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martes, 11 de octubre de 2016

ANCASH: Una década perdida, por Marco Castillo, del GIII






Durante el periodo 2007-20015, solo por canon minero, el departamento de Ancash recibió más de 14 mil millones de dólares. Sin embargo, durante ese mismo periodo, la tasa de crecimiento en nuestro departamento fue poco más del uno por ciento anual, en tanto el crecimiento promedio del país superó el cinco por ciento.

Es obvio que compartimos la necesidad  de profundizar  la descentralización, pero nuestra perspectiva  no significa que el Gobierno Central deje de cumplir con su rol de orientar y fiscalizar el correcto uso de los recursos públicos. En vez de hacer aquello pareciera que ha evadido la realidad, ha practicado un conducta resumida en la frase "hacerse de la vista gorda". Peor aún, ha conservado  un sistema judicial y de control   colapsado. 

Se creó un caldo de cultivo, un  rumor sobre la interrelación del gobierno regional o de gobiernos locales  condicionado a un perverso mecanismo llamado “diezmo”. De esa manera  se da paso a un sistema que distorsionó valores y conciencias. Que permitió la desviación de importantes recursos en perjuicio de proyectos  considerados como aportes  a la solución de  problemas centrales de nuestra Región. El saldo de esa perversa conducta se traduce en inversiones marginales.

En esta oportunidad,  queremos remarcar que esa administración sin valores, sin ética arroja como balance un profundo  daño a la niñez ancashina. Diversos trabajos de investigación social, concluyen que un niño desnutrido o con anemia será un ciudadano  sin posibilidades de pleno desarrollo,  pues el daño que sufrirá en sus conectores neurales será permanente y afectará su capacidad de aprendizaje. El daño es inclusive irreversible..

Hace un año se realizó en la ciudad de Huaraz el Encuentro Regional de Lucha contra la Anemia y Desnutrición infantil (movilización impulsada por el Grupo Inversión en la Infancia). En esta cita participaron  autoridades del Gobierno Regional, funcionarios de la Dirección Regional de Salud, algo más de setenta autoridades Municipales, representantes de la Mesa de lucha contra la pobreza y organizaciones de la Sociedad Civil. Los medios radiales y televisivos, por lo sensible del tema, le dieron importante cobertura noticiosa al Encuentro.

En ese Encuentro,  la Encuesta Demográfica y de Salud (ENDES), señaló que la anemia infantil es un problema  cada vez más agudo. Si en el 2011  nuestra Región llegó al  42,2 por ciento de niños de 6 a 36 meses de edad con anemia, el 2015, la  misma fuente de información consigna  un cifra mayor: 45,8 por ciento.

El Gobierno Regional señaló en su exposición que el índice de anemia sería reducido a la mitad al final del primer trimestre del presente año. Una de las recomendaciones del Encuentro consideró que las autoridades municipales incorporen en sus actividades el seguimiento y coordinación de acciones regulares que permitieran reducir ese flagelo en los ámbitos territoriales bajo su administración.

Por sus obras se les conocerá,  reza el dicho popular. Con datos de la ENDES al primer trimestre del presente año, constatamos que en vez de reducirse el indicador de anemia infantil se ha elevado al 50,8 por ciento; es decir, cinco de cada diez niños ancashinos vienen sufriendo de Anemia.

Creemos  que las autoridades municipales deben involucrarse directamente en la atención y seguimiento de este problema para  mitigar los efectos,  no solo porque administran un territorio donde viven niños desnutridos y con anemia, sino porque en dicho territorio debieran concordar acciones con los diversos actores públicos. 

Según el Sistema de información del estado nutricional (SIEN) del sector salud, en varios distritos ancashinos siete de cada diez niños sufren de anemia. En esa lista figuran: Yanama en Yungay, Aija, Llamellín en Antonio Raymondi, Cusca en Corongo, Cochabamba en Huaraz, Huayllabamba en Sihuas, Cátac en Recuay, Parobamba en Pomabamba; y podríamos seguir dando más ejemplos.

Se han creado programas del estado para atacar dicho problema en los sectores de Salud, Saneamiento, Educación, Agricultura y Transportes. 

Asimismo, existen varios programas adscritos al Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS): como el programa nacional Cuna Más, Desarrollo Infantil Temprano (DIT), Programa Nacional de Alimentación Escolar (Qali Warma), Fondo para la inclusión económica en zonas rurales, Mesas de concertación y lucha contra la pobreza, etc. 

A estos programas se les ha ido incrementando anualmente  recursos presupuestales, pero de qué vale si más del setenta por ciento de tales recursos se destinan a sufragar gasto corriente. Pues, mantenemos dudas razonables de que tales programas actúen  con una productiva coordinación y focalización.

Demás está decir que la lucha contra la anemia y desnutrición infantil no solo es responsabilidad del sector público y del sector privado (responsabilidad social empresarial), sino también nos compromete ética y moralmente a todos, como ciudadanos. No solo para sensibilizarnos por el tema que afecta a seres humanos que no se quejan por lo que sufren, sino para involucrarnos, con acciones concretas. Erradicar este flagelo es lograr  un objetivo que está directamente vinculado con el capital más valioso que posee la sociedad peruana: nuestra Primera Infancia.


       


Marco Castillo Torres, economista, natural  de Huaraz, Miembro del Grupo Impulsor Inversión en la Infancia.