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domingo, 18 de febrero de 2018

SAN VALENTIN Y LA MASACRE EN LA FLORIDA, por Panoramica de Milán




 

Tener un trastorno de salud mental puede ser tan grave como tener un ataque al corazón, o cualquier otro trastorno de salud física que ponga en riesgo la vida…, explica American Psychological Association – APA,  la organización  científica y profesional que representa a la psicología en los Estados Unidos, con más de 115,700 investigadores, educadores, clínicos, consultores y estudiantes como miembros.

Este  tema que debe ser preocupación permanente  estalla una vez más   con la masacre de estudiantes en un colegio de La Florida, en el  Día de San  Valentín, que la Iglesia atribuye  el símbolo del  Amor, de la Amistad, de la Fraternidad.

No obstante la dimensión que merece  el cuidado de la Salud Mental,  de los 44 millones de personas en los EEUU que tienen un trastorno de salud mental, sólo un tercio recibe tratamiento, informa APA, lo cual  revela  un elemento clave  para conocer  el origen, la causa y las consecuencias de la violencia que azota la sociedad.

Una encuesta de esta misma organización, del 2004,  precisa que la falta de seguro médico (87%) y el costo del tratamiento (81%) son los principales factores para no buscar servicios de salud mental. El mismo sondeo muestra que el 85% de los encuestados opina que el seguro médico debería cubrir los servicios de salud mental.

Una persona enferma de esquizofrenia, explica el investigador español Sergio Gonzáles Valero, que menos de la mitad de los afectados cumple con su tratamiento. Hacen falta más recursos para mejorar su integración en la sociedad.

La sociedad en general está enferma, porque una gran mayoría de familias tiene prejuicios de reconocer  que la llamada locura, aún persisten muros muy altos que derribar y derechos por alcanzar, argumenta José Luis Rico, psicólogo y subdirector de la Asociación Madrileña de Amigos y Familiares de Personas con Esquizofrenia de España (Anafe).

Michelle Funk, especialista de la OMS, subraya que diversos estudios realizados en EEUU y Reino Unido han demostrado que «las personas con enfermedad mental mueren entre 10 y 20 años antes que la media de la población».

El seguimiento del tratamiento, por ejemplo, en el caso de los afectados por esquizofrenia «es mejorable. Convendrían mayor número de consultas y más tiempo de atención». Pero el dato más preocupante es que el 25% abandona la terapia durante los primeros 10 días, el 50% durante el primer año y el 75% a los dos años.

El desarrollo de lo social en la salud mental ha permitido que  participen todos los factores en la comunidad, se identifiquen los problemas y se enfrente con valentía e inteligencia cualquier situación que entorpezca el logro de los pilares básicos del sistema y los servicios de salud mental. Palabras clave: salud mental, desarrollo social, salud comunitaria, organización.

La OMS también estima un aumento considerable de las enfermedades mentales, tanto en los países de bajos ingresos como en Europa Occidental y América del Norte, debido al envejecimiento de la población, al estilo de vida y a la proporción cada vez mayor de personas que se hallan expuestas a situaciones psicosociales adversas.

El paro prolongado, formas de vida aislada tras el debilitamiento de los lazos familiares y sociales, la movilidad social y geográfica, situaciones de exclusión social (inmigrantes, sin techo, marginales), aumentan la vulnerabilidad a la enfermedad mental.

Situaciones de riesgo  se unen al rápido crecimiento de los casos de SIDA —con los trastornos psicológicos asociados— y, sobre todo, a la imparable adopción por gente muy joven de patrones de conducta lesivos para la salud, especialmente el abuso de drogas y el alcohol, la conducción peligrosa de vehículos, el gusto por el riesgo y la violencia.

En Europa, el vertiginoso desmoronamiento de los regímenes políticos del Este, y las dificultades en el proceso de transición a una economía de mercado de estos países, han empujado a situaciones extremas a amplios grupos de la población con violaciones masivas de los derechos humanos —desplazamientos forzosos, guerras terribles, empobrecimiento de la mayoría de la población—, de incalculables consecuencias para la salud mental de las personas afectadas.

Diferentes autores consideran que la situación presente empeorará en los próximos años como resultado de la desmedida ola de violencia que aflige África, Asia y América Latina y el crecimiento de la población, especialmente en los países en desarrollo. El Banco Mundial sitúa en primer lugar la enfermedad mental, antes que el cáncer y las enfermedades cardiovasculares— como por el costo que representan.

Cuba se encuentra entre los países que dedican grandes esfuerzos mediante sus diversos organismos y ministerios para promover estilos de vida saludables y prevenir los trastornos que afecten la salud mental del ciudadano. Las estrategias de salud en este sentido abarcan no solo a ministerios como los de Salud Pública, Educación, u otras instituciones estatales, sino a otras organizaciones sociales.

