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miércoles, 13 de mayo de 2015

Cine, comentarios de Jorge Zavaleta Balarezo*. González Iñárritu. “Birdman”: el Óscar y el cine latinoamericano global

Papel de Arbol inaugura su Sección  Cine y Literatura 
http://cultural.argenpress.info/2015/03/cine-gonzalez-inarritu-birdman-el-oscar.html


Jorge Zavaleta Balarezo (Desde Nueva York, Estados Unidos. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)





No es de algún modo gratuito lo que puedo escribir ahora sobre Alejandro González Iñárritu (AGI), cuyo debut en el año 2000 con Amores perros, me marcó profundamente, y menos trato de ser un oportunista, considerando que la Academia Norteamericana acaba de consagrarlo con cuatro premios Óscar por Birdman: mejor película, director, guión y fotografía.

Conozco de cerca el trabajo de González Iñárritu, y su obra me comenzó a interesar desde esa película limítrofe y desbordante en que se alternaban tres historias dolorosas, oscuras y sufrientes, alrededor de las cuales rondaba el incesto, la envidia, el poder, y tantas frustraciones como en las vidas más miserables.


Sí, Amores perros fue todo eso y fue también un genial punto de partida para un cineasta que se tomaría su tiempo para rodar un filme.

No le interesaba ser como muchos nuevos directores hollywoodenses, apresurados en realizar una película por año. Al contrario, en el caso de AGI,  podían transcurrir tres o cuatro años, pero él y su obra mantenían su vigencia y cada película que seguía a otra confirmaba que el tono no variaba demasiado, que las historias continuaban siendo densas, profundas, oscuras, que la muerte rondaba a los personajes de esas puestas en escena de este heredero y admirador de Buñuel quien ya había mostrado, en sus raíces y en su violencia, al México D.F. en Amores perros.


Ahora todos saben que, antes del cine, AGI fue publicista y también conductor de un programa de radio. Y un día, como ocurrió con Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro, no solo sus compatriotas sino los igualmente talentosos realizadores con quienes se le compara como miembros de una nueva generación de avanzada, González Iñárritu se dedicó a trabajar con un reparto internacional:Naomi Watts, que en realidad es australiana, Sean Penn y Benicio del Toro. Otra vez se trataba de historias entrecruzadas, con un montaje alterno y complicado, que cruzaba límites narrativos, y donde se recuperaban temas de Amores perros como la culpa o el infierno de la existencia.

Sí, de eso trataba 21 gramos, cuyo título aludía a la levedad del ser cuando deja este mundo. AGI era, además de un profundo conocedor del manejo de la cámara y la dirección de actores, un existencialista a carta cabal, que no dejaba que se le escapase un solo detalle.

Ya iban dos películas y en ellas nunca había ganadores ni finales felices. Su cine era otro, distinto, retaba al espectador, se basaba en una estética que recuperaba aquello que no pocas veces pasamos por alto. Seres irredentos, conciencias culposas, ese es el mundo de AGI, un universo que puede parecerse a una sala de espera al infierno.

El temor en la lucha diaria por sobrevivir no se produce a partir de trucos ni de imaginería sino de un cine que bebe del documental y homenajea al neorrealismo. La paleta de colores, como suele ocurrir en las últimas películas de TerrenceMalick, muta de un tono a otro, y se vuelve gris, como el filme mismo.

Babel, que cierra la “trilogía del dolor” en la obra de AGI y, a la vez,la colaboración con el guionista Guillermo Arriaga, es un tomarle el pulso a la globalización, en el sentido más extenso y sensible que este concepto y realidad supone.
Nuevamente, las historias se entrecruzan y los escenarios son la frontera entre México y Estados Unidos, Japón o un innominado país árabe. La película nos demuestra que, a pesar de razas, credos, ideologías o seudolibertades, similares problemas afectan y a veces hasta azotan a hombres y mujeres.

Un guión correctamente llevado a la pantalla enlaza la historia de la pareja formada por Brad Pitt y Cate Blanchett, cuya tragedia es causada casi por una imposibilidad, en pleno mundo musulmán, ese que ahora Occidente tanto recusa.

