NAVIDAD
David Flores Vásquez,
Jurista, especializado en Turismo Cultural, es
Director de La Lira Huaylina
Otra vez, Señor, la Navidad
toca a mi puerta y no sé cuánto más he caminado hacia ti, porque Tú,
felizmente, cuentas el tiempo de manera
diferente.
Otra vez la Navidad, Señor, y con el anuncio de tu venida,
renace la esperanza. Por eso hay tantas
cosas que decir y que pedirte que, en verdad, no sé cómo empezar. No
obstante, déjame decirte algo:
Quiero que permitas que pueda maravillarme como un niño ante
el dulce canto de las aves al clarear el día; quiero entender lo que dice el
arroyo que se desliza entre el verde prado;
quiero el silencio solemne de la montaña que se entristece cuando se
pone el sol; quiero el murmullo de las olas que incansablemente van y vienen
queriendo hablar al corazón de la gente; quiero el arco iris en las nieves
eternas; quiero la lluvia…..quiero el viento……..quiero la luna llena……quiero el
sol…….
Quiero todo eso, Señor,
porque Tú estás en ellos. Tú no estás en las luces de neón ni en los
regalos; Tú no estás en los opíparos banquetes; estás más bien con los que no
pueden comer…..porque no tienen, y estás
con los que sufren, pero que sí te quieren bien.
Haznos diferentes, Señor, para entender que todos somos
hermanos; que tenemos que querernos; y que, antes que las cosas materiales y
superfluas, está la maravilla de tu creación.
Devuélveme por eso, Señor, a
mis años infantiles en que iba al templo de mi tierra, a media noche,
tras los niños que vestidos de pastores, te entonaban villancicos, sin esperar
absolutamente nada, pues lo único que querían era adorarte.
Otra vez, Señor, la Navidad toca a mi puerta. Solo la abriré si Tú vienes a
verme…………….
David
Orquesta de A desde Fideles-España
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San Lucas escribe sobre el nacimiento de Jesús en Belén: “Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando se empadronase todo el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y familia de David, subió de la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, en Judea, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que mientras estaban allí, le llegó el tiempo del parto a ella y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada” (Lc. 2, 4-7)