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domingo, 17 de julio de 2016

PERU, HAY ABUNDANCIA DE ALIMENTOS, PERO LA ANEMIA CRECE


Jorge Zavaleta Alegre

Los alimentos son abundantes  en gran parte de Latinoamérica,  pero  la anemia en los niños aumenta  aceleradamente. Una de las causas es la incorporación de la mujer al  trabajo, aunque con salarios miserables,  dejando a los  hijos sin el necesario  cuidado materno.

Las Fronteras Vivas,  fue un movimiento  de los años 80 que destacaba la importancia del espacio en el desarrollo integral y armónico de la vida política de un país o de una  región como  América.

Esta tesis fue  alentada por  Enrique Castañón Pasquel ((1917-1994),  declarado por la OEA como   uno de los diez sabios  de la Región,   que promovió  las definiciones sobre geopolítica.

En un memorable viaje por el caudaloso Tambopata, en la región amazónica de Madre de Dios,  acompañado de otros investigadores de los recursos naturales,  puso en evidencia su prodigiosa memoria y  obsesión por la buena alimentación de los niños, aprovechando  la  diversidad de plantas y  frutos de las cuencas andinas, de la  Amazonía, los mares, lagunas, manantiales y ríos. 

Castañón Pasquel  mencionaba, con especial énfasis, el valor de las especies vegetales como  el   Tarwi como un sustituto de  las carnes de camélidos, del  cuy,  de la oveja, la res o el pescado, recordando que una de sus hijas hasta los 17años no podía ingerir un bocado de carne porque  le producía malestar general.

El sabio Castañón recordaba su “Primera Revista de Economía”, enriquecida con pequeñas muestras,  pegadas artísticamente en cada página. Esa publicación,  servía a la  Cancillería  para  que los  embajadores y cónsules pudieran mostrar la variedad y la riqueza de este continente, sobre todo en Sudamérica.

Este año de 2016, los Pueblos Indígenas exponen sus saberes de la cultura alimentaria indígena en una cita convocada  por la Universidad Nacional  de Huamanga, en Ayacucho (centro de estudios que fue satanizado porque de allí salieron, entre otros, el líder principal  de Sendero Luminoso),  el Instituto de  Estudios Peruano IEP,  y Chirapaq organización popular que celebra 30 años  de labor con las comunidades quechuas de  Vilcashuamán, Huamalíes y Umari, conocidas por sus finos  tejidos  con  tintes extraídos  de plantas  y tierras arcillosas; los tallados de madera;   especies   de papas de colores, menestras, quinua, frutas y el valioso tarwi, entre  otros  cultivos.
El estudio, titulado Saber y no poder, a cargo de Tania Portugal y Carmen Yon, del Instituto de Estudios Peruanos IEP, se basa en la experiencia del programa de Soberanía y Seguridad Alimentaria de CHIRAPAQ,  con las comunidades quechuas de Ayacucho.

Las investigadoras dieron a conocer al Diario16 que han comprobado  que las madres de las comunidades sí conocen cómo garantizar la nutrición de sus hijos, pero no pueden lograrlo por las dificultades de acceso a alimentos como la carne y los huevos.

Además, muchas veces las madres enfrentan sobrecargas de trabajo que les impiden cumplir con el cuidado de sus hijos e hijas. Los programas estatales deben tomar en cuenta estas condiciones para concretar una política integral contra la desnutrición infantil.

En varias  Regiones del Perú la cifra de pobreza ha alcanzado el 74% de niños con anemia, según la Fundación Acción Contra el Hambre-ACF y plantea el uso de técnicas ancestrales para procesar alimentos ricos en hierro y reforzar la nutrición de los niños. En algunas zonas andinas la anemia afecta a más de la mitad de los niños menores de 36 meses.

BONDADES DEL TARWI
El Tarwi, según Castañón Pasquel, reemplaza a las carnes, aseveración demostrada con la salud de una de sus menores  hijas que hasta los  primeros 17 fue alimentada por este cultivo  nativo, porque tenía  alergia al consumo   de carnes de todo tipo, ya sea de camélidos  como alpacas, guanacos,  llamas,  vicuñas, o de  ovejas  y vacunos  que llevara  España a sus   virreinatos.

