Julio Andrés Rojas Julca*
Lima. La
calle es un espacio que tiene algunos riesgos para las personas que a diario
transitamos por ella. Sin embargo, muchos niños, niñas y adolescentes pasan
gran parte de sus vidas en ella, y que se
convierte en obligado refugio, lejos de sus hogares a causa de maltrato,
indiferencia o desprotección. En otros casos, porque trabajan en la vía pública
o están en situación de mendicidad. Esta condición los convierte en niñas,
niños y adolescentes en situación de calle.
La presencia
de los menores de edad en la calle nos reporta carencia de los cuidados parentales y una situación
de evidente desprotección, atención que parte del Estado se convierte en
prioritaria en el marco del rol tutelar. Yachay,
palabra quechua que en español significa “aprender”, es un Programa Nacional
del Perú, con la rectoría del Ministerio
de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables. Está dirigido a la atención integral de los menores que viven en calle con el objetivo de restituir
sus derechos, a través del fortalecimiento de sus vínculos con la familia, la
escuela y la comunidad.
Yachay nació en setiembre del año pasado por Decreto Supremo
005-2012-MIMP.Articula acciones con los diferentes servicios y programas
orientados a la atención integral para la restitución de los derechos de niñas,
niñas y adolescentes en situación de calle en el marco de políticas nacionales
expresadas en el Plan Nacional de Acción por la Infancia y la Adolescencia
2012-2021 y Convenios Internacionales vinculantes sobre las peores formas de
trabajo infantil. Inicio sus acciones en Lima e Iquitos, ciudades
con la mayor población infantil
y más casos de explotación y mendicidad.
Se extenderá a 14 ciudades
Yachay - Apreder, se propone la restitución de los derechos
de este sector de la población, lo que implica el
desarrollo de sus capacidades y potencialidades. Es generar oportunidades para
superar la desprotección familiar así como la indiferencia social frente a niños,
niñas y adolescentes que viven en las arterias de la ciudad bajo el peligro de
la violencia cotidianas.
Busca, pues, fortalecer los vínculos con la familia, en tanto ello no conlleve
un riesgo para la integridad física y/o psicológica del menor.
Asimismo busca acercar al niño, niña o adolescente a la
escuela a través de acciones de reforzamiento y becas de estudios, promoción del cambio ocupacional del
adolescente, la inclusión en redes de
soporte social, mejora de ingresos
familiares y actividades culturales, recreativas que posibiliten la integración
al barrio y contribuyan a humanizar las relaciones de la ciudad.
La metodología de intervención del educador de calle propone el contacto
con las niñas, niños y adolescentes en situación de calle en el lugar donde se
encuentran: calle, plazas, mercados, etc., cambia la lógica de intervención del
Estado acercando los servicios a la población, para ello determina las zonas de intervención
previo conteo y reconocimiento de la misma, ello implica el contacto con las
organizaciones u autoridades de la zona, así como la identificación de los
perfiles y rutinas de las niñas, niños y adolescentes de las zonas de estudio.
Durante el periodo
de contacto, establece un vínculo de confianza que se fortalece día a día y es
este el que permite obtener los resultados que se esperan de la intervención,
ya que el educador se convierte en un referente para la niña, niño y el
adolescente y su familia, por tanto valorarán y aceptarán lo que el educador
plantea para que mejoren sus vidas.
En ese sentido, la
premisa inicial de la intervención es que todos los padres y madres quieren a
sus hijos e hijas, y si ellos se encuentran realizando actividades que los
ponen en riesgo, ello es producto del desconocimiento, de aprendizajes previos
incorrectos, de patrones culturales aplicados en contextos inadecuados o debido
a la necesidad de enfrentar una crisis económica familiar.
A partir de esta
premisa el educador de calle que contacta con la niña, niño o adolescente
identifica sus necesidades y desarrolla actividades lúdicas y educativas
dirigidas a reducir sus horas en calle siendo el centro de referencia una
importante mecanismo para tal fin; de forma paralela serán cubiertas las
necesidades de identificación (DNI), atención médica, acceso y permanencia en
la escuela, programa de alimentación, entre otros.
De igual modo, se
coordina con las Defensorías Municipales - DEMUNA y otros servicios para
brindar atención especializada y de ser el caso atender otras problemáticas que
afecten al niño, niña o adolescente. Asimismo, con la finalidad de promover el
uso adecuado del tiempo libre se facilitará el acceso a programas de deporte y para ello el trabajo
con el municipio resulta de importancia.
El contacto y
trabajo con la familia, está presente en la metodología de intervención a fin
de fortalecer los vínculos con la misma y de ser el caso gestionar el acceso
a mecanismos que le permita mejorar sus
ingresos con la condición de que el niño deje de trabajar o mendigar (meditante
un aporte semilla, acercamiento y acceso a programas sociales de acceso al
empleo, etc.)
En el caso de los
adolescentes la propuesta contempla el acceso a servicios de formación técnicas
laborales y deportivas (becas), que permitan al adolescente, dentro de la edad
permitida para el trabajo, mejores condiciones para desempeñar una actividad
laboral.
*Dr. en Educación, Sociólogo, autor de ensayos y libros sobre
el Desarrollo Sostenible desde los gobiernos locales. Actualmente es el primer viceministro de Poblaciones Vulnerables del Perú.