O el extraño rol de Gael García Bernal, protagonista del segmento inicial de Amores perros,y hoy un actor internacional, quien hace de un buscavidas cuya madre termina viviendo, igualmente, su propio via crucis.

O la chica japonesa, tan “diferente” y “peculiar”, y quien, sin embargo, compone un personaje tan rico en matices, con un ánimo y un temperamento decididamente intimistas. Ella, tímida y desinhibida a un tiempo, protagoniza una de las escenas fundamentales de Babel, aquella de la discoteca, donde se deja escuchar libremente una potente música de ritmos y tonos electrónicos, hipermodernos, mientras se registran los brillos, filtros e iluminaciones de este espacio para la diversión, síntoma global, lugar de placer. La discoteca, como signo de incursión de lo global en lo local, pero también de la penetración del postcapitalismo en casi todo el mundo, reaparecerá como escenario en Biutiful, la última crónica de dolor y angustia rodada por González Iñárritu.

En ella, Javier Bardem da vida a un personaje conflictivo, con problemas éticos, enfermo de cáncer, padre de dos hijos y con una esposa bipolar.

Bardem, como en Mar adentro, de Alejandro Amenábar, y No Country For Old Men, por la cual los hermanos Coen se llevaron el Oscar, hace uno de sus mejores papeles. El trazo de su existencia es tan gris como el de todos los otros personajes de la trilogía anterior firmada y filmada por González Iñárritu.

Pero Biutiful no solo es un test personal, individual, sino que otra vez examina las carencias y desgracias de este mundo que nos toca vivir en el siglo supuestamente más moderno de la historia.

Así, el grave problema de la migración es representado por una persecución a ciudadanos africanos en una plaza de Barcelona, ciudad que sirve de centro y referencia al filme y que se muestra opaca, triste, no con su tradicional belleza sino todo lo contrario.

Biutiful confirmaba un cambio de tono en AGI, además de abandonar el modelo del tríptico, y Bardem representaba el último héroe herido de muerte en esta secuencia de películas que el ahora oscarizado director mexicano presentó como un retrato duro, cáustico, nuevamente veraz, que roza un realismo extremo.

Y, entonces,  llegó el momento de Birdman. Las primeras noticias sobre el quinto largo de AGI no dejaban de sorprender porque se referían, sobre todo, a una “tragicomedia” o a una “amarga comedia”. Y, desde ya, esto marcaba una diferencia. Birdman abrió el Festival de Venecia el año pasado e inició su camino hacia el éxito, cuya parada final ha sido la última ceremonia de los Oscar, donde se alzó con cuatro premios, incluidos el de mejor película y director.

En efecto, Birdman marca una división respecto a la obra anterior de su realizador y se inmiscuye en la conciencia de un actor conflictuado, depresivo, preocupado, en problemas consigo mismo, y es que, tras haber encarnado a un superhéroe en el cine, y transcurrido su momento de fama, se alista a debutar en Broadway y tiene que pasar no solo el examen de un público exigente sino el de una crítica que amenaza destruirlo sin más.

        Además, este actor, al que da vida un notable Michael Keaton, quien recibió un Globo de Oro por su papel, es un permanente cuestionador. La puesta en escena que se ensaya ante el público,anuncia el estreno de De qué hablamos cuando hablamos de amor, uno de los relatos claves de Raymond Carver, aquel escritor norteamericano de los años 80, tan valorado entonces y ahora, y representante del llamado “realismo sucio”.

Keaton es un fenómeno de la actuación en Birdman, aunque su personaje es casi totalmente incapaz de reírse de sí mismo. Su problemática interior es lo que emparenta a esta triunfal película de González Iñárritu con las cuatro anteriores.

Hay tiempo para la risa y para la poesía, también. Como cuando, casualmente, Keaton recorre, semidesnudo, Times Square, ese otro centro global del postcapitalismo, o cuando las escenas del filme reproducen las de un blockbuster en una céntrica calle de Nueva York invadida de aves gigantes, helicópteros, explosiones, y todos esos elementos que, hoy por hoy, capturan audiencias mundiales.

