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miércoles, 5 de octubre de 2011
PAPELDEARBOL: LAS OTRAS CARAS DEL SENSACIONALISMO
PAPELDEARBOL: LAS OTRAS CARAS DEL SENSACIONALISMO: En nombre de la Libertad Jorge Zavaleta Alegre ¿Por qué las empresas periodísticas concentran hoy su mirada en el Perú, al igual que en ...
LAS OTRAS CARAS DEL SENSACIONALISMO
En nombre de la Libertad
Jorge Zavaleta Alegre
¿Por qué las empresas periodísticas concentran hoy su mirada en el Perú, al igual que en otros países latinoamericanos, donde los proyectos democráticos tratan de superar viejas estructuras y convencionalismos del poder tradicional?
Este mes, Lima es sede de una asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa-SIP, del encuentro la Asociación Internacional de Radiodifusión – AIR y referente de publicaciones económicas, preocupadas por la presunta inseguridad de la inversión privada, pero excluyen el sensacionalismo como el peor enemigo de los derechos humanos, empezando por la Libertad de Prensa.
El dinámico escenario internacional ha incentivado un nuevo amarillismo noticioso, liderado por la televisión de señal abierta. El cierre de uno de los diarios del imperio Murdoch, ha puesto en el debate el ejercicio de la libertad y recobran actualidad los antecedentes del magnate norteamericano William Randolph Hearst (1863-1951), desnudado en “Ciudadano Kane”, una de las obras maestras de la historia del cine, y que Hearst prohibió que se mencione en sus periódicos el estreno de la película.
"You provide me with the photographs, and I'll provide you with the war" – (Usted suminístreme las ilustraciones, que yo le suministraré la guerra). Fue la elocuente respuesta de Hearst al dibujante del ''Journal'', Rémington, quien desde La Habana a finales de 1897 telegrafió a su jefe diciéndole: "Todo está en calma. No hay problemas. No habrá guerra".
Este pasaje adquiere mayor connotación cuando el editor del “Journal”, Richard Harding Davis, tras la publicación de los dibujos de Rémington, dijo que nunca había visto que Herst llamara la atención o sancionara a los autores de noticias falsas y el se alejó para siempre de este empresario, que alcanzó lugares privilegiados en la vida política y financiera de los EEUU.
Pero no sólo las palabras escritas son sensacionalistas. Desde la década del noventa en el Perú se ha instaurado el género policial como forma y fondo de la pantalla chica, con el afán deliberado de subestimar o silenciar acontecimientos de interés colectivo, en desmedro de la ética y los valores de la convivencia social.
"Si no pasa nada, tendremos que hacer algo para remediarlo: inventar la realidad", afirmaba W.R Hearst, quien demostró que la prensa podía ser un terrible poder al que había que tomarlo muy en cuenta en la política y en los negocios.
Los mensajeros del sensacionalismo han impuesto un guión, que inclusive los políticos más lúcidos y honestos no encuentran mecanismos para proteger la esencia de la Libertad de Prensa. El país no es solo una lista de hechos policiales y de inseguridad ciudadana. Pues queda una salida: en aras del pluralismo económico, corresponde a los medios públicos convertirse en tribunas más abiertas y no ser administrados exclusivamente por el Estado sino con participación ciudadana.
El Consejo Nacional de los Derechos Humanos – CNDH ha solicitado la colaboración a la prensa para que el país participe en la elaboración del Plan Nacional de Derechos Humanos para el 2011-2016, que debe incluir entre otros puntos, la adecuación de la legislación peruana a las convenciones de derechos humanos suscritas. El tema de la prensa es vital sobre todo en esta época que la cibernética va restando vigencia de las fuentes convencionales.
Jorge Zavaleta Alegre
¿Por qué las empresas periodísticas concentran hoy su mirada en el Perú, al igual que en otros países latinoamericanos, donde los proyectos democráticos tratan de superar viejas estructuras y convencionalismos del poder tradicional?
Este mes, Lima es sede de una asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa-SIP, del encuentro la Asociación Internacional de Radiodifusión – AIR y referente de publicaciones económicas, preocupadas por la presunta inseguridad de la inversión privada, pero excluyen el sensacionalismo como el peor enemigo de los derechos humanos, empezando por la Libertad de Prensa.
El dinámico escenario internacional ha incentivado un nuevo amarillismo noticioso, liderado por la televisión de señal abierta. El cierre de uno de los diarios del imperio Murdoch, ha puesto en el debate el ejercicio de la libertad y recobran actualidad los antecedentes del magnate norteamericano William Randolph Hearst (1863-1951), desnudado en “Ciudadano Kane”, una de las obras maestras de la historia del cine, y que Hearst prohibió que se mencione en sus periódicos el estreno de la película.
"You provide me with the photographs, and I'll provide you with the war" – (Usted suminístreme las ilustraciones, que yo le suministraré la guerra). Fue la elocuente respuesta de Hearst al dibujante del ''Journal'', Rémington, quien desde La Habana a finales de 1897 telegrafió a su jefe diciéndole: "Todo está en calma. No hay problemas. No habrá guerra".
Este pasaje adquiere mayor connotación cuando el editor del “Journal”, Richard Harding Davis, tras la publicación de los dibujos de Rémington, dijo que nunca había visto que Herst llamara la atención o sancionara a los autores de noticias falsas y el se alejó para siempre de este empresario, que alcanzó lugares privilegiados en la vida política y financiera de los EEUU.
Pero no sólo las palabras escritas son sensacionalistas. Desde la década del noventa en el Perú se ha instaurado el género policial como forma y fondo de la pantalla chica, con el afán deliberado de subestimar o silenciar acontecimientos de interés colectivo, en desmedro de la ética y los valores de la convivencia social.
"Si no pasa nada, tendremos que hacer algo para remediarlo: inventar la realidad", afirmaba W.R Hearst, quien demostró que la prensa podía ser un terrible poder al que había que tomarlo muy en cuenta en la política y en los negocios.
Los mensajeros del sensacionalismo han impuesto un guión, que inclusive los políticos más lúcidos y honestos no encuentran mecanismos para proteger la esencia de la Libertad de Prensa. El país no es solo una lista de hechos policiales y de inseguridad ciudadana. Pues queda una salida: en aras del pluralismo económico, corresponde a los medios públicos convertirse en tribunas más abiertas y no ser administrados exclusivamente por el Estado sino con participación ciudadana.
El Consejo Nacional de los Derechos Humanos – CNDH ha solicitado la colaboración a la prensa para que el país participe en la elaboración del Plan Nacional de Derechos Humanos para el 2011-2016, que debe incluir entre otros puntos, la adecuación de la legislación peruana a las convenciones de derechos humanos suscritas. El tema de la prensa es vital sobre todo en esta época que la cibernética va restando vigencia de las fuentes convencionales.