Abandona a 3 mil
trabajadores y 10 mil pobladores de Los Andes centrales en Sudamérica
Jorge Zavaleta Alegre. Diario 16, enviado especial
El dirigente metalúrgico Luis Castillo Carlos, revela a la
prensa que la Junta de Acreedores de la empresa de La Oroya no contempla el
gran peligro de abandonar a tres mil trabajadores mineros y un pueblo de diez
mil habitantes
La paralización
indefinida del Complejo Metalúrgico de
La Oroya, por decisión de la empresa americana Doe Run Perú, que no ha cumplido
el Programa de Adecuación y Manejo Ambiental,
y deja un gravísimo precedente
para la insurgencia social, con
consecuencias funestas para la Sierra
Central del Perú, depositaria de gran riqueza
mineral, que desde siglos, sostiene una economía primaria exportadora de
materias primas y cautiva de los
mercados de China, EEUU y Europa.
¿LIQUIDACION DEFINITIVA?
Para los trabajadores
de La Oroya, la responsabilidad recae principalmente en el presidente
Ollanta Humala, un gobernante que será
recordado por la traición política, que cambió la Hoja de
Ruta de un plan de profundas
reformas estructurales por un matrimonio condicionado a Tratados de Libre Comercio y sembrado de corrupciones como el Gasoducto
Sur Andino a cargo de la empresa Odebrechet del Brasil sobrevalorizado en siete mil millones de dólares, cuando hace tres años, la misma firma (Kuntur-Odebrechet)
participó en una licitación por la mitad, es decir US$3,500 millones.
Los Ministerios del Ambiente y de Energía y Minas, han anunciado
que el Estado optará por la liquidación ordinaria de la planta metalúrgica de
La Oroya.
Dicha decisión, según el vocero oficial del gremio metalúrgico de trabajadores, tendrá efectos graves en la vida de La Oroya,
con el despido de 2.400 trabajadores, de los cuales 1.800 son del Complejo
Metalúrgico de La Oroya (CMLO) y los restantes de la mina cuprífera de Cobriza.
El impacto sería mayor y generaría un caos, porque la
población también participa de la actividad económica de más 10 mil personas en los pueblos
cercanos a Cobriza y en La Oroya, áreas que han creado grandes fortunas a
muchos de los empresarios que hoy forman la Sociedad Nacional de Minería
y Petróleo, empezando por las empresas
de los Benavides de la Quintana, que fueron becados a Harvard, por
el Estado cuando estudiaban en la Universidad Nacional de Ingeniería.
EMPRESA-ESTADO
Los trabajadores de la
Metalurgia, como afirma su dirigente,
son diáfanos en sus expresiones cuando revelan que las empresas mineras, dentro del proceso
concursal, apoyan al Ministro Pulgar
Otárola ( como es el caso de Volcan y Cormin), para optar por la liquidación
ordinaria en desmedro de los derechos de los trabajadores.
Este ministro del humalismo, forma parte de un clan familiar
liderado por el presidente del Poder Legislativo, Freddy Otárola, vinculado
a su natal Región de Ancash, cuyos principales
directivos están en la cárcel por “inversiones” en una vía
transamazónica, echando por los suelos el discurso de inclusión social con el cual el
presidente Humala, y su primera dama acusada de lavado de dinero,
encubre el gobierno del “Partido Nacionalista”
LA OROYA DEBE VIVIR
Encuestas de la ONG Labor, informes de las más prestigiadas
publicaciones del mundo (The Time de
Nueva York, Diario de El
Vaticano, Cambio Financiero y Diario16 de
España, junto con Le Monde y otras editoriales) advierten que la
propuesta laboral de reactivación del Complejo Metalúrgico debe ser el único
camino para bien de todos, salvo para
Doe Run.
A la fecha se han cerrado decenas de negocios, mercados,
incluso colegios, porque los padres de familia no tienen capacidad para pagar
la mensualidad a los profesores.
Van tres gobiernos nacionales y ninguno ha demostrado una actitud de dar
una solución para el Complejo Metalúrgico, y no reconocen que La Oroya producía
US$ 500 millones con la venta de productos refinados, los cuales iban directamente
al Estado, además daba trabajo a más de 3.900 personas.
Los trabajadores
organizados, con el apoyo de la Iglesia, inclusive del Papa a través de
los Jesuitas, desde su en Pennsylvania, conocen de su cerca de su vecino Doe Run, que
opera con Bonos Buitre.
La propuesta que goza
del consenso de los pobladores inclusive de Junín y Cerro de Pasco es la reestructuración de La
Oroya y no mal baratear la mina Cobriza,
que sí tiene potencial.
El Ministerio de Energía y Minas y la Sunat son los que
tienen la mayoría de las acreencias (45% de la deuda general).
Respecto al tema
ambiental la propuesta del sindicato
metalúrgico es la reactivación de la planta de zinc y plomo, ya que el circuito
de cobre aún no puede empezar a trabajar por los altos índices de
contaminación.
La empresa pública Centromín no cumplió con las leyes ambientales y Doe Run, modernizó en parte, pero ahora huye de La Oroya porque se niega a cumplir el acuerdo suscrito con el Ministerio
de Minería y Ambiental.
UN PROBLEMA NACIONAL
El sindicato de
trabajadores de la metalurgía informa que el 23 y 26 de febrero se ha
fijado una agenda en el MEM, pero desde
ya se opone a liquidar el Complejo Metalúrgico de La Oroya y la mina Cobriza,
ya anunciada por el ministro del Ambiente, Manuel Pulgar Otárola y ministra de Energía y Minas, Rosa María
Ortiz.