Al contrario, la poética de Birdman es intimista, personal, dialoga con un público más reducido, es una película de “festival” antes que el producto empaquetado y masivo que cada semana, en las principales ciudades del mundo, sin excepción, y en sus diferentes variantes, llama la atención masiva.

Se ha hablado mucho de la fotografía del mexicano Emmanuel Lubezki, ya ganador del Oscar en 2014 por Gravity, no solo por su excelencia y calidad, sino por crear la ilusión de la toma única, del uso del plano secuencia como si Birdman fuera un continuo desarrollo de hechos, sin cortes ni añadidos.

Lubezki es un virtuoso, y se ha hecho justicia otorgándole un nuevo Oscar. El reparto, tan variado y eficiente, tiene en Naomi Watts, Edward Norton, Emma Stone o Zach Galifianakis,  una tarea dura pero la acepta y la hace muy bien.

Casi toda la acción en Birdman ocurre al interior de un teatro en Broadway, y los espacios son el camerino de Keaton, el escenario, o incluso la azotea del edificio, que se presta para los flirteos entre E.Norton y E.Stone.

Esta condición de una “vida” en el teatro nos recuerda dos películas muy valiosas que se sirven de similar escenario para narrar sus historias, Ser o no ser (1942),de Ernst Lubitsch,y El último metro (1980), de Francois Truffaut. Aunque la temática específica de Birdman dista de aquellas obras, se mantiene la idea de la “representación” de la vida o de las vidas, pues, al final, Alejandro González Iñárritu, aún en una película que marca una distancia y una diferencia radicales en su filmografía, no se desentiende del todo de esa obsesión artística y personal por la existencia, sus misterios  y sus retos de cada día.


Birdman vuela alto ahora y con él, el trabajo de una nueva generación de cineastas mexicanos (nombremos también al peculiar y muy talentoso Carlos Reygadas), y por ende el de los latinoamericanos (la argentina  Relatos salvajes estuvo nominada a Mejor Película Extranjera), que mantiene su entusiasmo y mira el futuro con optimismo.

(*) Crítico de cine
Ph.D. - Latin American Literature
University of Pittsburgh

 












EL MERCURIO GLOBAL:EL HEROE DISCRETO Y LA CRISIS DE INSTITUCIONALIDAD



Un Escritor y un Economista, ambos peruanos,  piensan como Luis Borges: ”Nuestro hermoso deber es imaginar  que hay un laberinto y un hilo”
Jorge Zavaleta Alegre  Madrid  -  Especial para C16 Madrid-Sto Domingo.

Mario Vargas Llosa en su  novela  El héroe discreto,  retorna a su país  para entregarnos las historias paralelas de dos empresarios que tratan de relacionarse entre si:  Felícito Yanaqué,  en Piura, construye su  empresa de Trasportes Narihualá y  al ser amenazado  por extorsionadores,  prefiere enfrentarse con valentía,  publica un aviso en un diario local, y encarga el problema a la policía y la justicia.

 
MVLL, foto Limagris, cortesia La Mula
En la segunda historia, el protagoniza Ismael Carrera, es dueño de una aseguradora en Lima, culto y  viudo,  contrae segundas nupcias con su cocinera Armida,    libra batalla contra   'hienas', sus dos hijos holgazanes (Miki y Escobita), que solo esperan su muerte y  pretenden arrancarle sus bienes. 

El trasfondo de El héroe discreto,   la primera novela que publica MVLL después de recibir el Nobel de Literatura,  es dedicada a su amigo Javier Silva Ruete, Ministro de Economía, fallecido el  2012 a los 77 anos, cuya  trayectoria  destaca por la integración andina.  El escritor  MVLL nos ofrece argumentos para asumir que la causa de los males de la humanidad, y sus soluciones, no están en el sistema político o económico que en definitiva se escoja, sino en el alma y en el comportamiento de cada uno de nosotros.

Economista Manuel Romero Caro, fundador del Diario Gestión en 1990

Su lectura sirve para comprender  mejor lo que está ocurriendo en el Perú con respecto a la  función del Estado y su debilidad  institucional, en este caso en la crucial área de priorización de los proyectos de inversión. Pero esta debilidad no solo se presenta en el aparato estatal, sino también en el sector privado, y en esta oportunidad presentamos solo  uno,  que refleja la situación crítica en los gremios empresariales.

