"Estudiantes de Corea del Sur opinan sobre el Perú"
El
Perú es un cuerpo enfermo por el efecto de dos terribles virus: corrupción e
inseguridad, salidos del mismo manantial: el egoísmo. Esta afirmación no es
ninguna novedad porque Manuel González Prada ya dijo: "En el Perú donde se
pone el dedo salta la pus".
La
corrupción implica la existencia de dos elementos: corruptor (agente) y
corrupto (pasivo). Pero el corrupto también se vuelve agente por transmitir el
mal. El corrupto - corruptores quien se aprovecha de otros, a buenas o a malas,
para enriquecerse. Con el dinero adquirido, legal o ilegalmente, destruye la
honestidad de las autoridades civiles, militares y religiosas. Somete a todos
para escalar posiciones. Don
Francisco de Quevedo y Villegas ya lo decía en el
siglo XVII: “Poderoso caballero es don dinero”
Algunos
corruptos y corruptores, después de provocar la inseguridad; organizan
compañías de seguridad para “brindar la seguridad” a sus víctimas. A mayor
corrupción, más inseguridad; a mayor inseguridad, más necesidad de empresas de
seguridad. Y la cadena continúa…
El
resultado sicológicode la inseguridad es la desconfianza, un estado de temor
ante otro. Es la vulnerabilidad individual que después se convierte en
vulnerabilidad compartida. Nadie confía en nadie. Ni los policías son símbolos
de seguridad y confianza para el ciudadano común.
Algunos
estudiantes de la Universidad Nacional Agraria La Molina que volvieron a Lima
después de una temporada de estudios en
Corea, en una reunión académica, contaron que muchas veces se habían perdido en
Seúl pero que no habían tenido miedo de que les pasara algo malo. Pero,
perderse en Lima – comentaron sonrientes -, especialmente en algunos barrios,
puede significar perder lo que se lleva y hasta la propia vida. Y algunos
agregaron: No solamente en Lima sino también en Chimbote, Trujillo, Chiclayo…
Desgraciadamente,
el mal ya está generalizado. Los altos funcionarios y los de abajo engañan y roban.
Los de arriba, aunque roben mucho, no son fácilmente capturados; y si van a la
cárcel salen pronto por tener abogados y jueces a su servicio. Los de abajo son
capturados y van a la cárcel por no tener dinero suficiente para los abogados y
jueces, pero pueden salir libres con indultos especiales. Los jodidos son los
que no pueden defenderse.
La
solidaridad y la reciprocidad son valores que todavía quedan en la zona rural. Pero,
cuando los migrantes de la zona rural llegan a la ciudad, ésta los modifica
negativamente: la solidaridad y la reciprocidad son reemplazados por el
individualismo. Aquí están algunos principios erróneos que se oyen en la
ciudad: Sálvese quien pueda. Sube aun pisoteando a los demás; pero sube. El
vivo vive del sonso; y el sonso, de su trabajo (dos versos de un huayno
ancashino). Si para vivir tienes que
matar, mata. Estos ciudadanos modificados por la ciudad, acriollados, cuando
regresan a sus pueblos llevan las nuevas conductas.
¿Solución?
Algunos pragmáticos piensan que la solución está en más policías y más empresas
de seguridad. Pero, a nuestro parecer, esta medida inmediata es sólo disuasoria
y no la verdadera solución. Es un analgésico que sólo sirve para calmar, pero
no cura porque no se investiga la causa del mal.
La
solución, aunque mediata, es la educación. Este proceso de enseñanza y
aprendizajecomienza en el hogar donde se nace,dura toda la vida y queda como
herencia cultural después de la muerte. En la educación todos participan
directa o indirectamente porque educarse es aprender a pensar; no es sólo
aprender a decir y a actuar. Se dice y actúa bien cuando se piensa bien. Con
esta lógica, la sociedad que da importancia a la educación tiene menos corrupción
y su ambiente es de mayor seguridad y confianza. La sociedad no sólo debe pedir educación, tiene que aprender a dar la
educación.
La
inmediata pregunta es: ¿Acaso algunas autoridades corruptas no son egresadas de
centros de estudios superiores? Sí, pero la acumulación de los datos
cognoscitivos no significa la adquisición de los valores
éticos y espirituales. Los valores humanos se adquieren desde el hogar, en la
calle, en la escuela, en los medios de comunicación y en todo lugar. Todo el
ambiente donde vive el ser humano es la verdadera escuela. La mejor riqueza es
la cultura. El mejor capital de un país es su pueblo educado.