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viernes, 10 de diciembre de 2010

Imágenes del Perú, según Mahlon Barash

Jorge ZAVALETA ALEGRE, Lima
Imágenes de Huamalíes y otras regiones del Perú, es el título de una reciente publicación, en español e inglés, del norteamericano, de origen lituano, Mahlon Barash, quien revive la trascendencia de la fotografía,  en un siglo en que la imagen domina al texto. La  prensa gráfica que apareció en Inglaterra con el Ilustrated London News en 1842. Continuó en L’Illustration en Paris. Die Illustrierte Zeitung en Leipzig. A Illustraçao en Portugal. España 1857 en La Ilustración Española y Americana. En los Estados Unidos en 1864, en la revista Harpers’ Weekly, procedimiento que fue usado en el Perú en la revista pionera de la ilustración periodística, El Correo del Perú, según  Juan Gargurevich Regal.
Sra. Berrospi, Monalisa de Huamalíes
El libro de Barash enriquece la historia gráfica del Perú. Empezando por la carátula: una comunera con una sonrisa dulce y universal como la de la Mona Lisa. Es un trabajo, en dos etapas: dos años inolvidables, de 1965 a 1967, que como miembro del Cuerpo de Paz, organización fundada por J.F.Kennedy, lo llevó  a construir nueve escuelas junto con  comuneros de los caseríos de Huamalíes, Morca y Llata.
Después, como especialista en microfinanzas para viviendas rurales, vuelve a fotografiar  sus actividades en el Banco de la Vivienda, entre 1978-72, durante el primer gobierno del Presidente Fernando Belaúnde, con quien logró una estrecha amistad, y recogió la visión de un viajero apasionado..
J.F.Kennedy, fundado de Cuerpo de Paz

Las 72 fotografías que presenta Mahlon Barash son un testimonio del esfuerzo colectivo de varias y ciudades del territorio nacional: Huánuco, Huancayo, Arequipa, Lima “que revelan acciones de un país en búsqueda de nuevas y esperanzadoras perspectivas de vida”
M.Barash
“Fue un honor trabajar con ellos. Quiero expresar mi gratitud y admiración especiales para la gente de Morca. Con la colaboración financiera de una escuela socia en los Estados Unidos, construyeron una nueva escuela que hasta hoy sirve a los niños de la comunidad y espera que a través de estas fotografías haya podido recoger el espíritu comunal y la dedicación de los comuneros”.
El autor considera que este libro no hubiera sido posible sin la colaboración y apoyo de varias personas, empezando por otro miembro del Cuerpo de Paz; Richard Cacchione Amendola, peruanista, bibliógrafo y poeta; y la edición auspiciada por la universidad peruana Ricardo Palma.
Cada una de las 72 imágenes está asociada a una historia. Las fotografías en blanco y negro son raras en estos días de la era digital de registros a color. El contenido no es tan común, pues son imágenes captadas entre veinticinco y cuarenta años atrás. Veintiséis vistas han sido mostradas en ocho exhibiciones, entre 1983- 1991– en ciudades de Estados Unidos, Bolivia y Perú. Debido a las regulaciones de seguridad del gobierno norteamericano (durante la época de Sendero Luminoso), el autor solo pudo asistir a la muestra de Arequipa.
Barash recuerda al Presidente Belaúnde porque  lo conoció personalmente durante casi 30 años. La primera vez lo encontró en Washington DC, en 1974, cuando era un profesor visitante en la Universidad George Washington, durante su exilio después del golpe de estado en 1968. Invitó al arquitecto y a su esposa, Violeta, a su casa para cenar,”nunca esperando que iban a venir”. Para su sorpresa, llegaron y este encuentro fue el comienzo de una larga y gran amistad. Tuvo la oportunidad de estar en el Perú cuando Belaúnde inició su segunda campaña para presidente en 1978. 
Arq. Fernando Belaunde, en Huánuco 1966
La última vez que lo visitó fue en el 2001, a pocos meses que su esposa Violeta, experimentada fotógrafa, había fallecido, y él estaba muy deprimido.
Las fotos Mahlon Barash, hablan por sí solas. Se trata, además, de una lectura amena porque cada escena tiene anécdotas personales y colectivas, cuya lectura nos lleva a exaltar la identidad del poblador del ande, que José María Arguedas destaca “En todas las sangres”. Una buena ocasión para recordar a Martín Chambi Jiménez (1891 – 1973), el primer fotógrafo indígena de América Latina, nacido en Coaza, Lago Titicaca y se desarrolló en el Cuzco. A Teófilo Hinostroza (1914 -1991), de Colcabamba, Tayacaja, consideraado el Chambi del centro del Perú". Y a Mario Testino (Lima, 1954), que  logra el reconocimiento internacional, fuera de las murallas de su país.
Galería de fotos del Libro Imagénes del Perú:
Foto 40: La firma de la Señora Berrospi, Morca, 1967 (Carátula del libro)
La Señora esta firmando la carta comunitaria de agradecimiento al Colegio Spoede, St. Louis, Missouri cuyos estudiantes colectaron $1,000, para ayudar en La contracción de una escuela comunitaria para Morca, un caserío de aproximadamente 50 habitantes. Los comuneros contribuyeron con materiales y mano de obra local. La Sra. Berrsopi obviamente tiene gran orgullo en el hecho que se puede firmar su nombre. El presidente del Comité de Desarrollo Comunal, Filomeno Figueroa, mira atrás.
40) Mrs. Berrospi's signature, Morca, 1967 (book cover)
The “señora” is signing a community letter of thanks to the Spoede School, St. Louis, Missouri whose students collected $1,000 to help build a community school for Morca, an indigenous highland community of about 50 people. The comuneros (community members) contributed local materials and labor. She clearly has great pride in the fact that she is able to sign her name. The President of the Community Development Committee, Filomeno Figueroa, looks on.

