Jorge Zavaleta Alegre
La naturaleza es un aliado de la vida. Es la humanidad la que
provoca la alteración del paisaje o las
buenas relaciones entre sus habitantes. El Pacífico no obstante su implícito
reconocimiento por oceanógrafos, no cesa de ser presa de disputas y conflictos,
La Corte
Internacional de Justicia analiza la
delimitación marítima entre Perú y Chile.
El 16 de enero de 2008 fue
planteada la demanda. Desde entonces, Perú
presentó su memoria y Chile su contramemoria, luego las correspondientes réplicas
y dúplicas en audiencias públicas. La sentencia se conocerá el lunes 27 de enero de 2014.
La delimitación es un diferendo planteado por Perú respecto a la soberanía de una zona
marítima en el Pacífico de aproximadamente 37 900 km². Perú sostiene la no
existencia de un tratado específico de límites marítimos, en tano Chile considera
la existencia de tratados internacionales vigentes sobre la materia.
El área marítima en cuestión está entre el paralelo que cruza el punto donde
termina la frontera terrestre, en la línea de la Concordia («Hito 1» según Chile y el «Punto Concordia» según
el Perú) y la línea bisectriz a las perpendiculares a las costas chilenas y
peruanas.
La discusión pública sobre este tema se reactivó en 2005,
cuando el Congreso del Perú comenzó a tramitar un proyecto de ley sobre
determinación de las líneas de base de dominio marítimo hasta la distancia de
200 millas marinas, utilizando una línea bisectriz, limítrofe con Chile; dicha
ley fue aprobada y promulgada el 3 de noviembre de 2005. El 16 de enero de 2008
el Perú, inició el caso en la Corte Internacional de Justicia.
La posición peruana es que Chile y el Perú nunca habrían
firmado un tratado específico. Los
instrumentos firmados en 1952 y 1954 corresponderían a acuerdos de una
"Conferencia sobre Explotación y Conservación de las Riquezas Marítimas
del Pacífico Sur", para resguardar los recursos marinos de flotas
extranjeras.
La Declaración de Zona
Marítima de 1952, firmada por delegados de Chile, Ecuador y Perú, define como
zona marítima de un país las 200 millas medidas desde la costa. En caso que se
encuentren islas, la zona marítima queda limitada por el paralelo, pero no
define que sucede cuando las 200 millas se superponen. Entre Chile y Perú no se
encontrarían islas en las 200 millas.
Para el Perú, el acuerdo de 1954, firmado por delegados de
Chile, Perú y Ecuador, denominado "Convenio sobre Zona Especial Fronteriza
Marítima", sería sólo un convenio para facilitar la pesca artesanal y no
un tratado de límites.
La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados,
señala que "Un tratado deberá interpretarse de buena fe conforme al
sentido corriente que haya de atribuirse a los términos del tratado en el
contexto de estos y teniendo en cuenta su objeto y fin".
El Perú no reconoce los tratados de 1952 y 1954 como tratados
de límites marítimos ni con Ecuador, ni con Chile. La posición peruana, sobre la inexistencia
de tratados de límites marítimos con Chile, se vería reforzado por la fijación
de límites entre Perú y Ecuador que habría ocurrido en 2011. Ecuador y Perú
firmaron notas diplomáticas idénticas en las que se fija la frontera marítima, sin mencionarse
a los acuerdos de 1952 y 1954.
La Asamblea Nacional del Ecuador no se ha pronunciado, ratificado ni denunciado
ningún tratado internacional sobre límites marítimos. Sin embargo, Ecuador y
Perú registraron este acuerdo de manera conjunta ante las Naciones Unidas como
tratado de delimitación de frontera marítima.
En noviembre de 2012, Ecuador y Perú firmaron una declaración
presidencial conjunta sobre reconocimiento internacional del golfo de Guayaquil
como «bahía histórica», en la cual se indica que el acuerdo suscrito en mayo de
2011 mediante notas reversales era uno «sobre límites marítimos».
El Perú estaría en
contradicción, al manifestar que con Ecuador existen los límites y están
determinados, en virtud de los convenios de 1952 y 1954, suscritos por los 3
países, y que respecto de Chile son solamente acuerdos pesqueros. El Acta de
Brasilia de 1998, acordada por los presidentes del Perú y Ecuador, se expresa
que «quedan resueltas en forma definitiva las diferencias fronterizas entre los
dos países”.
Ecuador y Colombia definieron sus límites marítimos con los instrumentos
que firmaron en 1952 y 1954. Chile y el Perú firmaron los mismos instrumentos.
Perú solicitó a Chile, durante los años 2000 y 2004, negociaciones tendientes a firmar un tratado
de límites marítimos, ante lo cual Chile respondió en el año 2004 que los
acuerdos de 1952 y 1954 constituyen tratados de límites marítimos entre ambos
países.
La Corte Internacional de La Haya tiene varios antecedentes en LAC sobre solución de
diferendos en tanto los países suscribieron el Tratado Americano de Soluciones
Pacíficas (Pacto de Bogotá) de 1948.
Otra situación pendiente para el Tribunal de la Haya es la Mediterraneidad
de Bolivia: la situación es entendida en Chile como una dificultad para
resolver el problema de la mediterraneidad boliviana si decide otorgar una
salida al mar por Arica. En el Perú se considera que la solución para la
demanda boliviana por Arica, sólo será posible cuando esté resuelto el tema de
la delimitación marítima. Por otra parte, en Bolivia ha surgido el
convencimiento de que la solución del diferendo limítrofe podría ser resuelta
conjuntamente con el problema del enclaustramiento marítimo boliviano, es
decir, que se llegue a un acuerdo que pueda resolver los problemas que, desde
el siglo XIX, no han permitido una verdadera integración en la región.
EL DESARROLLO ES LA
MEJOR JUSTICIA
Existe entre otros proyectos el Anillo Energético Sudamericano, que une a los
estados de América del Sur para la producción de energía y su suministro. Esta
propuesta ha estado en tela de juicio debido a la inestabilidad política de
Bolivia, se vería completamente imposibilitado en el caso de un conflicto mayor
entre Chile y Perú.
En síntesis, en el Tercer Milenio, las fronteras territoriales siguen siendo barreras que limitan la buena vecindad. La
complejidad de estas demandas, no son de
preocupación de los pueblos, porque, valgan verdades, en las pequeñas aldeas de
las fronteras de América, sus pobladores
viven más cerca del olvido secular del Estado, en tanto en las capitales
se mantienen las crecientes demandas
geopolíticas, que no esconden eventuales
comercio de armas y otras amenazas contra la paz.