco, debe consolidarse como una estrategia para la convivencia y la gestión del conflicto como una oportunidad de avanzar en democracia participativa, en autonomía, en justicia y en libertad.
Por “una escuela grande”, integrada en, por y para la sociedad. Más allá de la dimensión administrativa, operativa e instrumental, está la relación humana que favorece, tanto la expresión individual, como la colectiva en un ambiente de convivencia social.
El Gobierno escolar favorece la vivencia de la autonomía en un marco de libertad y participación hacia comportamientos democráticos. Educar para la autonomía implica educar para la razón y esta decisión supone abordar la información y la reflexión sobre esta, el conocimiento.
DEMOCRACIA ES PARTICIPACIÓN
La democracia implica la participación y esta última es eficaz cuando las personas han desarrollado una gran autonomía que les permite hacer presencia activa en los procesos sociales, asumiendo posiciones iluminativas y creativas en los momentos de dificultad y conflicto. En la práctica existen obstáculos que impiden actuar autónomamente, unos referidos a las actitudes personales frente al reconocimiento de la diferencia, y otros como consecuencia de la relación “legalista” del cumplimiento por el cumplimiento, sin el componente crítico de los contextos que el mismo ejercicio de la autonomía supone.
El conflicto es inherente a la existencia humana y es elemento dinamizador, de transformaciones y cambios. La mediación no niega el conflicto, sino se acerca a él sin prejuicio negativo. El conflicto es una realidad útil que debemos aprender a gestionar.
Para la mediación, el conflicto no es la destrucción sino una posibilidad de crecimiento y desarrollo, por eso es importante diferenciarlo de la violencia. El conflicto no debe ser un proceso degenerativo, sino un proceso de formación.
Intentar una aproximación a la temática de la convivencia en las instituciones educativas es aceptar el reto de explorar propuestas alternativas, es conservar nichos de participación efectiva con incidencia en la toma de decisiones, en una concepción de ecología social. Implica una postura ética de compromiso con esa cotidianidad que vivimos como educadores.
El lograr a través del Gobierno Escolar, permitir comprender y apreciar las realidades, concepciones, valoraciones, perspectivas como seres individuales libres, autónomos y como seres sociales, es facilitar la vida en común, la amistad, la tolerancia, el amor por el ejercicio del Gobierno Escolar se revierta para bien en nuevos productos pedagógicos, nuevas administraciones y nuevas prácticas.
El primer énfasis sobre lo técnico, los requisitos y lo instrumental nos aporta elementos para resolver preguntas como: ¿Es viable y sostenible económicamente la empresa educativa que voy a fundar? ¿Quiénes conforman el Gobierno Escolar? ¿Cuales son sus funciones? ¿Cuál es la responsabilidad y compromiso que tengo o tenemos con los estudiantes? ¿Qué valores y principios manejo como persona fundadora de una Institución Educativa?
La construcción de la democracia a través del Gobierno Escolar da posibilidad en la existencia de una “escuela grande” cuya base sea una profunda integración entre grande. La democracia sólo es posible si todos y cada uno de nosotros la vamos forjando día a día.
La crisis de la Ética, entendida como conjunto de reglas prácticas que a partir de la razón crítica dan sentido y finalidad a la acción de la persona y la sociedad, está presente en forma indubitable, desde las primeras décadas del Siglo XIX, cuando la idea del lucro, la utilidad y la libertad económica y de mercado, fue asumida, y se impuso en forma excluyente, sobre la libertad individual y la dignidad esencial del ser humano, entendido, desde el Renacimiento, como el sujeto y destinatario de la historia.
El Siglo XX, deslumbrante y brutal, puso de relieve lo mejor y lo peor de la condición humana. Junto a los avances prodigiosos de la ciencia, quedó en evidencia la inmensa y deplorable capacidad de destrucción del hombre que, como lobo del hombre, parecía confirmar en dos guerras mundiales, sangrientas y despiadadas.
Los inicios del Siglo XXI, por su parte, no podían ser más funestos. Los acontecimientos del 11 de Septiembre de ese año, que tienen como símbolo trágico el derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York, abrieron las puertas de un futuro sombrío e incierto, marcado por los signos de un fundamentalismo religioso y político, en el que los principios de la razón parecieran excluidos.
El fin de la Guerra Fría y del mundo bipolar, dio inicio a una época huérfana de los instrumentos suficientes para garantizar la estabilidad en la nueva situación mundial.
Clacso una organización social con sede en Argentina, remarca, a manera de conclusión que: “La Ética –así con letras mayúsculas- ha sido siempre un tema difícil de abordar. Si tal como indica el filósofo: es la morada del hombre, es una morada de muchas cavidades. Y mayor razón de la ética: ser espejo moral del hombre, cuando proyecta el contenido de sus valores. Cuando nos situamos en el terreno de los valores: amor, riqueza, cultura, inteligencia, política y poder, estamos hablando de acciones o actitudes que tienen que ver con la moral”
Es conveniente hacer un alto en el análisis del comportamiento ético en la política, al hacer referencia a los partidos. Se condena a los partidos. Se habla que determinado partido es bueno, y que el otro es mal partido.
Esto es razonable. En materia de estructura y organización política, conviene afirmar que el Partido es el hombre, o los hombres que dirigen la acción política del partido. Los partidos no planifican, son incapaces de pensar, como los esclavos del tiempo de Aristóteles, sólo son el vehículo, el instrumento obediente para señalarle las tareas ordenadas en las acciones del poder.
Los partidos u organizaciones políticas son capaces de responder a las expectativas de los estados, cuando sus dirigentes son éticos. Y claro, el arte del buen gobierno requiere, de compleja y coordinada acción colectiva. El verdadero problema de la ética frente al hombre, es: que él mismo suele ser el inquilino de su afirmación.
Pareciese que un agobiante y obsesivo disfrute del poder, rebasa los linderos de sus posibilidades anímicas, y cazado en la propia red, se entrega complacido a su afán de destrucción. Basta recordar cualquier lista de gobernantes de nuestra América Latina, para darnos cuenta, si son los partidos o los hombres, quienes han influido el incierto destino de nuestros pueblos.
La gravedad del problema del hombre cuando falla en el ámbito de la ética, es la trascendencia que proyecta como mal social que afecta la colectividad. Cuando falta la ética en los administradores, el Estado, se ve profundamente menoscabado, depredado, empobrecido, erosionado; la corrupción daña primero al alma, y posteriormente al cuerpo de la nación.