LA DEBILIDAD INSTITUCIONAL
Para explicar la  lucha contra la corrupción y el fortalecimiento institucional, conversamos con el economista  Manuel Romero Caro, quien ha sido ministro de Estado, Decano del Colegio de Economistas del Perú  y fundador en 1990 de Gestión, primer diario  de economía y negocios del país.  Con su capacidad analítica y  amplitud conceptual, vierte opiniones  que deberían ser escuchadas por la comunidad.

Romero Caro aborda ahora los problemas de representatividad de la Confiep,  institución instalada en 1984, que congrega ahora 25 gremios  y representa a la actividad empresarial privada peruana, siendo su principal objetivo  contribuir con el proceso de crecimiento económico sostenido, basado en inversión y fomento del empleo.

MRC toma la  frase popular ‘Otorongo no come otorongo’ para criticar la conducta  de algunos funcionarios públicos, sobre todo de congresistas, que no son sancionados por su colegas integrantes de   la correspondiente  Comisión Investigadora.   Considera que este misma conducta  podría extenderse al sector privado.

 Para precisar tiempos y escenarios, nos recuerda  que el 17 de abril del 2015 los medios de comunicación  dieron a conocer que el segundo vicepresidente de la Confiep - y en ese entonces presidente de la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco) -, había sido condenado por la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema a cinco años de prisión efectiva por el delito de defraudación tributaria.
Sin embargo, la conducta del silencio o la evasión ante tan grave hecho, por parte  de la Confiep como de Capeco,  deja mucho que desear. Esta Confederación, inicialmente, a través de su presidente, manifestó  que “es importante entender que uno es el comportamiento de las instituciones y otro el de los individuos”

Pero  omite que no se trata de un asunto legal, sino de un tema que compromete y  afecta la reputación corporativa. El Código de Conducta de ese gremio es aplicable a todos sus gremios e integrantes, y precisa, en su quinta política institucional,  que se debe  “rechazar cualquier acto de corrupción”

En el caso que comentamos no se trata de un empresario desconocido, sino de un alto dirigente empresarial, cuyo  impacto negativo ante la opinión pública es significativamente mayor. Por ello,  no se entiende la razón  por la que no se  condena ese  delito.

¿O es que el robo al Fisco, sancionado en la última instancia por la justicia, no se considera un acto de corrupción?.  Se pregunta  y responde MRC.

Producida la fuga del cuestionado  representante de la Cámara de Construcción,  Lelio Balarezo, hay una  reacción del presidente de Confiep que se resume: “Haría un llamado a todos quienes están fuera de la ley, que asuman la responsabilidad de cumplirla”. 

En esa línea, dicho el directivo  tendrá que pagar las penas que la ley prevé, mas aun porque ese dirigente, en Capeco, ejercía el cargo por cuarta  vez durante el prolongado  proceso judicial. Y cuando se hiciera pública su condena, solo comunicó que tenía un impedimento para seguir gozando de la representatividad, por lo que debía ser reemplazado por el vicepresidente. En esa oportunidad, Capeco no efectuó ninguna autocrítica ni rechazo ante el delito cometido. Y ahora el sentenciado no es habido, ha huído de la justicia.

La Superintendencia de Administración Tributaria – Sunat- informa que durante el 2014 el Poder Judicial sentenció a 59 personas a prisión efectiva, con penas que van desde los cuatro hasta 13 años, principalmente por la comisión del delito de defraudación tributaria  y delitos aduaneros.

Esta conducta nos lleva al análisis sobre lo que significa o debe entenderse como la institucionalidad. Algunos empresarios suelen  repetir que no podemos a ser un país del primer mundo teniendo un Estado del tercer mundo. La interrogante que surge es: ¿En el sector privado tenemos una institucionalidad del primer o del tercer mundo?.

La ausencia de controles efectivos al interior de los gremios, obliga a que sus integrantes deben  verificar la hoja de vida, los antecedentes judiciales y otros elementos de control que impidan  transgresiones a la institución y a la sociedad.

