Jorge Zavaleta Alegre Periodista
“Antes del mar y la tierra y el cielo que cubre todo era uno solo en el universo entero el aspecto de la naturaleza, un tosco y confuso cúmulo al que dieron el nombre de Caos: tan solo materia inerte y, aglomerados allí, los embriones discordantes de cosas mal unidas”. Es el mensaje de Publio Ovidio, en Las Metamorfosis, escrito entre Sulmona y una isla del mar Negro, entre 43 años a.C y 17 d.C.
Desde esa época, y desde mucho antes, el mundo vive un constante enfrentamiento, a tal punto que es vigente, cual paradoja, el movimiento de “la maldición de los recursos naturales”.
Para luchar contra esta ‘maldición’, es preciso entre otros muchos pasos un reparto justo de los beneficios entre los sectores público y privado, una mejor asignación de los presupuestos para aumentar el gasto en salud y la educación, combatir la desigualdad y fomentar la creación de empleo para las personas pobres.
América Latina refleja la desigualdad más grande que existe en el mundo, pese a que es una región de las más ricas en materia de recursos, explica Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, organismo que realizó en Lima su 35º período de sesiones, con asistencia de 42 miembros de Estado y 12 representaciones, cita en la cual se debatió el “Pacto por la Igualdad” e “integración hacia una estrategia de cadenas de valor inclusivas”.
La Cepal propone, entre otros puntos, avanzar hacia la integración regional a partir de una mayor articulación productiva entre los países. La ONU, desde 1952, empezó a aprobar resoluciones para el desarrollo económico integrado, el derecho a explotar libremente las riquezas y recursos naturales.
América Latina, felizmente, no es una potencia militar ni industrial, ni tecnológica, tampoco nuclear. Es una impresionante reserva de riqueza natural, con 500 millones de habitantes.
Frente a esta realidad, resulta valioso conocer la experiencia de Noruega, país donde el control de los recursos, empezando por el petróleo, está en la sociedad. Esto significa mayor pago de impuestos, cuentas claras de la gestión. Los altos ejecutivos aceptaron reducir sus ingresos.
¿Será posible comparar Noruega con América Latina? es una pregunta de la Universidad de Oslo, al mismo tiempo que plantea el diálogo. La base de la prosperidad económica de Noruega es la capacidad de reconciliar conceptos teóricamente incompatibles. Está edificada sobre la base de convenios colectivos para los trabajadores y las instituciones estatales de arbitraje.
Publicado: 11/05/2014