En la psiquiatría se considera que “la salud mental es el estado de equilibrio y adaptación activa y suficiente que permite al individuo interactuar con su medio, de manera creativa, propiciando su crecimiento y bienestar individual, y el de su ambiente social cercano y lejano, buscando mejorar las condiciones de la vida de la población conforme a sus particularidades”.

En 1996, el congreso de Estados Unidos comenzó a abordar el tema de la discriminación en la cobertura de salud mental al promulgar la ley de paridad en la salud mental (MHPA por sus siglas en inglés) que exigía a las compañías de seguro que trataran la cobertura de los trastornos de salud mental y física de manera similar. Sin embargo, las aseguradoras pudieron hallar lagunas en la ley, que permitió a los planes de seguro médico cubrir los servicios de salud mental en niveles más bajos que la atención médica física. Poco, muy poco se ha avanzado  en impulsar la salud mental, como premisa de la Salud.

Jorge Zavaleta Alegre, es Periodista, Licenciado en Ciencias Sociales y Filosofía. Co-fundador de Gestión, primer diario de economía y negocios del Perú. Oficial de prensa del BID, autor de cinco libros sobre America Latina y ahora, Corresponsal de El Mercurioi  y Diario16 de Madrid, desde Washington.

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Jorge Zavaleta  Alegre
“Es probable que no me conozcas pero yo, como tú, formo parte del 0,01%, soy un orgulloso capitalista”.

Son  frases de Nick Hanauer, empresario estadounidense fundador o inversor en más de una treintena de compañías, el hombre que vendió  Quantive a Microsoft por 6.400 millones de dólares y una de las primeras fortunas que invirtió en Amazon, escribía en el verano de 2014 un artículo dirigido a sus “compañeros multimillonarios”.

Reconocía, Hanauer, ser uno de los suyos, alguien “con una vida que el otro 99,99% de los americanos no podrían ni siquiera imaginar. Numerosas casas, mi propio avión, etc. Ya sabéis de qué hablo”, comentaba con complicidad.

El artículo publicado, no era un regodeo en su nivel de vida derivado de su riqueza, al contrario, pretendía señalar el absurdo de acumular riqueza cuando ya no te puedes comprar ni una camisa más al año. Se trataba de una advertencia.

“¿Qué veo ahora en el futuro? Veo horcas (…) Vendrán a por nosotros”, decía, porque el problema no es la desigualdad, que ha existido siempre, sino el nivel que está alcanzando y que no para de crecer. “A menos que cambiemos nuestras políticas radicalmente, la clase media desaparecerá, volveremos a la Francia de finales del XVIII. Antes de la revolución”. 

EL CRISTO CRUCIFICADO
Cristo nunca prometió el cielo a sus seguidores. Tampoco ninguno de sus apóstoles creyó que iría al cielo para estar con Dios y Jesús. Fue el filósofo Griego Platón el que sentó las bases de un alma inmortal que parte de este mundo después de la muerte, filosofía al ser mezclada con el pensamiento 
Hebreo, nació el gnosticismo  que amenazó  la doctrina cristiana.

Esta disquisición sobre la religión en la vida de un pueblo, nos revela  la perpetuidad de la pobreza en medio de la insultante acumulación material.

El Cristianismo sirve ahora para pensar que se pueda poner fin a la pobreza extrema hacia 2030, cuando la premisa fundamental  es  reducir la desigualdad.

El  Banco Mundial, el 2 de Octubre de 2016,  en un estudio sobre “la prosperidad compartida”, afirmó que  la pobreza extrema sigue disminuyendo en todo el planeta  a pesar del estado letárgico de la economía mundial, aunque sea necesario incluir medidas orientadas a reducir el elevado nivel de desigualdad:

Casi 800 millones de personas subsistieron con menos de USD 1,90 al día en 2013, cifra que representa alrededor de 100 millones menos de personas extremadamente pobres que en 2012.

Actualmente, la mitad de los habitantes extremadamente pobres del planeta vive en África al sur del Sahara, y otro tercio vive en Asia meridional. Sin embargo, todavía hay un número excesivamente elevado de personas que subsisten con muy pocos recursos como es el caso de América Latina.

Los estudios de diferentes instituciones coinciden que para poner fin a la pobreza, debemos lograr que el crecimiento beneficie a los más pobres, y una de las medidas más eficaces en ese sentido es reducir el elevado nivel de desigualdad, en particular en los países donde residen muchas personas pobres.

Pero ese deseo choca con la realidad ya que en 34 de los 83 países que involucra la  encuesta del BM, las brechas de ingresos se ampliaron debido a que los ingresos del 60 % más rico de la población crecieron a un ritmo más acelerado que los del 40 % más pobre.

En 23 países, los ingresos del 40 % más pobre disminuyeron efectivamente no solo respecto de los miembros más ricos de la sociedad, sino también en términos absolutos. Brasil, Camboya, Malí, Perú y Tanzania,  han logrado una reducción  de la desigualdad en el curso de los últimos años, pero es tan insignificante  el avance, dentro de un universo que subleva a las mayorías marginadas  de la soñada calidad de vida.