Arado o chaquitaclla
53) El Arquitecto de Esperanza, Huánuco, 1966
El Presidente Fernando Belaúnde Terry a un encuentro en Huánuco. Con el lema “El pueblo lo hizo” restableció la tradición incaica de la minka.
Foto de JF Kennedy. 1961. Washington DC (Archivo Papel de Arbol)
Foto 42) Arados de Pie Incaico Moderno, Hualgoy, distrito de Llata 1966. La chakitaklla (literalmente “pie de arado” en Quechua, el idioma indígena local) es básicamente un palo de excavar modificado. El cuchillo es un muelle de carro o camión hecho plano y ancho. El pedal esta atado al haza y al palo con cuero en hilo. Se empuja con el pie al pedal para mover la tierra y luego jalando hacia atrás. Estos hombres están laborando para ganar dinero con el fin de comprar listones para la escuela comunal. Chakitakllas un poco mas largas que un hombre fueron usados en tiempos incaicos como se puede verificar el los dibujos de Felipe Guaman Poma de Ayala en su libro, El Primer Nueva Crónica y Buen Gobierno. Sin embargo, estos chakitakllas son mucho mas largo – casi 5 metros de largo. “…grupos de indígenas quienes cortan surcos con sus chakitakllas en desafió de la naturaleza exprimir una existencia de la tierra renuente. Desentierran, tiran atrás, retroceden – el ritmo sigue incesantemente mientras suben lentamente en la chacra vertical. Son seguidos por otros hombres con azadones quienes destrozan los terrones recientes del césped estéril. Ni ellos ni sus antepasados, no conocían los andenes de sus conquistadores incaicos, porque esta gente vivía lejos del ombligo de los cuatro mundos del Tahuantinsuyo.”
42) Modern Inca Footplows, Hualgoy, district of Llata, 1966. The chakitaklla (literally "footplow” in Quechua, the local indigenous language) is basically a modified digging stick. The blade is a flattened and flared car or truck spring. The paddle is tied to the handle and chef by rawhide. These men are working to earn money to buy rafters for the community school. The owner is standing watching them in the background. Such footplows (about the height of a man) were used in Inca times as verified in drawings from the book by Felipe Guaman Poma de Ayala, El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno. However, these chakitakllas are much longer -- nearly 5 m in length. "My eyes, wandering along the barren slopes, fall upon teams of indígenas (indigenous people) etching furrows with their crude plows -- and trying, in defiance of nature, to squeeze an existence from a reluctant earth. Dig, pull, step back -- the rhythm continues incessantly as they move slowly up the vertical field. They are followed by other workers with implements for shattering the fresh clumps of sterile sod. Neither they nor their ancestors knew of the terraces of their Incaic conquerors, because these people lived very far from the navel of the four worlds of Tahuantinsuyo."