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martes, 20 de octubre de 2015

RIESGO Y PELIGRO


Francisco Carranza Romero
    En el crepúsculo de un día del mes de agosto de 2014 llegué al aeropuerto de Colima (México) por primera vez. Al salir de la aduana, mientras esperaba a la persona que me iba a recoger, conversé con un señor, quien, al darse cuenta que yo era un forastero me mostró el volcán: ¡Mire, el volcán Colima está botando humo! Apenas vi, hice una profunda venia al volcán. ¡Así hacen nuestros mayores!,me dijo, sorprendido. 

¡Qué bien, sigan dialogando con la naturaleza!, le contesté imitando su tono. Durante mi estadía en la Universidad de Colima, la doctora Gabriela del Carmen González González  me obsequió su libro “Vivir en tierra inquieta” (Universidad de Colima, México, 2011). Estudio sobre el pensamiento y la actitud de los colimenses frente a los fenómenos naturales. Ellos fueron encuestados en diferentes lugares del estado de Colima. Los discursos de los encuestados están clasificados según los esquemas culturales: organicista, fatalista, naturalista y terminologista.

Los colimenses viven en valles, mesetas y montañas verdes orgullosos de su volcán vivo. Pero esta bella realidad natural está expuesta a sismos, erupciones volcánicas y huracanes.

ESQUEMA CULTURAL ORGANICISTA. 
Los pobladores comparan a la naturaleza como el cuerpo humano que piensa y siente. Las expresiones metafóricas son muy explicativas: La Tierra está viva. “Bueno, mi creencia es de que como todos estamos vivos la tierra misma está viva” (varón, 34 años, bachillerato). La tierra se mueve. “Bueno, pos la tierra tiembla porque se mueve, todo el tiempo se está moviendo” (varón, 50 años, comerciante). 

La Tierra se acomoda con sismos. “A veces dicen que se acomoda la tierra” (mujer, 34 años, primaria). La Tierra se sube y se baja. “Oía los ruidos y todo, pero yo sentía que el piso se subía y se bajaba” (mujer 64 años, técnica). La Tierra respira. “Pos yo pienso que es como un tipo de un resolladero o sea, de la tierra o no sé y obvio tiene que estar expulsando gases y todo eso" (varón, 46 años, secundaria). La Tierra siente.“También la tierra siente lo que le hacemos” (mujer, 56 años, primaria incompleta).

Para los colimenses el volcán está vivo, tiene venas, eructa, respira, duerme:“Nos hace saber que está vivo, así, a diario cuando avienta sus fumar olas” (mujer, 38 años, doctorado). “Porque son venas como las que tenemos nosotros, hay quien no cree pero así es, hay venas dentro de la tierra” (varón, 87 años, iletrado). “Solamente cuando el volcán no puede, se dice eructar, verdad, a eso se deben los temblores” (mujer, 59 años, primaria). “Ya en lo que el volcán se duerme como que nosotros hacemos confianza en el volcán” (mujer, 42 años, técnica). Pero, si no eructa más de tres días es peligroso. El volcán se enoja, es un guardián que comunica. “Dicen que se enojó el volcán” (varón, 78 años, secundaria). 

“Un volcán para que te afecte muchísimo, te da avisos en claves o en la misma naturaleza” (varón 58 años, secundaria). “Es un ser vivo, es un guardián porque a nosotros nos ha dado la razón, nos comunicamos con él, lo observamos” (varón, 62 años, primaria incompleta). La doctora González comenta: “Quienes emplean estas formas expresivas consideran que la Tierra y el volcán están vivos y no sólo eso, sino que son personas, como ellos” p. 104.

ESQUEMA CULTURAL FATALISTA. 
Está relacionado con el destino (fatum), suceso que está fuera del control humano. El fatalismo es de dos tipos: natural y religioso (de causa divina). 

La perífrasis verbal tocarle expresa fatalismo (el pronombre complementario le es dativo de afectación). Los colimenses, aun conscientes del riesgo y peligro, viven en la tierra donde nacieron. La muerte ya no es algo ausente, pero tampoco la evaden. 

Fatalismo natural: “Si ya nos toca morir, pos vamos a morir” (varón, 70 años, primaria). “Entonces es ya lo que toca, no puede uno pasar la raya” (varón, 44 años, primaria).

Fatalismo religioso: “Porque (jajaja), porque ya Dios dice que tiemble, Dios quiere” (mujer, 72 años, primaria incompleta). “Dios tiene al mundo sobre un dedo, pero como se cansa, lo mueve y por eso se mueve la tierra” (mujer, 53 años, primaria). 

Al respecto, la autora opina: “El tratamiento que se hace de Dios a través de la mayoría de las metáforas es humanizante, es decir, los hablantes le atribuyen formas conductuales humanas” p. 145. 

Dios dice, quiere, sabe, decide, permite, da, tiene voluntad, controla, castiga, reprende, protege, da y quita la vida… Dios marca el destino.

ESQUEMA CULTURAL NATURALISTA
“Los sismos y la erupciones volcánicas son parte de la naturaleza, por consiguiente, la gente que vive en esta zona está acostumbrada a ellos como resultado de un proceso necesario de adaptación al medio ambiente” p. 193.

El volcán es un símbolo, ícono e identidad. La imagen visual se convierte en metáfora visual y ésta en imagen verbal. “Cuando es de noche y que ha echado lava, me encanta verlo, ver los ríos de lava, o sea, es un atractivo” (varón, 52 años, licenciatura). “Porque cuando viaja, la primera referencia de la gente allá es el volcán de Colima, y es parte de nuestra identidad…, si llega a desaparecer el volcán, se acaba Colima” (varón, 38 años, licenciatura).

ESQUEMA CULTURAL TERMINOLOGISTA
Es la explicación del sismo y volcán con experiencia, razonamiento e información científica. “Bueno porque yo considero que según noticias y lo que he leído que las placas tectónicas de la tierra tienen su acomodo y es la causa de los temblores” (varón, 69 años, primaria). 

El calor es aviso de temblor. “Han estado diciendo que en cualquier momento puede temblar más por el calor y porque ha estado haciendo su reacción el volcán, entonces mucha gente está nerviosa” (mujer, 31 años, primaria). 

El volcán puede explotar y causar daños graves porque tiene gases y cráter. “Yo creo que son gases de la tierra porque diario está marreando y a menos que esté resollando y quemando gas, pues no hay peligro, malo el día que se tape” (varón 59 años, primaria incompleta).

Juzgando a los colimenses con estos esquemas culturales comprendemos que tienen la inmunidad subjetiva compartida porque han internalizado el riesgo, y todos piensan, sienten y actúan mezclando los esquemas culturales que aprenden en el hogar, en la escuela, en los medios de comunicación, en los templos y en la calle. Todos están dispuestos a vivir frente a todos los riegos.

El orgullo de los colimenses por su volcán es como de los andinos por sus nevados y lagunas que han causado desastres. Ante esta realidad conviene inculcar la cultura de la prevención: construir según la realidad geográfica para evitar desastres y muertes.Explicar los fenómenos naturales con criterios científicos pero con lenguaje sencillo para la mejor comprensión. Una sociedad educada sobre su realidad la comprenderá mejor y la amará más.