DOE RUN y LOS BONOS BUITRE
Tres mil trabajadores
están enfermos
Existe una frondosa bibliografía sobre empresas y sus
directorios que vienen haciendo daño sistemático a amplios sectores sociales de
los Andes utilizando capitales encubiertos por “Bonos Buitre”
El caso de Doe Run (Ciervo que Corre, en español), cuyo
proceso de liquidación de activos de La Oroya se contrapone con la demanda de
reactivar el centro metalúrgico, debería constituir la mayor reflexión de las
autoridades sectoriales y la solidaridad de la Sociedad Nacional de Minería,
cuyos socavones de Cerro de Pasco y La
Oroya han dado grandes réditos a decenas de sus miembros, según precisa el libro Los
Dueños del Perú, editada
por el Comité Malpica, y que acaba de ser presentado en un foro del Congreso, ante una masiva
concurrencia y expectativa de la prensa
internacional.
La fuerza laboral de
La Oroya es capaz de generar ingresos por US$ 876 millones, reclama
transparencia en el proceso.
En el daño ambiental Doe Run y las empresas anteriores nunca
asumieron responsabilidad alguna por la intoxicación masiva de La Oroya, Cerro
de Pasco y comunidades vecinas. Inclusive el Mantaro uno de los ríos de agua
pura que desemboca en la cuenca del Atlántico ha sido destruido y no sirve para
la agricultura.
Doe Run, desde hace seis años en el Perú, ha causado,
inclusive, una explicable reacción violenta de los trabajadores. Los muertos,
heridos y desbloqueo de carreteras, son el resultado de la represión policial,
en tácita alianza con la empresa, disfrazando la realidad con leyes y tratados
intangibles.
Doe Run, la década pasada, logró silenciar a la prensa,
ningún corresponsal de Huancayo se atrevía a escribir sobre la intoxicación de
los pueblos, por los gases de La Oroya y los relaves de las minas.
El dirigente metalúrgico Luis Castillo, acreedor de la
demanda de los trabajadores manifiesta: “Lo que se quiere en el fondo es
mandarnos (a los trabajadores) a nuestra casa, sin pago ni nada”, publicó
El Comercio, el diario centenario
y defensor de la política de
libre mercado económico del gobierno que concluye el próximo 28 de Julio.
Se anuncia que en
febrero del 2016 debe realizarse la subasta de los activos del Complejo
Metalúrgico de La Oroya y Cobriza, después de haberse modificado la Ley
Concursal.
En los últimos 6 años, el Estado peruano ha perdido
fundamentalmente la unidad de cobre, valorizada en US$ 4 mil millones.
Se estima que en los próximos cinco meses, hasta la
realización de la subasta, la pérdida será de unos US$ 250 millones. Lo que
está en juego, el costo del seguro, alcanza los US$ 2,5 millones que cubre
hasta por US$ 1.500 los activos de la empresa.
IRA L. RENNERT, DUEÑO DE DOE RUN
El dueño de Doe Run nació en 1934, en Brooklyn, Nueva York,
donde reside actualmente, estudió en la Universidad M.B.A. Nueva York. Su
ocupación es inversor, cuyo patrimonio neto supera los $ 6,1 mil millones en
marzo 2015.
Su patrimonio ha sido multiplicado con los bonos buitre o
basura para financiar adquisiciones de empresas, a menudo en quiebra.
Rennert ha acumulado participaciones significativas en
industrias cíclicas básicas, como la minería y los metales, incluyendo
fundiciones de plomo, magnesio, productores, proveedores de aparatos
industriales, y las líneas de montaje de vehículos.
Hoy él controla uno de los imperios industriales privadas más
grandes de su país, y su fortuna personal
se estima en $ 5.9 mil millones, señalan fuentes públicas.
En 1998, Doe Run vendió $305 millones en bonos basura para
financiar la adquisición del Perú, así como más minas de plomo en Missouri, de
acuerdo con los documentos presentados de Doe Run. Desde el año 1998 la mayoría
de los financiamientos Renco han sido deuda bancaria.
La fundición se vendió a Doe Run en 1997, principalmente
debido a que el gobierno peruano aprobó una ley que requiere la mejora del
medio ambiente en el negocio.
El Instituto Blacksmith coloca La Oroya en su lista de los
diez lugares más contaminados del mundo, junto con Chernóbil, Ucrania, que el 97% de los niños de La Oroya sufren de
deficiencias mentales y físicas relacionadas con la exposición al aire
contaminado.
Indecopi del Perú abrió
proceso sancionador a Right Business, socio
de Doe Run, para investigar el presunto desvío presupuestal de cerca de
US$1 millón entre el 2012 y el 2014, según denunciaron acreedores. La suma
habría salido de las arcas de Doe Run a través de funcionarios de Right
Business, que fueron contratados como asesores externos.
Jorge Manco Zaconetti, reputado profesor de la Universidad de
San Marcos, conocedor del tema de la minería y petróleo, opina que el caso Doe Run constituye la
crónica de una muerte anunciada. “Siempre sostuve que la privatización iniciada
a inicios de los años noventa, de la cual hoy pagamos las consecuencias, fue
una absurda decisión política. Hoy la junta de acreedores, con precios deprimidos de los minerales,
tienen fuertes inversiones por hacer y poner en marcha el circuito de cobre,
pero no huir como Doe Run, después de
estafar con sus bonos buitre.