Tampoco es pertinente que la Confiep  sostenga  que sus integrantes son los gremios y no las personas, porque no pueden actuar bajo el supuesto de que los gremios integrantes efectuaron los controles correspondientes. Los estatutos de esta Confederación,  consideran que ningún cargo puede ser asumido por  las personas que tengan algún proceso judicial abierto,  remarca  el ex presidente del gremio, Ricardo Briceño.



MRC analiza que estos  temas no se deben de minimizar sino debatir pública y extensamente. “No sé cuánto afectará la imagen de los gremios un caso como el que atraviesa la Confiep. Ciertamente, el efecto negativo será mayor si es que los gremios involucrados no condenan y marcan distancia con este tipo de conductas”

Un comunicado no basta. En lo que a Capeco se refiere, a pesar de que se trataba de su presidente en ejercicio y que estaba desempeñando dicho cargo por cuarta vez durante el prolongado proceso judicial, su reacción ha sido aún peor que la de Confiep. 

Hay una circunstancia censurable adicional,  dada por el hecho que la sentencia de la sala Penal de la Corte Suprema se efectuó el 22 de octubre de 2014 y recién se hizo pública el 17 de Abril, por lo que Balarezo Young, sabiendo que no podía seguir ejerciendo la presidencia del gremio de los constructores, continuó en el cargo ilegalmente durante casi seis meses, y solo comunicó a su gremio cuando la noticia había sido difundida por los medios de comunicación. 

Diez días después de la difusión de la sentencia a su presidente, Capeco  publica un comunicado, en el que además de pedir que Balarezo se ponga a derecho, afirma que no tenía conocimiento del proceso judicial a su ex presidente y agrega que  siempre ha propuesto  y defendido que sus asociados actúen dentro de las más estrictas normas éticas y morales.   

Lamentablemente con dicho comunicado Capeco ha desnudado aún más sus problemas: ¿Cómo es posible que ignorara un proceso judicial a su presidente reelecto en  tres oportunidades y que duró más de 10 años para llegar a la instancia del Tribunal Constitucional. Inclusive, en 1997,  Balarezo  ya había sido acusado de falsificación de documentos, peculado y colusión; pero en esa oportunidad se salvó al ser absuelto por mayoría.

¿Es que Capeco se limita a recomendar a sus asociados que actúen “dentro de las más estrictas normas éticas y morales, sin que exista ninguna fiscalización efectiva de que sus asociados están actuando correctamente?. ¿Acaso Capeco no exige que sus dirigentes presenten una hoja de vida con carácter de declaración jurada (que incluya antecedentes judiciales así hayan sido absueltos), y fiscaliza posteriormente   la veracidad de la información presentada?. ¿Existe un Comité de ética? Si así fuera ¿a cuántos asociados ha sancionado desde su creación?

Luego de las críticas,  Confiep da un giro de 180 grados en relación a su posición inicial. Su  Presidente  anunció que su gremio hará un esfuerzo por tener mejores filtros; enfatizando que tratará que la institución esté mejor representada, y que si percibe que su mensaje no tenga el eco esperado, renunciaría a su cargo.  Sin duda, se trata de un cambio saludable, pero hay que esperar para comprobar cuanto de estas intenciones se concretan. El efecto negativo será mayor si es que los gremios involucrados no condenan y marcan distancia con las censurables  prácticas.   

LA PRIORIZACION DE LOS PROYECTOS DE INVERSION

El ministro de Transportes  del Peru ha manifestado que el país no está en condiciones de dar el visto bueno a la construcción del proyecto del Tren de la Costa por la magnitud de la inversión, pero sí prioriza la Línea 2 del Metro y la concesión de toda la Panamericana que une Tumbes con Tacna.


¿El MEF puede garantizar que la modernización de la Refinería de Talara cumplió con dicho requisito?  ¿Con qué criterios se priorizó la modernización de la esa refinería, posponiendo  una infinidad de demandas sociales? ¿Actualmente hay alguna entidad encargada de estas delicadas tareas? ¿Existe una metodología común a nivel del sector público?
 