Austragilda León, mantiene una propuesta gastronómica que nace de una historia familiar. Explica  su cadena de restaurantes El Tarwi “surge de la idea en común de  tener en Lima y otras ciudades,  un pedacito de su tierra natal, la ciudad de Caraz (ubicada en la Cordillera Blanca del  Callejón de Huaylas-Ancah) , donde los  comensales  saborean los platos típicos (huyendo de la comida fusión),  entre los que destacan el  jamón serrano, tamales, humitas,  llunca de gallina, cuy frito  con picante de papa, la quinua,  la calabaza, “cebiche de chocho o tarwi”,  oferta que cambió la historia alimentaria del mundo,  según la investigación de    Mauro Granados Maguiña.

Es tarwi es una vaina, del color del garbanzo, como si fuera un poroto. Tiene tantas proteínas como la carne, es barato y crece hasta los 5,000 m.s.n.m.  El Lupinus mutabilis es una  leguminosa que fija nitrógeno atmosférico en cantidades apreciables de 100 kg/ha, restituyendo la fertilidad del suelo,  desde épocas preincaicas.

Otro producto  que resalta los nuevos estudios  es el charqui (ch’arki, en quechua o carne seca), una tradición andina milenaria  que ahora  contribuye a  resolver  la anemia infantil.

FRONTERAS  VIVAS
Una  frontera viva implica mantener relaciones muy  dinámicas, integradas  a un sistema  nacional  de producción-consumo –inversión.  La periodista Beatriz  Guardia al hablar de sabores  y cultura, señala que las primeras referencias de la alimentación andina,  provienen de los cronistas españoles asombrados de encontrar gran cantidad y variedad de plantas alimenticias, y un eficiente sistema agrícola conformado de andenes o terrazas,  construidas a más de 3,000 metros de altitud con el fin de recibir la lluvia y las aguas que bajan de altos nevados y montañas, lo que permitía que los pobladores del  Imperio de los Incas estuvieran bien nutridos y gozaran de buena salud.

El italiano Antonio Raimondi, en su obra El Perú,  que data de 1865, se refiere a la importante producción de aceitunas y de aceite de oliva en la costa sur peruana. Productos cuyo consumo habrían sido mayor hacia mediados del siglo XVIII.  

LA MESA  Y EL LECHO
En la prosa del mexicano Octavio Paz hay una prodigiosa confluencia de múltiples saberes. Poesía, poetas, México, historia, política, amor, erotismo, pensamiento, culturas, geografías, arte, ciencia, ciudades, escrituras, religiones, disidencias y contrastes. No estuvo ausente de su obra una meditación luminosa acerca de temas gastronómicos.

En las páginas de su libro El ogro filantrópico, ensayo publicado en el año 1971 con el título La mesa y el lecho, nos permite comprobar la altísima estimación que Octavio Paz tuvo por la cocina como seña de identidad cultural, así como su perspicacia para ver antes que nadie los peligros de una moda incipiente de la comida fusión.

A partir de “Fourier y su Nuevo Mundo Amoroso, Paz compara a la erótica con la gastronomía (más intensa la primera, más extensa la segunda) y describe con imágenes precisas la desangelada cocina norteamericana tradicional, a la que contrapone sabrosura y riqueza de una ingesta llena de picantes chocolates y dulces o amargos chiles”, señalan publicaciones de la Universidad Autónoma de México.

Paz se vale de esas notables diferencias para confrontar el alma y el carácter de dos pueblos vecinos, pero antípodas.

En suma, resulta que para entonces comenzaba a ponerse en boga la que poco después sería llamada “cocina de fusión”, hoy en descrédito por lo menos nominal. El ideal social del melting-pot se fue alojando también en el mundo gastronómico y los parques temáticos de la diversidad cultural dieron sus primeros pasos y sus primeras perversiones.

América Latina, región que se extiende desde la helada Tierra del Fuego, penetra en la amazonia Brasileña, atraviesa la apretujada cintura calurosa de Centroamérica y recorre el sinuoso río Bravo. ¿Quiénes somos los latinoamericanos? ¿Qué rasgos compartimos?, se preguntaba Eduardo  Galeano en Las  venas abiertas de América Latina.


Revertir la desnutrición en una tierra donde “fluye leche y miel”, sigue siendo uno de los mayores retos que enfrentan los programas de protección a la infancia que impulsan diferentes organizaciones no gubernamentales en convenio con gobiernos locales. Pero no es de extrañar que también numerosas municipalidades están infestadas de empleados corruptos, que olvidan su  responsabilidad social, como los fueron y siguen siendo las comunidades de origen quechua-aymara.