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miércoles, 13 de febrero de 2013

Nagoya 2014. Unesco, en busca del paradigma perdido


Jorge Zavaleta Alegre Periodista
Este fin de mes, Lima será sede de un encuentro internacional sobre educación, con miras al Congreso Mundial de la Unesco de 2014, en Aichi, Nagoya, Japón.
Este foro puede explicar cómo América Latina va convirtiéndose, como consecuencia de la crisis global, en un referente para entender y emprender una nueva relación entre los seres humanos y su hábitat.
La Tierra, como nunca en la historia de la humanidad, está en peligro. Los cambios sociales y climáticos requieren de una nueva forma de pensar y actuar con respecto al mundo que nos rodea.
Bajo esta perspectiva, el Perú  convoca a un conjunto de instituciones para analizar la educación en función del desarrollo sostenible, con el auspicio  técnico y científico   de la Universidad de las Naciones Unidas, Unesco y del Instituto Peruano del Pensamiento Complejo Edgar Morín (IPCEM).
El programa por desarrollarse en Lima entre el 27 de febrero y el  2  de marzo incluye en la agenda la biodiversidad, la pluralidad cultural, la reducción de riesgos ambientales, la lucha contra la pobreza y el urbanismo sostenible, con aportes  de los centros regionales de competencias en educación (RCE).
¿Qué entendemos por la educación para el desarrollo sostenible? ¿Qué logros hemos obtenido en la Década de la Educación para el Desarrollo Sostenible? ¿Cuál es la responsabilidad individual y colectiva?
La directora del IPCEM, Teresa Salinas, explica que la función de este instituto es promover una articulación entre el Estado, los centros educativos, las universidades y los medios de comunicación,
La creación del IPCEM en el Perú, hace dos años, es un aporte a la investigación sobre las condiciones históricas de la biodiversidad y cómo canalizar las iniciativas que surgen de cada realidad regional.
La citada especialista manifiesta que, según el filósofo francés Edgar Morín, tan presente en el mundo académico, la ciudadanía debe  encontrar cuál es nuestro rol como ciudadanos, tratar de que la gente cambie el pensamiento reductor y depredador.
Se trata de reencontrarnos con nosotros mismos como personas y, en cuanto ciudadanos y seres sociales, también con nuestra naturaleza para enfrentar las crisis gestadas por el ser humano.
Los problemas ambientales son producto de un modelo económico, de un modo de educar, de un modo de pensar el mundo.
El progreso ha entrado en una dinámica insostenible y de consumismo, de destrucción de la naturaleza, de pérdidas de valores, y no se sabe a dónde vamos.
En el mundo, los monopolios lucran con la educación, la alimentación, y han abierto más brechas sociales. Si perdemos las capacidades de biodiversidad que tenemos, perdemos todo, advierten los expertos en diferentes foros.