Páginas

jueves, 4 de agosto de 2011

MACHU PICCHU Y OTROS DESTINOS

Jorge Zavaleta Alegre
Lagunas del Callejón de Huaylas
  •  Desde las alturas de Machu Picchu, después de un siglo de ser descubrimiento a los ojos del mundo, se constata que la pobreza sigue siendo el principal denominador de la mayoría de los habitantes del mágico Cuzco. Junto con Neruda, la gente se pregunta: ¿Piedra sobre piedra/el hombre dónde estuvo?
Hace cinco años, un proyecto de rescate del Centro Histórico de la Ciudad Imperial - a cargo del Centro Bartolomé de las Casas, con la documentación municipalidad y los recursos financieros del canje de deuda de Italia - evitó la ruina total de las principales casonas, que muchos turistas aún no perciben porque las puertas de esos conventillos permanecen cerradas, y sus ocupantes transcurren en la penumbra.
Más allá de esas céntricas manzanas urbanizadas por los primeros conquistadores españoles, el drama se extiende a la margen derecha del Huatanay, río que en las épocas de lluvia arrasa puentes y viviendas de pobladores que viven entre montañas de residuos sólidos, no obstante la prédica ecológica de las autoridades públicas.
Inventarios de diferente procedencia coinciden que el turismo puede ser una bendición para acabar o aumentar la marginalidad. En el Valle de Urubamba donde se ha concentrado la inversión privada en hotelería, no existen mayores oportunidades para los agricultores y artesanos.
Los recursos del canon minero y los llamados presupuestos descentralizadas y participatorios no han incidido en mejores condiciones para los habitantes de las provincias altas. El turismo rural comunitario solo es un enunciado. No existen esfuerzos de planificación y concertación públicos-privados para generar nuevos destinos turísticos, tales como Choquequirao y Quillabamba al norte y Andahuaylillas o Pacaritambo al sur.
El valor de Machu Picchu será relativo, conforme pasen los años. Gracias al desarrollo de la comunicación virtual, esta maravilla arqueológica no requiere ya de una visita in situ. El Turismo en tiempos modernos tampoco se centraliza en un solo lugar. Desde esta perspectiva, la integración de UNASUR, es clave. El número de turistas de Europa y EEUU se reducirá porque esa parte del mundo atraviesa por severas crisis. La nueva oportunidad está en los nuevos destinos turísticos, considerando al Perú como un todo, articulado a los países vecinos. En este sentido la OGD Cusco, nos ofrece lecciones a seguir y aprender.
El circuito del Norte peruano, que incluye Trujillo, Chiclayo, Cajamarca, Chachapoyas, Tarapoto, demanda creatividad para convocar a ecuatorianos y colombianos. Ancash, Huánuco, Ucayali y Loreto pueden acercarse mejor a las fronteras norte y centro del Brasil. El sur peruano (Cusco, Puno, Arequipa, Moquegua, Tacna) a Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay. Lima, tiene sus propios mecanismos como capital, pero no puede seguir absorbiendo, irracionalmente, los recursos generados por las otras regiones.

Ciudad de Choquequirao, Cuzco
El turismo interno, con una economía inclusiva, será en el futuro el gran sostén del desarrollo nacional. Impulso a la empresa familiar, mejores canales para el flujo de las remesas del Norte y promoción de las industrias culturales (cine, música, danzas, gastronomía, prensa libre y creativa) son elementos muy bien aprovechados en otras latitudes.