Los investigadores identifican seis estrategias de alto impacto para incrementar los ingresos de los pobres: Aumentar su acceso a servicios esenciales. Mejorar sus perspectivas de desarrollo a largo plazo, sin menoscabar el crecimiento es decir desarrollo y nutrición en la primera infancia. Cobertura universal de salud.  Acceso universal a educación de calidad.


Oxfam Intermón, presentó en el Foro Económico Mundial  en Davos (Suiza). Según sus conclusiones, sólo 62 personas poseían en 2015  y en el  2010, eran 388 personas,  la misma riqueza que 3.500 millones de personas (la mitad más pobre).

El francés Thomas Piketty, autor de El capital en el siglo XXI o las que defiende el Nobel de Economía Joseph Stiglitz, señala que: Desde bancos como Credit Suisse a instituciones transnacionales como la OCDE afrontan estudios con diferentes focos para saber qué está pasando con el nivel de desigualdad. Cuánto tiene el 1% privilegiado y cuánto el resto.

Según Credit Suisse en su informe global 2015, la crisis financiera ha tenido un claro impacto en el tamaño de la clase media. Prácticamente todas las regiones redujeron el número de adultos que formaban parte de la clase media entre los años 2007 y 2008. Al comienzo de la crisis financiera,  el número cayó en 102 millones.

Solo en Norteamérica se han recuperado las cifras previas a la crisis del 2008. En Europa, África y América Latina el tamaño de la clase media no ha hecho sino bajar desde ese año, con cierta tendencia a recuperarse en África y América Latina pero no en Europa.  

Datos de la parte más privilegiada de la pirámide económica aparecen en la lista Forbes,   pesar de tener sus deficiencias como poner especial foco en la riqueza financiera y sobre todo en la tenencia de acciones de sociedades cotizadas (por un claro motivo de facilidad de medición) y mucho menos en la riqueza inmobiliaria o los activos suntuarios como los yates.

Depura la lista eliminando aquellos países con un número muy escaso de milmillonarios o aquellos que llevan menos de cinco años en la lista y le aplica aproximaciones en base al principio de Pareto (que simplificando viene a decir que si el 20% de la población tiene el 80% de la riqueza, el 80% de la población tiene que ser propietario del 20% de la riqueza restante).

La distribución de la población por rangos de riqueza muestra las diferencias entre países en lo que a desigualdad se refiere. Así potencias emergentes como Brasil, concentra el 75,9% en el rango de riqueza más bajo. En países más avanzados, el porcentaje es más homogéneo, como Austria, Dinamarca, Finlandia o Alemania.

El Banco Interamericano  de Desarrollo afirma que la  inequidad económica regional en América Latina y el Caribe (ALC) es enorme, y dicha desigualdad en la distribución territorial de la riqueza genera, por ejemplo, marcadas disparidades en el nivel de ingresos públicos subnacionales: La diferencia entre el 10% de los gobiernos intermedios con mayor recaudación de impuestos y el 10% de menores recaudos es, en promedio, superior a ocho veces.

Cada año no son pocos los distritos o provincias que logran dividirse o “independizarse”. El ejercicio del  poder local debería ser una escuela para construir más democracia, mayor desarrollo.

Pero, por ejemplo,  en el caso del proceso de descentralización y regionalización realizado  en Perú, desde 1990 a la fecha solo  han servido para fortalecer el  centralismo de la administración nacional, manipular las orientaciones políticas, condicionar  desembolsos al capricho  del Ministerio de Economía y la multiplicación en progresión geométrica  de la corrupción local, imitando la conducta de la capital nacional y/o compartiendo dividendos con burocracias locales.

Cuanto  más pequeño el distrito, crecen las posibilidades de la sustracción de los recursos fiscales o el inicio de obras relacionadas con obras de menor trascendencia, como locales municipales, la placita central. Inclusive, los programas sociales son abastecidos  por empresas transnacionales con sede en la capital nacional. 

La prensa  regional está saturada de denuncias  sobre  estas irregularidades. Leamos por ejemplo las páginas de El Sol del Cusco, Noticias de Arequipa, Prensa Ancashina, Uno de Lima, que revelan casos  impunes, sabiendo que los evasores no tendrán un lugar en el cielo.

El sector más rico de América Latina y el Caribe posee el 71% de la riqueza y tributa solo el 5,4% de su renta personal, de acuerdo con la investigación Tributación para un crecimiento inclusivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y OXFAM.

En algunos países de América Latina y el Caribe el estrato de mayores ingresos paga por concepto de este impuesto entre el 1% y el 3% de su ingreso bruto, mientras que en otros países aporta alrededor del 10%. En comparación, en Estados Unidos la tasa efectiva para el 10% más rico es de 14,2% y en algunos países europeos incluso excede el 20%, explican diversas fuentes  especializadas y medios como  The Economist, Diario16, El Mercurio, Time de Nueva York,  Emmitsburg News Journal..