El ministro de Economia y Finanzas Alonso Segura  denuncia que  durante el segundo Gobierno aprista se exoneró del SNIP - Sistema Nacional de Inversión Pública a 1,300 proyectos de inversión, por lo “que no tenemos idea de si tenían rentabilidad social y si eran buenos para todos los peruanos”. En cambio,  Segura afirma que en el actual Gobierno “se han exonerado cero proyectos de ser evaluados porque las cosas que se hacen ahora, se hacen bien” (Gestión 14.01.2015).

Al margen del nivel de veracidad de dicha afirmación, resulta evidente que aun cuando un proyecto haya pasado por el SNIP, no puede garantizar que sea “bueno para todos los peruanos”. Manuel Romero argumenta que la selección de los proyectos de inversión  no solo implica acelerar las inversiones, sino también  que la asignación de recursos sea eficiente. 

Si bien existen algunos meritorios esfuerzos aislados,  en algunos sectores no se conoce un plan a nivel nacional al respecto. Cuando no existen reglas claras impera la discrecionalidad y se corre el peligro de que se impongan los que tienen mayor capacidad de presión o mejores contactos.

Obviamente,  nadie pretende que se retorne a la época en que el Instituto Nacional de Planificación establecía las prioridades a nivel nacional; pero tampoco podemos continuar con la situación actual, con la excusa de que los planes del Estado generalmente no coinciden con las necesidades del sector privado u otra por el estilo.

Sucede que hemos tenido una falta de planeamiento durante un periodo muy prolongado y fuertes presiones para mantener el statu quo. Ceplan - Centro Nacional de Planificación Estratégica estaría en las etapas finales de la elaboración de un Plan Nacional, pero todavía tendría que ser aprobado en las instancias correspondientes. El Plan no sería impositivo sino persuasivo, e incluiría una metodología que permitiría una interacción con el sector privado.

Para el Ceplan, el 2021 no solo marcará el segundo centenario de la independencia del Perú,  y puede ser también el año del ascenso del Perú al grupo de países de alto desarrollo humano, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico - OCDE. Para entonces, el país  debería tener  una estructura productiva más diversificada y una economía más competitiva.   Diversos estudios también consideran que hacia el 2021, el Perú no habrá eliminado la pobreza. Se espera un país más inclusivo, habiendo disminuido  las diferencias entre lo urbano y lo rural. 

De lo que se trata, agrega MRC no solo es de acelerar las inversiones, sino también de que la asignación de recursos sea eficiente. Si bien pueden existir algunos meritorios esfuerzos aislados en algunos sectores, no existe un plan a nivel nacional al respecto.

Lo que sucede es que hemos tenido una falta de planeamiento durante un periodo muy prolongado y fuertes presiones para mantener el statu quo. Ceplan-Centro Nacional de Planificación Estratégica estaría en las etapas finales de la elaboración de un Plan Nacional que no sería impositivo sino persuasivo, e incluiría una metodología que permitiría una interacción con el sector privado.

En nuestro país existe una muy antigua tendencia de priorizar lo urgente antes que lo importante (la quincena antes que la historia), lo que, por ejemplo, se constata   en el pobre avance en materia de reformas estructurales. El Gobierno, por dedicarse a  lo que no le corresponde, descuida lo que sí le corresponde.  A pesar de que ya está por concluir su periodo (Julio 2016),  aún no tiene idea de cuál debe de ser su rol. Los frecuentes cambios  ministeriales son otro factor en contra.  ¿Es así como  se puede recuperar la confianza empresarial? “De lo que se trata no solo es de acelerar las inversiones, sino también de que la asignación de recursos sea eficiente”, concluye Manuel Romero.

”Nuestro hermoso deber es imaginar  que hay un laberinto y un hilo”, escribió  Luis Borges en El Hilo de la fábula.
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 elmercuriodigital.es :

papeldearbol dijo...
La crisis de la institucionalidad conduce a debilitar el Estado, a los gremios y a los partidos.
Manuel Romero Caro, economista y fundadador de Gestion, en 1990, nos ofrece un analisis
de la Etica en el mas importante gremio emresarial del Peru.
13 de mayo de 2015, 19:16

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