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jueves, 2 de octubre de 2014

LOS NARCOCORRIDOS: LA VIOLENCIA SIN CULPA


Jorge Zavaleta Alegre
Para Cambio16-Madrid.-
Benito Juárez y El Paso, urbes de la frontera mexicana - estadounidense,  – hasta hace tres o cuatro décadas – fueron parte de  un territorio donde reinaba el  intercambio relativamente pacífico entre  pobladores de las dos riberas del Río Bravo.

Podría decirse que había una aproximación a la  América Latina en el contexto de una “guerra de afectos”, según el filósofo Herman Herlinghaus,  en su libro Violencia sin culpa: narrativa ética global del sur, que  sugiere la actual noción  de  narco narrativas, como lente  para entender, las cada vez más numerosas y urgentes manifestaciones en cine, literatura, música, como correlato de la  cambiante situación del Continente* (revista Osa Mayor, Universidad de Pittsburgh, Editor Jorge Zavaleta Balarezo)

Juárez, era visitado  para disfrutar  de la música  y el cancionero  del México romántico, de los tacos,  enchiladas y arracheras. Igualmente,   de la variada artesanía y  de librerías con centenas  de títulos alusivos a la  ocupación, en el siglo XIX,  de los territorios de Nuevo México, Alta California, Baja California y los estados de Coahuila, Veracruz, Puebla, editados  en  Papel de Árbol, cortezas blanco y rojo de los árboles de amate: Ficus cotinifolia y Ficus padifolia.

Los mayas, aztecas, mixtecos, zapotecas, otomíes y purépechas, llevaban en códices o libros manuscritos sobre  sus aspectos culturales, sociales, económicos y científicos alcanzados, como sus creencias religiosas, ritos, ceremonias, nociones geográficas, historia, genealogías, alianzas entre los señoríos.

Desde  Juárez, miles de  campesinos cruzaban el río rumbo a las norias (campos petroleros) y plantaciones de  frutales del vecino imperial. Y en el llamado II Barrio de  El Paso  podían adquirir alimentos y artefactos domésticos a precios rebajados.

Ahora asistimos, a una peligrosa frontera, empezando por Culiacán, capital de  Sinaloa, donde la problemática económica  se ve  dominada por la desintegración familiar, alcoholismo, orfandad, prostitución o drogadicción de los padres. La niñez y hasta los adultos mayores no acceden al sistema educativo o el mundo laboral  pero si  a un proceso de socialización entre poblaciones excluidas.

Gran parte de este drama se conoce a través de los narcocorridos, expresiones de la violencia criminal, cuando el asesinato se convierte en venganza. No es de extrañar que atisbos de esta cultura ya están presentes en la amazonía, con el asesinato de líderes ashaninkas por  madereros informales y las primeras denuncias sobre corrupción de algunos dirigentes nativos que son elementos pasivos del  cultivo ilegal de la coca, según conclusiones del reciente taller  en Lima “Agenda Indígena Hacia la COP20″, que  reunió  a más de treinta destacados líderes indígenas de San Martín, Ucayali, Junín, Pasco y Loreto y de ocho países sudamericanos. 

Según Chirapaq, los lideres convocados, no descartan que el asesinato de cuatro asháninkas en manos de madereros ilegales no es un caso aislado. Juan López Gaspar, presidente de la Federación de Comunidades Nativas Yanesha FECONAYA, señala que en Puerto Inca los pueblos indígenas también están recibiendo amenazas.

Volviendo al significado  de los narcocorridos, estos son composiciones que en sus inicios se le llamaban simplemente corridos de tráfico de drogas ilícitas. En la medida que la temática abarcó más allá de los peligros y las hazañas, cambió  a canción exaltadora de la vida ostentosa y placentera del narcotraficante (Ramírez-Pimienta), y cambia su denominación a narcocorrido.

El planteamiento de la ilegalidad y la paralegalidad, en los narcocorridos, es un desafío al poder en la medida en que desacredita el discurso público y desacraliza ese mismo poder.

Por toda esta peligrosa corriente de la narcocultura las instituciones vigilantes de los DDHH exigen trabajar junto con el Estado en la implementación de proyectos para enfrentar la deforestación en la Amazonía y América Latina en general. A este esfuerzo concurren, las reuniones binacionales  con Colombia, Perú  y Brasil que viene promoviendo el Estado peruano. La más reciente acaba de realizarse en Iquitos con el gobierno colombiano, en tanto el Perú figura como el mayor productor de coca,  insumo de la cocaína y fuente para  la narcocultura. 

*Hermann Herlinghaus was profesor of Latin American and Cultural Studies at The University of Pittsburghs, now in University of Friburgo. He is autor of Renarración y Descentramiento: Mapas Alternativas de la Imaginación en America Latina, 2004. Narraciones Anacrónicas de la Modernidad: Melodrama e Internacionalidad en América Latina 2020.... entre otros.

*Jorge Zavaleta Balarezo is Escritor, crítico de cine y periodista peruano (Trujillo, 1968). Es doctor (Ph.D.) en literatura latinoamericana por la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos). Además, tiene estudios de literatura, periodismo, cine, publicidad y análisis político en la Pontificia Universidad Católica de Lima  y en el Instituto Idea, de Caracas (Venezuela). Su obra creativa incluye la novela Católicas (1998) y una colección aún inédita de cuentos. Ha publicado ensayos y reseñas en revistas académicas como Mester, Variaciones Borges, Revista Iberoamericana, Nomenclatura y Visions of Latin America. Su carrera periodística en Lima y América Latina incluye artículos en diarios, revistas y agencias de noticias como Argenpress (Argentina), Notimex (México) y DPA (Alemania). En 1998 participó en el volumen colectivo Literatura peruana hoy: crisis y creación, editado por la Universidad Católica de Eichstätt (Alemania), con el ensayo “El cine en el Perú: ¿la luz al final del túnel?”.