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domingo, 12 de mayo de 2019
HIMNO A LA MUJER
¿En perseguirme, mundo, qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas,
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi entendimiento
que no mi entendimiento en las riquezas.
Yo no estimo hermosura que vencida
es despojo civil de las edades
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor en mis verdades
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.
La ensoñación del amor se hace presente en este soneto. Pero no solo hay que leer aquí el amor como relación humana, sino como experiencia divina. El amor divino no puede ser poseído, pero sí
experimentado. La voz lírica anhela y goza a la vez..
Sor Juana Inés de la Cruz, nació el 12 de noviembre de 1651, en el estado de México, antigua Nepantla; aunque se dice también que pudo ser el 2 de diciembre de 1648, el día de su nacimiento. Fue una de las tres hijas, junto a María y Josefa, del matrimonio conformado por Isabel Ramírez y Pedro Manuel de Asbaje.
Fue una niña muy audaz e inteligente, que, con tan solo 3 años de edad, aprendió a leer y escribir. Se crió junto a su abuelo materno entre las haciendas de Panoaya y Nepantla. Su madre la envió a la casa de una de sus hermanas luego de la muerte de su abuelo, allí aprendió tareas femeninas y, además, estudio latín.
Ingreso a la Corte Virreinal como dama de honor de la esposa del virrey, Antonio Sebastián de Toledo. Posteriormente fue recibida en el convento de las carmelitas descalzas, pero allí no duró mucho tiempo por quebrantos de salud.
En 1669, llegó al convento de la ciudad de México, donde se desenvolvió como archivista y contadora, lugar donde permaneció hasta el día de su muerte, a causa de la peste.
A partir de 1680 comenzó su etapa más activa con la concepción del Neptuno Alegórico, arco triunfal como homenaje a los virreyes de la Laguna. En esa misma época y según la Carta al Padre Núñez escrita alrededor de 1682, despidió a su confesor, por una situación confusa y polémica de la monja.
Fue una de las más grandes figuras de las letras hispanoamericanas del siglo XVII, y esto se puede apreciar en la gran cantidad de obras que escribió. Comedias de enredo, obras cortesanas y religiosas, La segunda Celestina, Los empeños de una casa; junto a Juan Guevara escribió la comedia mitológica, Amor es más laberinto; autos sacramentales: El cetro de José, El Divino Narciso, San Hermenegildo, entre otras.
Primero sueño, es uno de sus extraordinarios poemas en forma de silva y con casi 1000 versos. Más adelante en 1960, el obispo Fernández de Santa Cruz, publicó la Carta Atenagórica, seguida por la Carta de Sor Filotea, y en la que anima a sor Juana a abandonar sus escritos profanos y encaminarse por los religiosos.
En 1961, Respuesta a sor Filotea, es una obra célebre y digna de mencionar, sin dejar atrás, la contestación a la Carta del obispo de Santa Cruz, una notable y destacada defensa en nombre de sus derechos y la libertad de expresarse abiertamente.
Los últimos años de su vida, generaron gran controversia y motivaron la división de los sorjuanistas, pues unos apoyaban su conversión y otros pensaban que su silencio se debía a una persecución.
Sin embargo y muy a pesar de muchos y a favor de otros tantos, Sor Juana Inés de la Cruz, ratificó sus votos religiosos, el 8 de febrero de 1694.
El 17 de abril de 1695, muere de tifus en la Ciudad de México. Sus restos reposan donde en la actualidad se encuentra, la Universidad de Claustro de Sor Juana.