Jorge Zavaleta Alegre.
Los jóvenes de los EEUU
de Norte América han comenzado a construir un nuevo paisaje político por la
senda de una renovada izquierda. El
Partido Demócrata y corrientes parecidas o más radicales salen a las calles, exigen
inclusive renovación inmediata de líderes elegidos por la voluntad mayoritaria
pero que en el camino se postergan las promesas a los ciudadanos. Estos modelos
de gobierno ponen en evidencia las limitaciones de los gobiernos socialistas
donde la renovación muchas veces se
diluye, provocando el deterioro de las relaciones con la comunidad.
La nueva administración
de los EEUU prometió hacer de la crisis climática uno de los ejes
centrales, para lo cual creó el puesto de enviado especial del clima de EE.UU.,
y ha prometido que invertirá 1,7 billones de dólares en energías limpias y hará
que el país reduzca sus emisiones de gases con efecto invernadero para 2050. La suma puede ser fastuosa, pero sin la participación activa de los pueblos no promete gran futuro.
Un reciente informe de
UNICEF presenta un análisis detallado de las razones por las que el cambio
climático es una de las mayores amenazas a las que se enfrentan los niños hoy
en día, y subraya la necesidad urgente de tomar medidas ambiciosas.
La comunidad
internacional considera que las decisiones que ahora se tomen tendrán que ser
decisivas para determinar cómo será el futuro de niños. La vigésima primera
conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático, también conocida
como COP21, es la gran oportunidad para emprender el camino adecuado.
La necesidad es evidente.
Es impostergable reducir de manera radical las emisiones de gas de efecto
invernadero para frenar el aumento global de las temperaturas. Si no se adoptan
las medidas necesarias, perjudicaremos gravemente el futuro de los niños y
del planeta que ellos heredarán. No se afirma pero lo cierto es que esta
pandemia covide19 es una evidente manifestación del cambio climático.
El fenómeno conlleva un aumento en el nivel del mar, lo que pone una amenaza para aquellos países o regiones que se encuentran en islas o en otros hábitats costeros.
También se sabe que esos aumentos pueden provocar inundaciones, sequías, olas de calor y otros fenómenos meteorológicos cada vez más frecuentes y peligrosos. Y sabemos que los niños se verán afectados de manera desproporcionada. Los niños cargan con la mayor parte de las consecuencias de enfermedades como el paludismo, la fiebre del dengue o la diarrea, que además se ven agravadas cuando se dan fenómenos meteorológicos extremos.
Cuando sus familias
pierden su sustento a causa de un desastre de este tipo, los niños se ven más
expuestos a la desnutrición, que en ocasiones puede derivar en retrasos en el
desarrollo mental o en la muerte prematura. Además, son los más vulnerables a
la explotación y el abuso cuando las condiciones meteorológicas adversas
obligan a muchas comunidades a abandonar sus hogares, describen numerosos documentos y artículos de la ONU..
El cambio climático
afecta a todos, pero algunas comunidades están más expuestas que otras, como
las que se encuentran en zonas que van desde el Delta del Mekong hasta el
Caribe o desde las islas del Pacífico hasta el Cuerno de África. No podemos dar
lugar a que se produzca una escalada del cambio climático que no podamos
controlar.
La información
estadística resulta corta para conocer la gravedad del drama que nos lleva el cambio climático. La UNICEF revela que alrededor de uno de cada cuatro
niños de los 2,3 mil millones que hay en el mundo viven en zonas con tendencia
a sufrir inundaciones; 160 millones viven en zonas donde las sequías son
especialmente graves, y más de 115 millones en zonas con un riesgo muy alto de
ciclones tropicales (huracanes, tifones o ciclones, según la región donde se
registren).
No se puede ocultar que
los más pobres del mundo están expuestos a los mayores riesgos. De los 530 millones de
niños que viven en zonas extremadamente expuestas a inundaciones, 300 millones
están en países donde la mitad o más de la población vive en situación de
pobreza (con 3,10 dólares al día). Además, apenas cabe duda de que los
fenómenos meteorológicos, cada vez más frecuentes y graves, podrían
obstaculizar los esfuerzos para erradicar la pobreza.
