Larga vida para la Lira Huaylina que cumple 72 años de vigencia en la memoria de los pueblos que escriben la historia con el canto y la música. El Diario 16 y El Mercurio de Madrid.JZA
Las leyendas dan cuenta que LA LIRA es una herramienta preferida por los ángeles y los seres míticos como hadas, elfos... Su sonido es etéreo, de alta vibración. En la antigüedad se le ha asociado con lo divino, así como el violín y la flauta. Al hacer esta conexión con octavas muy elevadas se le ha llamado "el lenguaje de los pájaros o de los dioses", y también de jerarquías superiores o celestiales. Este lenguaje es percibido por espíritus que han alcanzado altos estados de conciencia: El Heraldo del Caribe colombiano.
Escribe David Flores Vásquez
Un
30 de octubre de 1945, hace 72 años, se
fundó en Huaylas, Ancash, “La Lira de Huaylas”, hoy “Lira Huaylina”. El 5 de
julio del año siguiente hizo allí su primera presentación pública. Quiero por eso caminar hoy, de puntitas, como
en los tiempos en que conocí a la “Lira”, casi como espiando, para que no se
advierta que mucha agua ha corrido bajo
el puente y, sobre todo, para no romper el
dulce hechizo tejido en tan
largos años transcurridos.
Los
tiempos que nos toca vivir invitan a la reflexión y al recuerdo para tratar de
entender el entusiasmo que animó a los pioneros de la “Lira” que plasmaron sus
sentimientos y romanticismo en la fundación de una institución musical, hecho
singular no solo por la época en que se hizo, y el lugar que los cobijó sino,
sobre todo, para poder apreciar su vigencia
pues aún nos permite seguir
hablando con cariño de ella, en presente.
Recuerdo
vagamente haber asistido, junto con algunos
niños de mi edad, y seguramente como excepción, dada la concurrencia de
solo personas adultas, a la primera
presentación de La “Lira” en el Hotel América de la familia Rodríguez Haro.
Creo que mis padres me dieron su anuencia porque en el grupo de los entusiastas
músicos estaba mi hermano Rodo, activo promotor y primer Presidente de la
institución. No estaba, por cierto, en mis más
lejanos y atrevidos sueños llegar
a ser integrante del conjunto y menos
pasear orgulloso su nombre por diversos escenarios. Había, además, otra razón para asistir al estreno: Padrinos
de La Lira fueron designados don Agustín Romero Herrera, Director de mi Escuela
N° 323 y más tarde mi querido maestro del sexto año de primaria y Pina Rodríguez Haro, entonces Directora del
Jardín Infantil, a quien mi hermano Lucho, en ese entonces su alumno, hasta hoy,
la nombra simplemente como su “Señorita Pina”.
En
el escenario preparado exprofeso, había una mesa en la que estaban los
instrumentos musicales cubiertos con delicados tules. En el momento oportuno,
los instrumentos fueron descubriéndose, uno a uno, y entregados por los
padrinos a los integrantes para que se iniciara el programa musical en el
que, cada canción, estuvo dedicada a una
persona visible de la localidad. Curiosamente, en esa primera presentación, no
hubo ni una marinera ni un huayno, lo que hoy
resultaría inaceptable herejía.
Pero
volvamos a esos tiempos para reflexionar un poco: Cuando La “Lira” ensayaba en
casa de alguno de sus integrantes, los niños solo podíamos espiarlos tras las
cortinas o por una ventana. La música era cosa de adultos pues, decían que
muchas veces, derivaba en bohemia y eso, para los padres de entonces, no era recomendable. Mas, no podemos negar
que nos impactaba mucho cuando alguna
vez escuchábamos a distancia una sentida serenata. Con el tiempo supe, por
versión de mi maestro don Jacinto Córdova Sánchez, que en una serenata había
que cantar primero una polka o paso doble (“para que se despierte”); un vals
(“para que goce”); un yaraví (“para que llore”); y, una marinera y un huayno
(“para que se alegre”). Si a todo esto
añadimos: noche solemne de luna
llena y un corazón ansioso tras la ventana, convendremos en que estábamos
frente a una tradicional serenata.
Los
de mi generación despertamos así a la vida en ese ambiente de romanticismo y
respeto en el que, por ejemplo, quien
invitaba a bailar a una dama, se abrochaba primero el saco y luego la invitaba
a bailar. Al terminar la llevaba hasta su sitio después de haberle brindado
refrescos o mistelas. Durante el baile se podía conversar con ella y,
lógicamente, según la ocasión, era
el momento esperado para confiarle
alguna cuita. Hoy parece que en una fiesta los jóvenes ya no hablan o hablan
muy poco. Es verdad, hay que admitirlo…………..los tiempos cambian.
La
“Lira” un buen día reapareció en Lima
reuniendo a algunos fundadores y a quienes, como yo, se fueron sumando en el camino. Vinieron
luego las presentaciones en diversos escenarios, emisoras, instituciones, viajes
y, lógicamente, las grabaciones que,
gracias a Dios, han dado la vuelta al mundo. Se, por ejemplo, del
matrimonio de un peruano, en muy distante país, en el que los novios
ingresaron al templo a los acordes de “El Cóndor Pasa” grabación de la “Lira Huaylina”. Se también de gente amiga, en lejanos países como
Suecia, Rusia o Australia, que sufren a la patria lejana con las notas de
nuestra “Lira”. No es mérito del conjunto. Significa que hay peruanos en todo
lado y que se sembró buena semilla, pues aún fructifica.
Va
desde acá un sentido homenaje a nuestros fundadores: Luis Germán Espinoza
Alcedo, primer Director; Octavio Sánchez
Aguirre, (Tesorero) Ricardo Cortez, Aurelio Maza, Rigoberto Cox Peregrino,
Filemón Villar, Edgardo Villar, Diógenes Villar, (Secretario), Horacio
Villafana Villafana (Secretario de Cultura) y Julio Rodomiro Flores Vásquez, su
primer Presidente. Los dos últimos, aún nos acompañan con el entusiasmo de la
juventud que, felizmente, “no es una
época de la vida, sino un estado de ánimo”. Ellos, en su momento, aceptaron mi
atrevimiento de integrarme al conjunto. Hoy puedo decirles, en recompensa, que,
gracias a Dios, me ha tocado colaborar en una buena parte de su larga
trayectoria difundiendo nuestra música y
paseando con orgullo el nombre de Huaylas por diversas latitudes en la línea que ellos, tempranamente, nos trazaron.
Perdonen ahora que, para terminar esta remembranza, deje de lado la modestia y le
diga a nuestros paisanos y amigos que la “Lira Huaylina”, es un referente en la
música ancashina. Por cierto, no es apreciación
mía. En efecto, el 14 de diciembre del 2015, el Congreso de la
República, presidido por el señor Luis Iberico Nuñez, en ceremonia pública, otorgó al Conjunto una Medalla y un Diploma de Honor “En
reconocimiento a su destacada trayectoria y valioso aporte a la cultura musical
ancashina”.
Corresponde entonces a las nuevas generaciones y agrupaciones
musicales, llegar aún más lejos de los lugares
a donde ha llegado la “Lira”. Para ello, no existe secreto alguno: Solo
hace falta dialogar siempre con Orfeo, que contento y
feliz, como corresponde a los míticos dioses, pulsará su cítara con ellos; y, luego,
brindar siempre el cariño, cada vez más grande, a Huaylas, nuestra querida tierra que, entre
dorados trigales y sonrientes mazorcas de maíz,
seguirá inspirando los más nobles
sentimientos.
DFV, jurista y músico, Director de la Lira Huaylina.
Lima,
octubre del 2017.