Jorge Zavaleta Alegre Periodista
Asháninka, un pueblo que lucha por su libertad. Este es el título de una película dirigida por el escritor y periodista José María Salcedo, que aborda la epopeya de un pueblo que enfrentó a la invasión de organizaciones terroristas en las décadas del 80 y 90 del siglo pasado.
Reconstruye una historia muchas veces ignorada o tergiversada ya sea desde la óptica urbana, política y de las propias culturas nativas, que siguen buscando soluciones integrales para proteger los recursos naturales de la Amazonía.
El filme, que dura cinco horas, es una producción esencialmente testimonial, de víctimas y protagonistas de una guerra a veces fratricida, que tuvo como escenario la selva central del Perú.
Es también la historia de una ficción que rebasa la contundencia de la realidad, protagonizada por artistas de trayectoria del cine y la televisión, filmada en el Perú, España y EE UU.
La película enriquece el denominado concepto del cuarto cine latinoamericano, que bien lo sustenta el critico J. Zavaleta Balarezo, con una serie de estudios difundidos en universidades de Pittsburgh, Boston y Arkansas.
Los artistas que más destacan –entre asháninkas, religiosos misioneros, y profesionales del cine– son Santiago Contoricón, Yessica Sánchez Comanti, Gerardo Zamora, el sacerdote Teodorico Castillo Ofm; además de Eduardo Cesti, Reynaldo Arenas, Sor Hermilia Duárez, Ricki Tosso.
Destaca asimismo la singular participación de la Orquesta Sinfónica y del Coro Nacional de Niños del Perú y la dirección musical de Abraham Padilla que rescata los sonidos de una naturaleza aún poco conocida en el planeta globalizado.
En la obra se confirma informaciones de entidades internacionales como la inglesa Bien Común, que ve a la Amazonía como un cuerpo humano, en el cual más de cincuenta comunidades vendrían a ser el corazón.
En efecto, son la parte vital del país, que cultivan alimentos preservados por siglos, y aportan a la cultura nacional con su canto, música, narrativa y poesía, arte textil y artesanía.
También allí se atestigua la solidaridad de aquel pueblo amazónico y sus esfuerzos para distribuir mejor la riqueza, interviniendo en la carreteras, puentes, colegios, donde antes el Estado era un fantasma.
El ministro de Cultura, Luis Peirano, al presentar recientemente el filme señaló que así como se ha revalorado la cultura andina, igual tarea corresponde al mundo amazónico.
Esta opinión coincide con el Nobel Gabriel García Márquez, quien en Amazonía sin mitos, señala que por mucho que pueda importar al mundo la conservación de la Amazonía, a quienes más importa es a los países amazónicos.
Por consiguiente, el problema, como lo plantea la película Asháninka, debe ser debatido por ellos, en sus propios términos, con respaldo del Estado, científicos extranjeros y organizaciones internacionales.
Fecha:18/10/2012