El cambio climático está presente y la indiferencia de los
gobiernos agrava la cruda realidad. Algunos de los impactos de las emisiones
que ya se han liberado en la atmósfera son irreversibles, y los padres, los
gobiernos tienen la obligación de evitar
que el calentamiento global alcance niveles catastróficos.
En este contexto la
Casa Blanca, tal como anunció en la campaña del partido demócrtaa del 2020 comienza a impulsar el
plan prometido. El nuevo gobierno acaba de invitar
a 40 líderes del mundo con el objetivo
de instar a otros países a formular sus propios compromisos para reducir los
gases de efecto invernadero, como parte de la próxima cumbre climática.
Entre los convocados
figuran los mandatarios de China, Xi Jinping, y de Rusia, Vladímir Putin, con
los que Washington mantiene una relación tensa, pero corresponde a la comunidad
internacional actuar con prioridad la
salud, la vida de la humanidad.
La reunión convocada se
realizará el 22 y 23 de abril. Han sido
invitados también los líderes de 17 países que son responsables del 80% de las
emisiones globales, así como los dirigentes de otras naciones que sufren los
efectos del cambio climático o que han demostrado voluntad para combatirlo.
Se anunciará "ambiciosos
objetivos" para reducir las emisiones de carbono bajo el paraguas del
Acuerdo climático de París, del que EE.UU. salió bajo el gobierno republicano
(2017-2021) y al que se reincorporó el gobierno de Biden, en su primer día como
presidente.
Entre los líderes
latinoamericanos invitados figuran los presidentes de Argentina, Colombia,
Brasil, Chile y México. Por Europa la
presidenta de la Comisión Europea, la canciller
alemana, el presidente francés, el presidente del gobierno español y el primer
ministro británico.
EE.UU. espera que la
reunión sirva para preparar la Cumbre del Clima de Glasgow (COP26), que debía
haberse celebrado a finales de noviembre de 2020, pero que fue pospuesta por la
pandemia de coronavirus y está previsto que tenga lugar entre el 1 y el 12 de
noviembre de este año.
El gobierno de EEUU anunciará unos "ambiciosos objetivos" para reducir las emisiones de carbono.." El Plan para liderar el Mundo Democrático y enfrentar los desafíos el Siglo XXI”, es el título del ensayo del presidente Biden que explica el por qué su país debe liderar nuevamente.
Anunció que se unirá al
Acuerdo Climático de París y liderará un
impulso diplomático para elevar las aspiraciones de los objetivos climáticos de
los países. Para lograr una economía de energía limpia con emisiones netas cero
para el 2050, describió en su plan
integral, en los primeros 100 días en el cargo.
Las relaciones entre
Estados Unidos y Rusia han llegado a su nivel más bajo desde 1985. La
injerencia de Moscú en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 y
sus aparentes intentos de afectación a la campaña electoral de 2020 han hecho
de Rusia uno de los temas tóxicos del debate nacional, alcanzando niveles que
no había logrado desde la década de 1950, según registro de las princiaples fuentes de la prensa, incluyendo Diario16..
Si bien en sus mejores momentos los vínculos ruso-estadounidenses representaban una combinación de cooperación y competencia, en la actualidad son mayormente contenciosos. Dada su calidad de superpotencias nucleares, Rusia y Estados Unidos tienen la singular responsabilidad de mantener la paz y desalentar la proliferación internacional de armas nucleares, biológicas y químicas.
Existen además desafíos
en todo el mundo que exigen que ambos países trabajen juntos como es ca acumbio climático, la administración del Ártico y la pandemia de
COVID-19. El reto es lograr un equilibrio aceptable entre la cooperación y la
competencia,
Pero Washington y Moscú no
comparten la misma interpretación de los factores que impulsan la política
mundial. Rusia procura la creación de un mundo “post occidental” en el que
Estados Unidos sea una de varias grandes potencias, desprovista de la capacidad
de Putin, con 68 años de edad, cuyo
poder presidencial desde el 2012 se extiende hasta 2036 y lo convierte en el líder más longevo después de Stalin.
Biden argumenta que
las políticas en su país y en el extranjero están profundamente conectadas y
promoverá, una vez más. colocar a los
Estados Unidos a la cabecera de la mesa, liderando al mundo para abordar los
desafíos globales más urgentes, como el cambio climático hasta la proliferación
nuclear, desde la guerra cibernética hasta la migración masiva.